Desde su campamento al pie de la cordillera, Nuada observó las montañas, ingentes, majestuosas, cortadas por el estrecho Cuarto Paso que abría aquella inmensa masa de roca y nieve hacia un mundo nuevo y desconocido para él.
—¿Cómo es posible que no supiéramos de este lugar? ¿Por qué nunca nadie se preguntó qué había al otro lado de esta cordillera?— preguntó Calpar a su lado.
—No lo sé— suspiró Nuada—. Tal vez estábamos demasiado preocupados por lo que pasaba en el norte para dirigir nuestra mirada hacia el sur.
—Tal vez tuvieron suerte de que Bress no los descubriera nunca y los llevara a una vida de guerra y esclavitud— comentó el Caballero Negro.
—Dana dice que del otro lado hay una ciudad llamada Colportor, tan grande como Aros y Kildare juntas. Es allí donde probablemente tienen a Lug.
—¿Cómo supo ella de estas cosas?
—Obviamente encontró a alguien que conoce el sur y le dio esta información.
—¿Alguna idea de quién puede ser?
—No dice nada en su carta sobre el informante.
—Eso es extraño, ¿no te parece?
—Hay muchas cosas extrañas en este asunto, Calpar. Ese ataque en Cryma... no era natural.
Calpar asintió, serio.
—Si tenemos que pelear contra lo que hizo eso...
—Terminaremos masacrados— completó Nuada—. Estaba enojado con Lug por habernos dejado plantados en Faberland, pero ahora creo que tuvo buenas razones para aventurarse a intentar solucionar esto por su cuenta.
—Nos estaba protegiendo— asintió Calpar.
—Lamentablemente, parece que no le fue muy bien que digamos.
—¿Qué vamos a hacer, Nuada? Si ni siquiera Lug pudo con esto... ¿cómo vamos a enfrentarlo nosotros?
—No tengo idea— musitó Nuada—. El apocalipsis del Espiral finalmente se cierne sobre nosotros, y esta vez, no habrá profecía que nos dé esperanza de salvación.
Un mensajero cruzó corriendo el campamento hacia Nuada.
—¡Señor!— gritó—. ¡Señor! ¡Fynn está de vuelta!
—Envíalo a mi tienda— le ordenó Nuada—. Y busca a Zenir, Randall y Frido.
—Sí, señor— saludó el mensajero con una inclinación de cabeza.
Quince minutos más tarde, un preocupado Fynn entró en la tienda de Nuada. Acababa de volver de una misión de reconocimiento en el Paso, y lo que había descubierto no era muy alentador.
—¿Qué noticias nos traes, Fynn?— lo interrogó Nuada.
—El Cuarto Paso está custodiado, tal como dijo su hija, señor. Es un destacamento pequeño de cuatro o cinco soldados...
—Eso no es mucho— lo cortó Randall—. Podemos barrerlos y cruzar sin problemas.
—Calma, Randall, deja que Fynn termine— lo tomó Calpar del brazo.
—¿Qué más?— lo instó Nuada a continuar.
—Tienen un espejo.
—¿Un espejo? ¿Qué significa eso? ¿Es algún tipo de arma?— quiso saber Frido.
—No— explicó Fynn—. Es para comunicarse con otros destacamentos por medio de señales. Reflejan luz en los espejos y se mandan mensajes. Eso significa que hay más destacamentos a lo largo del Paso. Tal vez haya incluso guardias apostados en altura en las montañas, arqueros listos para atacar a cualquier intruso que se interne por el desfiladero.
—Pero podemos cruzar— insistió Randall—. Los Tuatha de Danann son los mejores arqueros de todo el Círculo, pueden defenderse de esos guardias.
—No desde abajo— negó Nuada con la cabeza—. Estamos en mala posición. Aun si lo intentáramos, diezmarían a más de la mitad de los nuestros.
—Tal vez podríamos cruzar por otro lado— propuso Frido.
—Los otros Pasos deben estar igualmente custodiados— explicó Nuada.
—No hablaba de los otros pasos, me refería a escalar las montañas, llegar hasta ellos por donde no se lo esperan— aclaró Frido.
—No sabes lo que dices, Frido— le respondió Randall—. Cruzar esas montañas sin siquiera conocer el territorio es suicida. Y aun si lo lográramos, tardaríamos más de un mes en llegar al otro lado con todo el ejército.
—Entonces, ¿qué? ¿Nos rendimos?— les gritó Frido, exasperado.
—No— negó Nuada con la cabeza—. Nadie ha hablado de rendirse. Necesitamos más hombres y una mejor estrategia. He enviado mensajeros a Aros y a Kildare. Esperaremos a su gente y atacaremos los Pasos.
—¿Y cuánto va demorar eso? ¿Un mes? ¡Nuestros amigos necesitan nuestra ayuda ahora— exclamó Randall.
—¿Y qué quieres que haga, Randall?— le gritó Nuada, irritado—. ¡Dana y Llewelyn fueron tras Lug y no sabemos nada de ellos! ¡Ana fue tras Akir y tampoco ha vuelto! ¿Quieres que siga mandando gente para que sea tragada por esa maldita cordillera y lo que sea que hay del otro lado? No, no más. Si vamos, entraremos con una fuerza respetable, con un ejército de todo el Norte. Es la única forma en que tendremos alguna oportunidad.
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Editado: 12.10.2019