Un mundo donde resolvemos la mayor parte de los problemas, con tan solo dar un clic y otro clic, hace que ese estilo de vida no pueda ser descartado; pero, sí cambiado. ¿Quién podría creerlo, eh?... cada servidor nos conecta el alma; y cada envío, cada recibimiento de información, nos desnuda la vida frente a ese universo digital.
Justamente, allí estaba él: un chico que siempre quiso ser diferente en cuanto a su manera de pensar e inventar, muy apasionado con la informática, la electrónica, la robótica y la lingüística… ese era Arthur, el joven que poseía sus inteligentes ideas en flujo como, tal cual lo haría una computadora de dos Terabit o de un Yottabit para procesar sus informaciones.
Pues, cada experiencia inicia en el parque Los inventores, donde Arthur le dice a Dom de forma dramatizada:
― En vez de ir a comer pizzas y helados, ¡hoy quiero hacer algo diferente, amigo!... ¡Prepárate para lo que viene! Te llevaré a conocer una de mis nuevas creaciones. Sabes que todo lo que tengo y, hasta lo que suelo ser, es diferente. ¡Mis padres piensan que soy de otro planeta, amigo!; pero, dichosamente, esta es la parte que me toca vivir.
― ¡Vamos, amigo, cuéntame algo por adelantado! ―le dijo Dom suplicándole.
― ¡No te adelantes, amigo! ¡Muy pronto lo sabrás! ―le expresó Arthur para que su curiosidad continúe sin irse. ― ¡Vámonos, es hora de que conozcas lo que se esconde en mi laboratorio!
― ¡Pues, allá vamos, amigo! ―le dijo Dom a Arthur mientras se emocionaba― ¡Esto estará, súper divertido!...
Cuando llegan al lugar donde está el laboratorio, Dom observa que el lugar es cómodo, lleno de libros, artefactos, herramientas, computadoras de mesa, materiales de acero, mesas de ensayos con piezas de robots, servidores y redes informáticas, muchas tarjetas electrónicas de diferentes tamaños y formas, y varios trajes de trabajos. Arthur al verlo tan entregado, lo llama y le dice con una sonrisa e inspirado, mientras quita el plástico que está cubriendo su máquina:
― ¡Esta es la máquina de la que te hablé! ¡La llamo la “Locuaz”, porque habla muchísimo conmigo!
― ¡Es una computadora normal, amigo!... En vez de ir a comer pizza y helados, ¡¿me trajiste a ver esta simple computadora, con la que dices que hablas, amigo?!... ―le dijo Dom a su amigo Arthur mientras pensaba que era una broma para no ir a comer.
― ¡Eso es lo que crees, amigo; pero, no la es! ¡Es una súper computadora!; y estar aquí para decirte lo que va a continuación es mejor que eso. ―le contestó Arthur a Dom y, a la vez le aclaró todo.
― ¡Ah, sí! ¡Grandioso!, porque no le veo nada de súper, amigo. ―le dijo Dom en un tono desinteresado.
― ¡Y, sí habla conmigo! ¡Ya verás!: ¿cómo estás, Locuaz?... ―le aclaró a Dom, la conecto y le hizo una pregunta.
― ¡Muy bien. Señor Arthur! ¡Me alegro de escucharle! ―le contestó la computadora Locuaz a su dueño.
― ¡Gracias, Locuaz! ―le agradeció Arthur a Locuaz; y exclamó la realidad al frente de su amigo Dom. ― ¡Ves, te lo dije, amigo! ¡Y eso que te falta por conocerla!
― ¡Ah!... ¡Es impresionante, amigo! ¡Háblame más de ella: por qué la llamaste así, cómo funciona, qué le falta, qué utilizaste, qué hace … cuéntamelo todo, amigo! ―le dijo Dom a su amigo Arthur mientras se asombraba bastante y le hacía muchas preguntas.
― ¡Ha llegado el momento de explicarte, amigo! ―le dijo Arthur a Dom, mirando la grandeza de la Locuaz. ―Pues, la llamé así, porque tiene la capacidad de realizar cualquier tarea sin importar sus complicaciones. Además, tiene la capacidad de interactuar conmigo mediante un sistema de consciencia electrónica, donde duré cinco años implementándole las asignaciones para responder, actuar, buscar, comprender, razonar digitalmente ante cualquier flagelo de un ser humano; y, por eso es que, cuando ella detecta mis emociones o sentimientos, reacciona conforme al fenómeno del diálogo.
― ¡Súper, amigo! ¡Continúa! ―le dijo Dom muy intrigado a sus explicaciones.
― Lo que la conforma es un sistemas de codificación abecedario lingüística creado por mí, con el fin de aplicarle lo que desee y hacer de su particularidad la mejor codificación del mundo y, en mi lenguaje. Pues, la función de este lenguaje es entender los algoritmos, las sentencias y las sintaxis totalmente en español y sin límites de errores, puesto que hice que las expresiones matemáticas se disfrazaran como letras y no números, dándome el privilegio de trabajar mi imaginación al extremo y sin ninguna dificultad en los compiladores de los software… solamente, que el sistema responda a todo lo que yo le diga u ordene de una forma alargada hasta el tiempo. Es una programación que solamente la entiendo yo y las máquinas, puesto que cada entra y salida de la computadora es transformada a letras y principios de abecedarios.