Estaba herida, lo sabía perfectamente. Era incapaz de defenderme en mi estado, ¿Pero era necesario que estuviera encerrada en mi habitación?
Lo peor era que Jhon estuvo aquí y no fue capaz de preguntarme si estaba de acuerdo con mi aislamiento.
<<aunque en realidad no hablamos mucho>>
—¡Le ordeno que me deje salir! —traté de lucir imponente.
Fred Di Laurent estaba haciendo guardia en mi puerta junto a otros dos soldados. Me caía bien de vista... anteriormente.
—Ya le dije que tengo órdenes precisas —dijo el mayor de los Di Laurent. Desde que Jhon salió del cuarto, el señor cara larga montó guardia en mi puerta. Sabía que era por mi seguridad, pero quería ver a mi amiga y contarle todo lo que sucedió hacía unos momentos. Necesitaba desesperadamente desahogarme...
Algo me sucedía con Jhon, era un sentimiento extraño y necesitaba hablarlo con la persona que mejor me conocía.
—Al menos acompáñeme —supliqué tratando de ablandarlo, pero solo adoptó una postura más recia—. ¡Es una orden! —grité con autoridad.
—No sigo sus órdenes duquesa, incluso cuando sea mi reina solo acataré las órdenes de su esposo.
La sangre me hirvió ante su confesión.
—Deje de intentarlo y acuéstese que mañana es otro día —agregó.
—Pero estoy aburrida—<<nueva idea>>—quisiera llamar a alguna dama.
Inexplicablemente Fred se alarmó... no me gustó su reacción, era como si él tuviera un problema precisamente con ese tema.
—Quiero ver a Nora —dije.
Fred negó automáticamente, demasiado rápido para mi gusto.
<<es una respuesta que esperaba darme>>
—¿Qué sucede?—traté de no alarmarme demasiado, pero la imagen que tenía de Nora... su rostro cansado y demacrado.
<<solo exageras>>
La idea de que estuviera enferma hacía eco en mis pensamientos.
—Ella está ocupada con unas tareas. —De haber dicho otra cosa le creería, pero dudaba que si se ausentó en los detalles finales de mi vestido estuviera en algo más.
<<Jhon>>
Él no me ocultaría nada de Nora, ¿O si?
—Bueno, entonces dígale a Rose que venga a verme y traerme algún ungüento, que tengo un poco de dolor.
Fred se me quedó mirando tratando de descifrar si era una trampa, luego le indicó a uno de los otros guardias que acatara mis órdenes. Sonreía como si no me podría salir con la mía.
<< acabo de hacerlo amigo>>
Minutos más tardes Rose apareció en mi habitación con una cesta repleta de frascos. Fred se quedó en la puerta de mala gana.
Le hice señas a Rose para que dejara las medicinas en un aparador y se sentara a mi lado. Puse la cara de decepción más grande del mundo al ver que Fred la detuvo.
—Es muy tarde, mi lady.
Suspiré, inhalé... exhalé. Tenía mucho coraje, no podía creer que estuviera presa en mi propia habitación. Jhon exageró más de lo que me gustaba.
¿Y por qué no podía ver a nadie?
—Dile a tu príncipe que tenemos una conversación pendiente —dije mientras dejaba marcharse a Rose.
Pero después de todo él ya no estaría para mis reclamos.
—No entiendo mi Lady, ya tiene sus ungüentos —Fred puso una sonrisa sarcástica y se detuvo en la puerta.—Está herida, así que aplíquelos y descanse. —Cerró la puerta delicadamente, dejándome con un berrinche interno.
Tenía ese sentimiento abrumador de que me escondían algo... algo de lo que Jhon y Nora eran partícipes.
Me senté en mi escritorio y saqué todo lo necesario para escribir una carta. Llevaba pocos días en el palacio, pero demasiados como para no saber nada de mi Julio.
Sostenía débilmente la pluma entre mis dedos mientras intentaba no respirar con dificultad.
¿Y si fueron a por él?
Era un tema demasiado delicado como para que me lo escondieran. Solo esperaba no exagerar.
Le escribí una extensa carta contándole cosas fantasiosas sobre mi viaje, describiéndole lugares con los que habíamos soñado anteriormente y diciéndole que me acompañaron decenas de caballeros de armaduras doradas. Luego le describí el cuarto de juegos de Harry, le conté que cuando esté aquí conmigo podría jugar en él. Además le tenía una sorpresa, mandé a confeccionar una armadura solo para él.
Al final de la carta dejé un apartado donde ponía que me describiera detalles de su hospedaje y guardia. No pude evitar sentirme triste y pensar cómo la estaba pasando, solo y rodeado de niños muy diferentes. Lloré porque era una adulta y me costaba adaptarme.
No sería ahora, pero pronto estaríamos juntos.
Casi estaba quedándome dormida en el escritorio cuando sentí algo en mi ventana... como un leve toque. Llegué a pensar que fue mi imaginación..., si el "crack" de otra piedra no fuera tan evidente.
Me levanté rápidamente, dudosa si debía avisar a mi guardia o no.
<<Piensa Verónica, hace unos días tenías un asesino en tu puerta y al otro un invocado Fae casi te rapta>>
Pero alguien tan fuerte no lanzaría piedras en mi ventana.
<<Tal vez es Rose>>
Corrí rápidamente y la abrí de par en par, estaba muy oscuro desde abajo. No vi desde que dirección lanzaron otra y me dieron justo en el medio de la frente.
—¡POR LA PUT...
Miré rápidamente para ver si lograba ver algo... nada.
La puerta de mi cuarto se abrió bruscamente, vi como Fred Di Laurent y los demás guardias entraron listos para pelear.
Y ahí estaba yo asomada por el balcón con la mano en mi frente de una forma muy dramática...
Miré al suelo rápidamente.
<<la piedra está envuelta en algo>>
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Editado: 27.10.2021