Escena: Palazzo Vecchio, Florencia, Italia. Seis meses después de los eventos en Yucatán. Noche cerrada.
La paz era una máscara de piedra. El Profesor Ethan Hayes y la Dra. Zara Khan sabían que, al custodiar un objeto de poder como la Reliquia de Obsidiana de Aztlán, nunca estarían realmente a salvo.
Estaban en el balcón del palacio, el Arno brillaba bajo ellos, cuando un estruendo rompió la calma.
—¡Estamos comprometidos! —gritó Zara.
Una figura alta y ágil, vestida de negro, saltó al balcón. No era un agente de la disuelta Corporación de Sterling, sino un asesino profesional de una nueva organización. El hombre tenía un tatuaje de un ancla tribal en el cuello y sus ojos, fríos como el mar profundo, se fijaron en la bolsa de Zara. Su objetivo: la Reliquia.
Editado: 11.12.2025