La consentida del profesor

Capítulo 9


- Ash, esa es tu… ¿madre?

- Anya, ¿qué haces aquí?

Ashton me ayuda a levantarme y me sostiene. Los dos parecemos igual de sorprendidos por vernos de nuevo.

- Vine con Claire.

- No sabía que habías vuelto.

- ¿No me vas a preguntar si estoy bien, hijo?

Ashton y yo nos giramos hacia su madre.

- Nunca estás bien, mamá, y de nuevo estás ebria.

- Apenas tomé cualquier cosa. El servicio aquí es terrible.

- ¿Por qué empujaste a mi amiga?

- Se metió en mi camino. Y no confío en ella.

- ¿Perdón? – Me quedo atónita.

Ashton se gira hacia mí y me susurra…

- No está en sus casillas cuando está ebria. – Se vuelve a dirigir a su madre. – Te voy a llevar a casa, mamá.

- Apenas estaba empezando a divertirme. ¿Por qué siempre tienes que arruinar la diversión?

- Los de seguridad los van a echar de aquí a los dos. Deberías de llevártela de aquí.

- Por eso estoy aquí, para llevármela. Me llamó mi amigo para venir a por ella. Perdón por su comportamiento.

- Estoy bien. Tranquilo, Ash.

- Te llamo más tarde.

- Suerte.

La madre de Ashton se recarga contra Ashton mientras salen del club. Se ve a Ash muy avergonzado. Me siento mal porque haya tenido que estar presente en esta situación.

- ¿Qué demonios está pasando aquí?

- ¡Claire!

- ¿Acabo de ver aquí a Ashton Decker?

- Vino a recoger a su madre.

- Espera… ¿me quieres decir que esa señora ebria que siempre está aquí es su madre?

Claire se queda ahí con una sonrisa amarga en la cara.

- No es nada gracioso. Su madre tiene un problema grave. Y el pobre de Ash tiene que encargarse de todo. – Le explico a Claire. – Ahora me siento mal por no haberlo ayudado.

- Si necesitara ayuda, te lo habría pedido. Ven conmigo a la pista de baile.

Me sobo las manos, esperando que se me reduzca el dolor de la caída.

- Bueno, una canción más.

- ¡Esa es mi amiga!

 

 

De camino al apartamento me empieza a doler la cabeza. Claire no ha dejado de hablar de Michael el del club.

- ¿Te enfadas si llamo a Jude?

- ¿Por qué habría de enfadarme?

- Pues, mencionaste películas y helado, y aunque eso suena increíble…

- ¿Extrañas al profesor sexy?

- Tal vez un poquito…

- Cállate. ¡Lo extrañas!

- No he tenido oportunidad de hablar con él.

- Vaaaale, ve a por tu travieso profesor.

- ¡Claire!

Claire abandona la habitación. Estoy sola y emocionada por poder escuchar de nuevo la voz de Jude. Es algo raro él cuánto lo he echado de menos. Me pregunto si él también me habrá echado de menos.

 

Anya, ¿llegaste a casa?

 

Sí.

 

Es un poco tarde.

 

Llegué hace unas horas, pero Claire me invitó a salir para distraer mi mente de todo.

 

¿Cómo te sientes?

 

Cansada, pero estoy bien.

 

¿Quieres que hablemos de eso?

 

Sí, pero no por teléfono.

 

¿Quieres venir a mi casa? Me encantaría verte. Te echo mucho de menos.

 

Me encantaría ir a tu casa, me cambio y voy.

 

 

 

Toco nerviosa la puerta de Jude. Nos vimos hace solo una semana, pero todo esto todavía es nuevo para nosotros. Si es que existe un nosotros.

- Qué rápida.

Apenas estoy entrando, y Jude me acerca hacia sí y me besa. Comprendo cuánto me echo de menos por lo rápido que intensificó el beso.

- Tus labios saben muy dulces. Estas muy sexy e irresistible. – Me besa tiernamente el cuello y me lame la clavícula. – Echaba de menos esto.

Muevo la cabeza para ver sus hermosos ojos.

- Te echo de menos.

- Vamos a hablar. – Lo miro raro. – Se que hay algo que te está inquietando, lo puedo ver. Sé que no nos conocemos tanto, pero puedo leer ese hermoso rostro.

- Mi madre tiene un nuevo novio, y se me hace un poco raro. Parece buen tipo, no me malentiendas. Pero es que no pensé que seguiría adelante después de lo de mi padre…

- ¿Es feliz?

- Es muy feliz.

- ¿Conociste a ese tipo mientras estuviste ahí?

- Sí, un poco. Estoy feliz por ella.

- Sé que seguro se te hace raro ver que continuó adelante con su vida… pero la gente sigue adelante. Eso no quiere decir que reemplace a tu padre, ni a ti.

- Lo sé.

- Estoy seguro de que tu madre está feliz por tener a alguien estable en su vida. – Sonrío un poco. – Echaba de menos esa sonrisa.

- Echaba de menos esos labios sensuales.

- No te voy a besar hasta que sonrías para mí.

- Eso es una tontería.

Jude se ríe de nuevo profundamente.

- Necesito saber que estás bien.

- ¿Y una sonrisa te lo demostrará?

- Sí, porque sé cuándo sonríes sinceramente.

Entonces comprendo que Jude sabe de mí mucho más de lo que le digo. Me gusta que haya puesto atención a mí y a mis movimientos. Me siento deseada. Y entonces sonrío.

- Ahí está esa sonrisa. – Jude pasa su dedo sobre mi labio inferior y lo jala hacia abajo. – Me encantaría hacer tantas cosas con esa carita.

- ¿Y qué te gustaría hacer, profesor?

- Todo tipo de cosas placenteras y traviesas.

- No tienes que decírmelo dos veces. Vamos, profesor.

- Cómo me gusta cuando me dices eso. Me moría por estar contigo de nuevo.

Me coge en volandas y me lleva a su habitación. Entramos a su habitación, y él cierra de inmediato la puerta y me presiona contra ella. Se queda ahí mirándome, y yo no puedo aguantar más el juego de la espera. Lo acerco a mí y lo beso.

Mis labios recorren su barba y su cuello hasta que llega al cuello de su camisa.




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