La corona de la esclava

Capítulo 15: Corazones ignorantes

 

Mi habitación lucía más grande que de costumbre, me dejé caer de espalda en la cama. Mi vida era un asco, no solo perdí a mi amiga, también me quedé con un extraño sabor en la boca después de hablar con Jhon.

 

—¡Idiota!  —pensé que no podía seguir llorando... Me equivoqué. Aquí podía desahogarme sin ser juzgada, podía gritar si así deseaba, podía y quería, pero nada salió de mi pecho más que dolor y pena.

 

Solo me quedaba esperar la  decisión del rey y de Jhon. Fue traición lo que hice, justo el día antes de mi boda todo se fue a la basura. Tal vez Jhon tenía razón y fui egoísta, tal vez no estaba preparada para ser reina. Alguien como yo que perdió tanto en la vida, alguien tan sola en este mundo egoísta y cruel... ¿Podía darme el lujo de perder a alguien más?

<< ¡No! >>

 

Lo haría una y mil veces por Nora, por Julio... Pondría mi cabeza en una estaca por ellos.

 

No pude conciliar el sueño, abrí la ventana y moví una butaca justo debajo de esta. La noche  estaba muy clara y fresca. Esperé sentada hasta ver si alguien venía por mí, esperaba algún guardia que me tirara en una celda, esperé y esperé... hasta que me dormí en la butaca.

 

La luz del sol en la cara me despertó, pude ver por primera vez un amanecer de Maire.

 

<<tal vez el último que vería>>

 

—Verónica. —Era la voz de Jhon, volteé y estaba sentado en mi cama mirándome. ¿Por cuánto tiempo estaría ahí?

 

—¿Qué haces aquí? —pregunté mientras me levantaba.

 

Jhon vestía con ropa informal, tenía grandes ojeras y el cabello oscuro desordenado. Se levantó de la cama y caminó en mi dirección. Yo retrocedí como respuesta.

 

—¿Qué quieres Jhonatan?—Que pronunciara su nombre completo le dolió, podía verlo.

 

No podía recordar su rostro, el tono hiriente de su voz.

 

—Quiero que me expliques lo de anoche. —Jhon estaba afectado, su voz estaba ronca y tenía los ojos rojos. ¿Estaba llorando? Me sentí mal de verlo así, no me di cuenta de que mis decisiones lo afectaron a él también.

 

<<Y una mierda, hice lo que tenía que hacer>>

 

Y como toda una mujer firme, me le impuse:

 

—¡Discúlpame! —Rompí en llanto y él me abrazó. Extrañaba tanto estos brazos fuertes, este calor, su olor <<te extrañé Jhon>>—. No podía perderla —sollocé—, pensé que no me apoyarías... estoy tan acostumbrada a actuar sola que no...

 

—Shhhhhh —Jhon me interrumpió mientras pasaba su mano por mi espalda—. Yo sé que no me conoces bien, tan bien sé que tengo un pasado que no te gustará en su esplendor, pero juro por mi vida que puedes confiar en mí Verónica.

 

Apartó mi rostro y secó mis lágrimas. Suspiré al ver la ternura con la que me observaba. Era tan auténtico y real, que inspiraba confianza.

 

Respiré profundo.

 

—Yo voy a aceptar el castigo que me impongan Jhon, sin importar si es la muerte.

 

Jhon sonrió dulcemente y me atrajo a su pecho.

 

—Ya bastante castigo tienes con casarte conmigo —dijo—. Tienes que confiar en mi Verónica, date cuenta de que vamos a ser un matrimonio y quiero que sea real... aunque necesites tiempo para asimilarlo. Quiero que confíes en que nunca te dañaré o permitiré que nadie que te importe sufra, pero te pido que me seas leal y respetes mis palabras.

 

Negué automáticamente. Me costaba trabajo asimilar sus palabras después de todo lo que sucedió.

 

—Cada anciano, cada niño, cada persona que respira en este reino depende de nuestras decisiones. Yo lo aprendí de la peor manera Verónica—.Se apartó de mí y comenzó a dar vueltas por la habitación, mientras frotaba su rostro con frustración—. Mi reputación se construyó sobre lágrimas y dolor… sobre pérdidas.

 

“Encendiste un fuego”

 

—Jhon ¿Qué tan grave es todo? —Jhon se detuvo al escuchar mi pregunta, luego sonrió de una forma sarcástica.

 

—¿Qué tan grave puede ser algo que desconocemos, pero que es lo suficientemente importante como para que nos ataquen?

 

Tragué en seco.

 

—Pero ambos sabemos que aquel día no venían por ella, sino por mí. —Me senté nuevamente ya que mi pie comenzó a dolerme.

 

—Eso es lo que más me preocupa, es en lo único que pienso porque no logro atar cabos sueltos con todo esto. —Se apoyó de espaldas en la pared y cruzó los brazos sobre su pecho—. Por ahora necesito que me expliques qué sucedió ayer.

 

Si no podía confiar en él, ¿Entonces en quién?

.

—La noche antes pasada recibí una nota, me decía que fuera a la torre al atardecer... Yo no sabía nada de lo de Nora en ese entonces y en verdad no iría, pero después pensé que sería la única solución.

 

—¡Verónica! ¿Quieres decir que fuiste a reunirte con esa persona sin saber tan siquiera de lo que se trataba?—Jhon tensó la mandíbula y maldijo—. Realmente vives en una burbuja.

 

—¡No tenía pociones! Pensé que me diste la espalda.

 

—¡¿Te das cuenta de que pudo ser una trampa y estarías muerta en estos momentos?!

 

—¡¿ Qué querías que hiciera?!

 

—¡Confiar en mi maldita sea!

 

Jhon se volteó maldiciendo a más no poder.

 

—Fue extraño, ese hombre dijo que no tuvo nada que ver con el ataque al palacio y que tampoco pertenecía a los Rebeldes. —Jhon me miraba con intriga, dudoso por mi confesión—. Piensa un poco Jhon ¿Para qué molestarse tanto en que lo ayudara si podía entrar y sacarla  él mismo? También me dijo que ellos no eran los malos en esta historia... Ellos no son nuestros enemigos.

 

—¡Verónica, vas a ser mi esposa y muy pronto serás la reina de Maire! Debes de dejar de ser tan ignorante o perderás en verdad a mucha gente. ¿Tienes idea de cuantas personas buenas he visto morir por la simple razón de confiar en otros? ¡Muchas! ¡Familias enteras destruidas por la ignorancia!




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