La copa divina

Segunda parte – El leñador solitario

El abismo a mi alrededor se va agrandando cada vez más. Es tanto el dolor que siento en mi corazón, sabiendo que la persona en quien más confiaba me apuñaló por la espalda. Estoy solo en este mundo, no sé dónde debo dirigirme o qué debería hacer con este suplicio.

Fue así que lo vi, a aquel hombre que me salvó la vida en incontables ocasiones. Lo veía bastante centrado, buscando ganar dinero para poder continuar con nuestro viaje. Él no sabe nada de la realeza ni cómo son las cosas dentro del palacio. Es una persona libre, que no sirve a nadie y tampoco busca que otros lo sirvan. Hacía mucho no conocía a alguien así, quien puede ir en cualquier lugar sin nada a que le ate a este mundo.

Pero fue así que lo vi centrado en alguien de su pasado. ¿Qué no era del todo un solitario?

Ahora estaban ahí, poniéndose al día. No sé si sentir celos, pero también me alegro mucho saber que no se encuentra solo en este mundo. Hay personas que simplemente merecen que le pasen cosas buenas y eso va más allá de nuestras posiciones sociales. La verdad me gustaría verlo feliz, pero no sé cómo lograrlo. Es todo un misterio y siempre actúa como si nunca le faltara nada.

Pero ella me hizo ver lo contrario. Todos necesitan de todos, por más solitarios que aparentan ser. Porque, al final, aquellas personas solitarias que ayudan a otros son los que, al final, terminan disfrutando de una hermosa compañía.




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