La Conspiración del Espiral - Libro 4 de la Saga de Lug

OCTAVA PARTE: Mancomunados - CAPÍTULO 169

—Creo que ya hemos tenido suficiente por un día— declaró Dana, poniéndose de pie.

—No, esto todavía no termina— la contradijo Calpar—. Como dije antes, hay puntos oscuros en esta historia.

Dana se volvió a sentar.

—Aclararé lo que quieras— ofreció Lug.

—La que tiene que aclarar algunas cosas es Dana— dijo Calpar.

—¿Qué quieres saber?— le preguntó Dana.

—¿Quién te ayudó a cruzar al sur?

—Llewelyn nos teletransportó al Valle Verde y…

—No, no— la interrumpió el Caballero Negro—. Según entiendo, la habilidad de Llewelyn solo funciona si puede visualizar el lugar de destino, si lo ha conocido previamente, así que si es verdad lo que nos dices, alguien debió poner la imagen en la cabeza de Llewelyn, alguien que conocía bien el sur. Tan bien lo conocía, que te pasó información específica de sus ciudades y de los Pasos para que le escribieras la carta a tu padre con esos datos.

Dana se mordió el labio inferior y cruzó una mirada con Lug. Habían dejado a Cormac fuera del relato deliberadamente, pero Calpar era demasiado inteligente como para no notar que faltaban piezas en la historia, que faltaba un personaje.

—Durante el Concilio, Althem me hizo notar que no tenía sentido que hubiera cinco Pasos custodiados entre el norte y el sur, cuando ninguno de los dos lados tenía conocimiento de la existencia del otro. No mantienes pasos en las montañas si nadie va a cruzarlos— continuó Calpar—. Parece como si hubiese habido conexión entre las dos regiones en el pasado, y luego ese conocimiento fue de alguna manera borrado de las mentes de todos. De todos, menos de alguien que tú, Dana, contactaste para que te ayudara a cruzar y rescatar a Lug. Así que reitero mi pregunta: ¿Quién te ayudó a cruzar al sur?

—Avannon cruzó las montañas y secuestró a Akir, él tenía conocimiento…—intentó desviar el tema Lug.

—Pero Avannon no ayudó a Dana— intervino Nuada.

—Su nombre no es importante— dijo Dana.

—¿Entonces, por qué tanto ahínco en ocultarlo?— le espetó Nuada—. ¿Será que esta persona misteriosa es también la que está vigilando a Marga? ¿O son dos los nombres que no quieren revelar?

—Padre…—comenzó Dana, pero calló porque no se le ocurrió ninguna excusa para no confesar el nombre del último Antiguo vivo.

—Dices que borraste la memoria de Marga— se dirigió Nuada a Lug—. Me pregunto si tuviste ayuda con eso.

Lug no contestó.

—Así que tenemos a alguien cuya habilidad está relacionada con manipular memorias, alguien que seguramente es del norte, puesto que si están haciendo este esfuerzo por ocultar su identidad, es porque nosotros lo conocemos y seguramente no aprobamos su accionar— expresó Nuada—. Y si ha vivido tanto tiempo como para haber borrado la conexión con el sur en tiempos remotos, solo puede ser uno de los Antiguos. El único Antiguo que nunca fue encontrado ni durante ni después de la guerra, el único Antiguo cuyas habilidades nos son desconocidas…

—¡Cormac!— dedujo Calpar—. ¿Marga está al cuidado de Cormac?— inquirió desaprobadoramente—. ¡Quién sabe lo que esos dos pueden tramar juntos! Lug, debes decirnos dónde está. Ese hombre es peligroso— lo urgió.

—Cormac no es peligroso, y no permitiré que le hagan daño— les dijo Dana.

—Él nos ha probado ampliamente su lealtad— intervino Lug.

—Es muy fácil probar tu lealtad si puedes borrar las memorias de tus traiciones en tus víctimas— le retrucó Calpar.

—Manipular las memorias de otros era parte de su habilidad extendida, la cual perdió cuando Wonur fue devuelto a su prisión. Es por eso que debió combinar su habilidad con la mía para poder hacer el borrado de Marga— explicó Lug.

—¿Y esa es la garantía de su lealtad? ¿Que ya no tiene su habilidad extendida?­— se mofó Calpar.

—Ya que quieres todas las piezas de la historia— le retrucó Dana—, ¿por qué no me preguntas cómo hice para hacer que Cormac me ayudara? ¿Por qué no me preguntas cómo hice para encontrarlo cuando nadie sabía de su paradero?

Calpar se calló de pronto y frunció el ceño:

—¿Sabías de él?

—Así es, Calpar, sabía de él. Sabía de él porque ese Antiguo supuestamente peligroso al que tanto miedo le tienen, es el que ayudó a Lug a derrotar a Wonur.

—¡¿Qué?!— exclamaron Nuada y Calpar al mismo tiempo.

—Su lealtad es genuina— declaró Lug con calma—. No le importó perder su habilidad extendida con tal de ayudarme a encerrar de nuevo a Wonur.

—Cuando lo busqué para que me ayude a encontrar a Lug, lo convencí para que combináramos nuestras habilidades— explicó Dana—. Lo hizo y casi perdió la vida en el intento, pero cuando vio el estado en el que estaba Lug en su celda, no dudó un solo momento en aceptar acompañarme a rescatarlo.




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