La copa divina

Capítulo 8. Una sangrienta batalla

Quizás fuera por todo lo sucedido y revelado en ese combate, pero cuando volvimos a encontrarnos con Morgan y Ami, ellos dos lucían mucho más cómodos y relajados el uno con el otro. La comerciante se acercó a nosotros y me dijo:

— Gracias por revelarme lo que Morgan guardó tantos años en su corazón, alteza. Nunca lo olvidaré.

— Ah, me alegro que… ¡Espera! ¿Me dijiste “alteza”? ¿Entonces sabes quién soy?

Ami comenzó a sonreír y yo miré a Morgan con el ceño fruncido, mientras este se excusaba diciéndome:

— ¿Qué podía hacer? Fue mi venganza por meterte en mis asuntos. Para que veas lo que se siente.  

— ¡Uy! ¡Cómo te odio!

Todos comenzaron a reírse, pero luego nos callamos cuando vimos a Sansón haciendo acto de presencia en un extremo de la arena.

Jason hizo ejercicios de respiración, como si intentara relajarse por lo que estaba a punto de experimentar. Luego, se acercó a Morgan y le dijo:

— Observa cómo gano contra todo pronóstico y clasifico para la final. Estoy deseoso de enfrentarte, jefe. Ya verás que seré yo quien me alce con la victoria.

— ¡Jah! ¡Eso ya lo veremos! – dijo Morgan – pero, por ahora, solo seré un mero espectador, quien te dará todo su apoyo. ¡Suerte, campeón!

Ambos chocaron sus puños, en señal de camarería. Ami le dio un abrazo a Jason y le dijo:

— Ten cuidado, no dejes que te toque o estarás perdido.

— Descuida, princesa – le dijo Jason, mientras le daba un libero beso en el dorso de la mano – tengo un plan, si sale bien podemos salir juntos a cenar. Claro, si el jefe nos lo permite.

El presentador volvió a aparecer en escena para mencionar las reglas, como siempre. Jason se sacó su camisa a la par que Sansón, revelándose así el gran contraste que había en cada uno. Si bien Jason era delgado, tenía un cuerpo bastante trabajado, producto de tanto entrenar con el uso de diversas armas. Pero Sansón era puro músculo y fibra. Incluso su piel parecía una coraza natural capaz de repeler cualquier lanza que intentara atravesarla.

Noté que Jason sonreía con nerviosismo, pero siguió manteniéndose firme. Algunos espectadores comenzaron a murmurar entre sí y pude escuchar algunas frases como estas:

— ¿Es una broma? ¡Lo va a destrozar!

— Sé que Jason es fuerte, pero Sansón está a otro nivel.

— Creí que Jason no se presentaría. No estoy preparado para verlo sufrir en esta masacre.

Mi cabeza giró automáticamente hacia la princesa Mara, quien esta vez lucía bastante preocupada por el enorme desbalance entre ambos competidores. Pese a su orden, intuía que de verdad no quería ver a mis amigos sufrir, así es que supongo que si hay un poco de bondad en su corazón.

— ¿Están listos para el combate? – continuó el presentador - ¿Quién se llevará el corazón de la audiencia?

Todos gritaron al unísono:

— ¡Jason! ¡Jason!

Sansón gruñó y, mirando a Jason con odio, le dijo:

— Aún estás a tiempo de rendirte, chico bonito. Aunque si lo haces, decepcionarás a todos tus fans y te llamarán “perdedor” por el resto de tu patética vida.

— No te la haré tan fácil – le dijo Jason, mientras se ponía en posición de pelea – adelante, haz tu mejor golpe.

Una vez que el banderín fue bajado ante la señal del presentador, Sansón se lanzó directo a Jason, con los brazos extendidos para darle el abrazo mortal.

Pero nuestro ágil guía se hizo a un lado y consiguió esquivarlo. Dio un par de pasos por detrás y le dijo:

— ¡Lento!

Pronto, Sansón comenzó a intentar asestarle un golpe, pero por cada vez que movía sus puños hacia adelante, terminaba golpeando el aire ya que Jason seguía esquivándole y alejándose cada vez más, impidiéndole el contacto.

— ¡No huyas, cobarde! ¡Ven y pelea! – le desafió Sansón.

Jason llegó hasta el borde de la arena. Entendí sus intenciones enseguida: quería llevarlo hasta ahí para hacerle creer que estaba acorralado. Así, Sansón volvería a intentar golpearlo y Jason lo esquivaría, se colocaría en su espalda y lo empujaría fuera de la arena. Su rival sería humillado y tanto la princesa como el público estarían conformes por tal maravillosa jugada.

Pero Sansón resultó ser más astuto de lo que creíamos.

Tal como lo preví, el terrible guerrero intentó golpearlo una vez más y Jason lo esquivó, yendo a un lado y dirigiéndose directo a su espalda. Pero apenas extendió sus manos para empujarlo, Sansón dio media vuelta y lo pateó en un costado, haciendo que se deslizara por unos centímetros hasta casi caer al suelo.

Lo único que pudo hacer Jason fue protegerse con sus brazos y, por su expresión, deduje que sintió muchísimo dolor.

Sansón, sin darle chances de escapar, corrió directo hacia él y procedió a darle varios golpes consecutivos en el torso. Jason escupió sangre y comenzó a tambalear, pero siguió de pie.

Pronto, el júbilo del público se tornó en un grito de pánico y el coliseo entero se transformó en un hervidero.

— ¡Increíble! – comentó el presentador - ¡Sansón leyó los movimientos de Jason y ahora lo está destruyendo sin piedad! ¿Podrá nuestro querido ladrón escurridizo librarse de esta?

Esta vez, los puños de Sansón aterrizaron en la cara de Jason, logrando romperle la nariz y algún que otro diente. Jason, como intento de defenderse, lo sostuvo de las muñecas y se preparó para derribarlo. Comenzaron a forcejear dando media vuelta, hasta que Sansón le propinó un fuerte rodillazo en el estómago, haciendo que perdiera el aliento.

Jason soltó las muñecas de Sansón y comenzó a caer de espaldas. Como estaba al borde de la arena, era claro que quedaría fuera y sería descalificado. Sin embargo, Sansón impidió su caída sujetándole del brazo y alzándolo sobre su hombro, con la intención de llevarlo de vuelta al centro de la arena.

— Esto recién está empezando – le dijo Sansón a Jason, mientras éste comenzaba a patalear, sin éxito – Ya siento tu corazón latiendo velozmente y tu respiración desesperada, me emociona tanto como no te lo imaginas.  




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