La corona de la Emperatriz

Capítulo IX: Sueños lúgubres

 

Eider:

Las pruebas se iban ejecutando más rápido de lo previsto, los participantes que iban quedando se aferraban a un lugar en el palacio, en ocasiones era necesario hacer desempates por que los puntajes eran iguales, pero no se podían mantener a todos, solo lo mejor de lo mejor podría quedarse e incluso ganando no se igualarían a mi poder o al de mis subordinados.

Nerea había sobrevivido de pura suerte, pero era gracias a Zyan que podía seguir en el palacio, el único precio de esa “misericordia” de mi antiguo escolta era muy alto. Sus visitas secretas a los sanadores aumentaron significativamente estos días, su vista está disminuyendo a un ritmo inusual y aunque los sanadores desvanecían esto por momento cuando su poder se desvanecía la oscuridad la atormentaba.

La vida palaciega que pensaba darse una vez convertida en escolta se estaba convirtiendo en una pesadilla, sus ojos estaban pudriéndose y estos días el emperador se había esforzado por pasar más tiempo a mi lado como si su amante ya no fuera de su interés.

El palacio Leonor se sumía en una calma inusual, todos estaban ansiosos por este inusual acontecimiento. La calma antes de la tormenta como muchos dirá, era hasta incomodo estar tan tranquilo.

Pero incluso así siempre hay algo que llama la atención.

Zac entró en la habitación como de costumbre, su vestimenta era impecable como siempre pero su interior no era igual, podía ver estragos en su interior. Su energía se había vuelto volátil y sin pensarlo su poder se dispersaba sin control.

Sus actitudes despertaron las alertas de todos incluyéndome pero que podía a hacer por él cuando lo que más quería yo no podía dárselo. ¿Cómo podría darle algo que no existe? Simplemente no se podía y me inquietaba hasta donde podía llegar por su terquedad.

Era un tema alarmante pero no tanto como atender un imperio que estaba en su punto más alto, Tempert se convertía lentamente en lo que muchos reyes y reinas pasado solo podían soñar. La tecnología combinada con los diferentes atributos de los habitantes de este imperio dio un auge a increíbles inventos que ayudaron a modernizar las nuevas ciudades.

La nueva ciudad de Criseilos anteriormente el reino de Sorten se convirtió en la ciudad-estado más popular de Tempert compitiendo con la capital. Liam, la dirigía como un rey regente como una vez se lo prometí e incluso en ocasiones el venía a verme solo para contarme de sus avances.

Liam se convirtió en mi amigo más cercano después de Eli que seguía en reposo al cuidado de Ezra que tenía esperanzas en su recuperación, claro que las visitas de Liam se mantenían lejos del conocimiento del emperador que aún era reticente a su presencia. Que se hubiera convertido en rey no había sido del agrado de Clyde y mucho menos de la hermana de Liam quien incluso trato de impedirlo haciendo uso de su “poder” que no sirvió de mucho al enfrentarse al mío.

 

En pocos días se celebraría el baile en honor al cumpleaños de Clyde, todo el palacio se preparaba para abrir sus puertas para los invitados de todo el imperio, todos los que eran ignorantes a nuestra relación esperaban poder ver a la pareja imperial más unida y cercana que nunca. Muchos incluso especulaban que en este baile se daría a conocer un embarazo que se había mantenido en secreto.

La servidumbre en ocasiones se quedaba mucho tiempo viendo mi abdomen en busca de alguna pista que delatara si el rumor era cierto o falso, era tan fuerte el rumor que tuve que dar una declaración oficial negando el embarazo y que por el momento Clyde y yo habíamos optado por esperar.

Si, esperar a que él se fuera.

Por qué jamás tendría un hijo con él.

Si llegase a haber un nuevo príncipe o princesa su apellido no sería Revant. Nunca.

Casiel Nitel Arium, un hermoso nombre para el próximo monarca.

El viento se agitó como si estuviera de acuerdo con mis pensamientos, el título que alguna vez fue mío se volverá a ocupar.  




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