La noche tomo el control y Almir decidio quedarse a descansar en el claro, el lago cerca hacia que fuera fresco casi llegando al frio congelador de la naturaleza. La magia rodeandolos por parte de los magos los hacian entrar en calor y cada uno se habían recostado en sus animales guerreros.
La piel gruesa y el pelaje hacian de repelente contra los animales normales, mientras su magia los cuidaban de aquellos espirituales libres del bosque.
Kaelira se levanto mientras le dio palmaditas a su tigre, el cual se volvio acostar, y camino directamente hasta un lugar más alejado de todos. Algunos estaban subidos en los arboles, los magos habían conjurado alguna tienda de expansion en el interior.
Nadie le hizo caso y siguieron descansando para estar preparados cuando llegaran. Teath se durmio sobre su lechuza gigante y dos chicas mas estaban a su lado.
Camino hasta llegar a una piedra grande y se sento encima mirando el cielo.
Las estrellas se movian de un lado a otro, aquel cielo azul oscuro jugaba como si fueran olas. En un momento todo se puso negro hasta que una lluvia de estrellas empezo como si fuera meteoritos lejanos. La sonrisa apareció en su cara y momentos después una capa apareció en sus hombros sobresaltandola.
Ella se giro rapidamente y aquella sonrisa se borro rapidamente.
—No quiero que te enfermes antes de llegar a la pelea.
—Almir.
El sonrió sin decir nada y miro el cielo, en el cual aquellas estrellas aun seguian bailando juntas.
—El cielo nos desea suerte
—¿Como sabes eso? —Respondio tajante
—En mi mundo, las estrellas fugases son señal de buena suerte y podemos pedir un deseo, y una lluvia de estrellas son señal de bendiciones.
Ella se sorprendió un poco ya que en este mundo, como decía Almir, no existen ese tipo de frases... Tan hermosas. Su mirada se dirigió al suelo pensando.
—¿Y si en este mundo es lo contrario...?
—No— Su sonrisa se habia vuelto mucho mas grande —En todos los mundo significara eso si tienes fe.
El silencio volvio a ellos, sin saberlo, Kaelira cerro sus ojos. Almir, que seguia mirando el cielo, sintió un peso en su hombro y se quedo quieto volteando lentamente su mirada hacia aquella melena blanca.
Aquella chica que se habia ganado su respeto y que siempre tenia una mascara fria en su rostro, ahora estaba en su hombro, descansando con una gran calma.
Tan hermosa y peligrosa a la vez.
Un rato despues, cuando el cielo estaba más calmado y las estrellas se habia ocultado entre las nubes, se levanto despacio y la cargo con cuidado hasta llegar al tigre, este se desperto apenas sintió su magia cerca.
Lo observo detenidamente como cuando su padre había mirado ao esposo de su hermana mayor cuando apenas lo conocía.
Dejo de lado sus pensamientos extraños que aparecían de la nada y la coloco al lado del tigre mientras esté volvía a dormir enterrandola entre su pelaje.
Ya era mas de media noche y apenas iba a descansar, bueno un poco era mejor que nada.
La noche paso tranquila hasta la madrugada, donde penso que iba a despertar por el sonido de aquellos animalitos cercanos.
Bueno, si despertaron por eso, solo que no como imaginaban.
Todos los animales salieron corriendo en el sentido contrario hacia donde ellos viajaban, gritando con miedo, algunos ensangrentados y otros caían al suelo de la nada. Rapidamente se alejaron desapareciendo de la vista. ¿Un oso espíritu tal vez?
No, no era un oso.
Eran demonios.
Esos monstruos carnívoros de bajo rango que habían escapado mientras mataban a algunos soldados en el paso de Arhendral.
Inmediatamente la parte principal del batallon tomo la delantera ante la orden de Almir y empezaron a atacar. Los soldados Silentii se quedaron quietos, si alguno se le escapaba a la elite de la noche ellos lo acabarían. Pero claramente eso era imposible.
En 10 minutos acabaron con casi 200 monstruos, en lo que solo lucharon los magos y aquellos guerreros mas debiles, los otros solo estaban protegiendo en caso de que algo pase.
—Debemos movernos rapido, se nota que no duraran mucho en el Paso— Kaelira subio a su tigre y empezo a dirigir el ejercito a una velocidad igual de impresionante, mientras Almir iba detras de ella alerta de cualquier cosa.