La consentida del profesor

Capítulo 3


- Resultó ser que Ash es un tipo bastante cool.

- Espera un poco… ¿Ahora lo llamas Ash?

- No sé. Me dijo que lo llamara así.

- Ustedes dos sí que se atraen el uno al otro.

- Supongo que es un buen tipo.

- Ajá, sí, muy bueno. Prepárate para esta noche.

- Bueno, bueno. A ver qué me pongo.

- Con lo que seas estarás para partir cuellos.

Finalmente, decido ponerme un vestido beige.

- ¡Mírate, preciosa! ¿Estás intentando ensombrecerme a mí?

- Siempre.

 

 

Llegamos al Club Blue Opal y nos metemos entre la multitud para llegar a la barra.

El lugar está lleno, hay un montón de estudiantes y un ruidoso grupo de mujeres mayores haciendo un desmadre al final de la barra.

Un camarero guapo se nos acerca para pedirnos nuestra orden.

- Damas, ¿qué les puedo servir?

- Dos rones con coca – cola, por favor.

- De inmediato.

Veo que el marero fija su mirada en Claire un poco más antes de ir a por nuestros tragos.

- Alguien cree que eres linda.

- Tal vez lo agarre cuando tenga su descanso y me divierta con él en la bodega. Ahora, ¿qué te parece si encontramos a alguien para ti?

- Te avisaré si veo a alguien interesante.

- Sólo dilo y será tuyo.

- ¡Estás completamente loca!

El camarero vuelve con nuestras bebidas.

- Esta va por cuenta de la casa, damas. Por cierto, me llamo Michael, si necesitan algo más estaré por aquí.

Nos guiña el ojo antes de irse a atender a los demás clientes.

- No me molestaría restregarme con él en la pista de baile.

Pongo los ojos en blanco.

Ambas tomamos nuestras bebidas en ese segundo y brindamos. Tras tomar el primer trago siento la electricidad recorriendo todo mi cuerpo.

- ¡Vamos a bailar! – Grita Claire.

- ¡Después de ti! – Le hago una reverencia.

Claire me toma de la mano y me lleva a la multitudinaria pista de baile. A nuestro alrededor hay cuerpos sudorosos, todos se tallan y bailan unos con otros. Claire y yo comenzamos a bailar con la multitud y nos perdemos en el ritmo de la música.

- ¡Esto es muy divertido! – Le grito a mi amiga para que me escuche.

Bailamos unos buenos veinte minutos, pero rápido necesito un descanso de todos los cuerpos a mí alrededor.

- Voy a por otra copa, ¿quieres otra?

Asiente con la cabeza y me dirijo hacia la barra.

Todos los barmans están ocupados sirviendo a los demás clientes, y yo me quedo al final de la barra y espero.

- No va a venir, ¿lo sabes? – Me grita una de las mujeres mayores. Miro a la mujer mayor que me está hablando. Evidentemente está borracha. – Llevo una hora intentando llamar su atención.

- No parece que necesites otra copa.

- ¡Ah, no me digas! Tal vez deberías ocuparte de tus asuntos, niña.

- Tú eres la que empezó a hablar conmigo. Yo solo estoy observando que una mujer de mediana edad, muerta de borracha, está en un club con gente de veintitantos.

-Y yo veo a una niña miserable que no se sabe divertir. – Se le traba más la lengua mientras habla. – No pierdas tu juventud esperando a que pase algo, niña.

- ¿Por qué sigues hablando conmigo?

Sin esperar su respuesta y empezando a estar harta de todo, decido moverme al lado opuesto de la barra. No tomo mucho tiempo para que me arrepienta de eso.

- Hey, nena.

- ¿Qué estás haciendo aquí, Tyson? ¿Estás en una cita?

- No, todavía estoy soltero. ¿Tú viniste a una cita?

- No, todavía estoy soltera. Estoy aquí con Claire.

- No veo a Claire por aquí.

- Esta bailando con dos tipos guapísimos y estaba a punto de unirme a ellos.

- Ajá, sí, claro.

- ¿Qué quieres?

- Pensé que habías venido a saludarme.

- No tenía idea de que estuvieras aquí. Intento escapar de las extrañas mujeres que están al otro lado de la barra.

- Esperaba que pudiéramos hablar. No te quitare mucho tiempo.

¿Qué debería hacer?

- Bueno, sí, tienes diez minutos.

- Eso es suficiente.

- Rectifico, tienes tres minutos. ¿Dónde quieres que hablemos?

- Hay menos ruido fuera.

Le hago señas a Claire antes de salir del club con Tyson. Mis señas son en vano, veo a lo lejos que ya está ocupada en un rincón, besándose con un tipo. Parece que necesitaré que alguien me lleve a mi casa más tarde.

Una vez fuera espero a que él dé el paso de empezar a hablar, ya que lo ha propuesto él y no yo.

- Me da gusto haberte encontrado aquí esta noche.

- El reloj está sonando, Tyson. ¿Qué quieres?

- Te echo de menos, Anya.

- Vete a la mierda, Tyson. Rompiste conmigo de la nada y me lastimaste. ¡No te puedo perdonar por todo lo que me dijiste!

- ¿Qué es lo que te dije?

- Me rompiste el corazón y dijiste que era aburrida en la cama. Bueno, explícame por qué eres un grandísimo pendejo.

- No tienes que insultarme.

- Tienes un minuto antes de que te dé un puñetazo en la cara.

- ¿Cuándo te volviste tan grosera?

- Treinta segundos, Tyson.

- Bueno, cálmate. Reconozco que yo cagué esta relación.

- No tenemos una relación. –Recalco. – Ese tren ya pasó.

- Lo cagué todo, Anya, lo admito. Conocí a alguien y me entregué a la tentación. Pero te juro que termine contigo antes de hacer cualquier cosa con esa otra chica. Me equivoqué al haberte dejado, Anya. Te amo y lamento mucho las cosas que te dije.

- ¿Y ahora se supone que tengo que hacer? Ponerme de rodillas y besarte los pies? Pues te digo una cosa, Tyson. Es muy tarde. Tardísimo. Terminé contigo en el momento que me rompiste el corazón. No permitiré que me vuelvas a lastimar nunca más.

- Anya, por favor, escúchame.

- Se acabó tu tiempo, Tyson. Ve y busca otra tipa que aguante todas tus mierdas.




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