La Constante Oculta de Roma

Capítulo 5: La Frecuencia Compartida

Victoria

El olor a polvo antiguo, incienso rancio y la desinfectante ferocidad del ozono se mezclaban en la oficina de Jake. La Pietra Nera de Sicilia estaba bajo mi microscopio, un bloque de mármol negro veteado con plata que parecía absorber la luz. Era hermoso y letal.

A mi lado, Samuel, el Agente de Luque, se había despojado de su chaqueta y su corbata, dejando a la vista una camiseta gris bajo el chaleco antibalas. El traje que había sido su armadura de orden ahora estaba arrugado sobre la silla de Jake. Por primera vez, se veía ligeramente descolocado, pero no desorganizado. La vena de su sien palpitaba, un sutil quiebre en su simetría perfecta.

Habíamos fallado. La culpa era una espiral fría en mi estómago. Perdimos diez minutos por elegir la opción correcta en lugar de la subversiva. Mi mente, entrenada en la precisión del universo, había caído en la trampa de la obviedad.

—La piedra de Soberbia, calcita... la piedra de Envidia, Pietra Nera —murmuré, golpeando los datos en la pantalla. Estaba sumida en el análisis de la frecuencia.

El Teólogo había usado una frecuencia de resonancia completamente distinta. Cada material tiene su propia frecuencia natural. El Teólogo estaba ajustando su arma a la composición química del material objetivo, como si estuviera sintonizando una radio mortífera.

—Si la próxima víctima es Envidia, el Teólogo utilizará el mismo mármol, o uno similar, para su siguiente firma —dije, sintiendo la rabia de la frustración—. Pero necesito la ecuación que conecta estos dos materiales. Necesito saber si el patrón de frecuencia es lineal, exponencial, o si sigue una progresión Fibonacci.

Samuel, que hasta entonces había estado de pie con las manos detrás de la espalda —una pose que gritaba disciplina militar—, se inclinó sobre la mesa. Su aliento cálido rozó mi nuca, y me tensé.

—Doctora Rossi. Se está enfocando en la física del mármol, pero no en su valor.

Me giré, exasperada por su simplicidad. —¿Y qué? La Pietra Nera es costosa, sí.

—No solo es costosa, Victoria —dijo, usando mi nombre sin el título por primera vez, y el sonido fue inesperadamente suave. Su mirada se desvió un instante hacia el trozo de roca negra—. Pietra Nera di Sicilia no se usa para las paredes estructurales en Roma. Se usaba en la época del Renacimiento para marcar tumbas de banqueros, notarios y juristas que financiaban el arte de la Iglesia. Es mármol de lápidas, que simboliza el deseo de permanencia, de dejar una marca inmortal. Es la envidia de la posteridad.

Jake, que había estado mirando su pantalla, levantó la cabeza. —¡Tiene razón! El Teólogo está eligiendo la piedra por su simbolismo funerario de la Envidia, no solo por su valor. Si la próxima es Ira, buscará la piedra más roja y sangrienta, o tal vez una pieza de mármol Porphyry asociado a los césares.

La neblina de la frustración se disipó. Samuel, el militar, me había dado la pieza que mi mente científica no había visto: el patrón de la elección. La frecuencia es la herramienta; el mármol es el mensaje.

"Perfetto, Agente De Luque" —dije, mi voz recuperando la firmeza—. La frecuencia sónica se sintoniza con la densidad del mármol. Si podemos predecir la densidad de la próxima piedra, podemos predecir la frecuencia antes de que la use.

Samuel sonrió. No fue una sonrisa militar, sino una curva pequeña, cálida y genuina que iluminó sus ojos grises. Era la primera vez que veía algo más allá de la máscara del protocolo.

—No me llame Agente, Victoria. Es Samuel. Y, para alguien que maneja el Big Bang en el CERN, le costó mucho ver un trozo de lápida. ¿Sabe? Mi lado sociable, el que no está previniendo una crisis nuclear, es bastante mejor con los acertijos —dijo, con un tono ligero y una calidez que me desarmó.

Me reí. No me había reído en meses. Fue un sonido áspero e inesperado.

—Samuel —corregí, sintiendo un rubor en las mejillas. La simetría entre nosotros, antes definida por el caos y el orden, ahora se había encontrado en la frecuencia compartida del intelecto y el humor.

Jake, completamente ajeno, nos interrumpió: —¡Victoria! Acabo de recibir un informe de la policía. Han encontrado otra nota del Teólogo. Es un símbolo en latín: "Dives" (Riqueza). Está asociado al pecado de la Avaricia.

El reloj había avanzado. Ahora buscábamos el mármol de la Avaricia y la iglesia que lo albergara. Samuel me había mostrado su lado humano, pero la misión era implacable.



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En el texto hay: accion, aventura, vaticano

Editado: 27.10.2025

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