La Corona del Poseidón.(volumen 2)

Capítulo 1: La Ruina del Palazzo.

​Escena: Balcón del Palazzo en Florencia. El asesino con el ancla ha irrumpido.
​El asesino, ágil y rápido, intentó un barrido bajo para desarmar a Zara. Ella, sin embargo, saltó sobre la balaustrada del balcón, haciendo un giro en el aire que le permitió esquivar el golpe.
​—¡Coge algo, Ethan! ¡Rápido! —gritó Zara, mientras disparaba un tiro de advertencia con la Glock 26 silenciada.
​El asesino se cubrió y se lanzó hacia Ethan. Ethan se agachó y agarró la única cosa a su alcance: un busto de mármol de Carrara de un emperador romano que decoraba la pared.
​Ethan no era fuerte como el asesino, pero el mármol era denso. Usó la cabeza del emperador como un proyectil, lanzándolo contra el pecho del asaltante.
​El golpe fue seco. El asesino retrocedió, aturdido, y el busto cayó sobre el balcón, rompiéndose en fragmentos. La distracción fue suficiente.
​Zara aprovechó el segundo. Se lanzó hacia un antiguo tapiz florentino que colgaba cerca de la ventana, lo desenganchó y lo arrojó sobre el asesino. El tapiz, pesado y grueso, lo envolvió. El asesino estaba envuelto en el pesado tapiz florentino. El tapiz lo había desorientado y limitado, pero Zara sabía que solo era cuestión de segundos antes de que el hombre, entrenado para la brutalidad, se liberara.
​—¡Rápido, Ethan! —gritó Zara.
​[El Descenso de Emergencia]
​Zara y Ethan actuaron como un equipo que había hecho esto mil veces. Tomaron la esquina más fuerte y resistente del tapiz que envolvía al asesino.
​—Sujétalo fuerte. Vamos a usar su peso muerto como ancla —ordenó Zara.
​El tapiz se convirtió en una soga de escape improvisada. Ethan y Zara se deslizaron por el balcón, usando el extremo del tapiz envuelto en el asesino para reducir la velocidad de su caída hacia la calle adoquinada de abajo.
​El tapiz se rasgó, pero resistió. A mitad de camino, escucharon un grito ahogado. El asesino se había liberado de la tela, pero se dio cuenta de que lo habían usado para el descenso.
​¡BAM!
​Ethan y Zara aterrizaron en un callejón estrecho. El ruido sordo de los pasos del asesino resonó en el balcón del Palazzo.
​—¡Nos va a seguir! —dijo Ethan, poniéndose de pie.
​—Lo sé. Pero hemos ganado tiempo. ¡Vamos, el coche de alquiler está a dos cuadras!
​[La Persecución por Florencia]
​Corrieron por los callejones estrechos de piedra, esquivando contenedores de basura y motocicletas. Florencia, a medianoche, era un laberinto de sombras.
​Llegaron al coche, un Fiat 500 viejo. Zara se puso al volante.
​—Tenemos que salir de Italia rápido. Él nos siguió hasta aquí, lo que significa que la nueva organización sabe que la Reliquia de Aztlán no fue destruida.
​—¿Y ahora? ¿A dónde vamos? —preguntó Ethan, mirando por el retrovisor.
​—Al único lugar que puede tener información sobre la 'Corona de Poseidón' —dijo Zara, pisando el acelerador—. Necesitamos la biblioteca de la Universidad de Atenas. Pero antes...
​Zara se detuvo abruptamente en una calle oscura.
​—Necesitamos saber quién está detrás del tatuaje del ancla. Esto no es Sterling. Esto es algo nuevo. Zara pisó el acelerador, huyendo de Florencia. El asesino, con su mano herida y el tapiz destrozado, no los seguiría en coche, pero la red a la que pertenecía ya estaba alertada.
​—Tenemos que saber a quién nos enfrentamos antes de ir a Atenas —dijo Zara.
​Se detuvieron en la única gasolinera abierta a esa hora, un lugar desierto con un pequeño café adjunto que ofrecía Wi-Fi gratuito.
​[El Hackeo de Medianoche]
​Mientras Ethan pedía dos cafés dobles, Zara se sentó en la esquina más oscura del café y abrió su tableta cifrada.
​—Voy a hacer algo muy estúpido, Ethan —murmuró—. Voy a pinguear mi antigua red del MI6. El tatuaje del ancla es un símbolo de mercenarios de élite que trabajan para sindicatos marítimos del Mar Negro. Si alguien sabe de esto, es mi antiguo jefe en la unidad de inteligencia naval.
​—Si te detectan, te devolverán a Londres, y nos quitarán la Reliquia.
​—Es un riesgo. Pero sin información, iremos ciegos a Grecia.
​Zara activó el ping cifrado. En la pantalla, las defensas del MI6 comenzaron a sonar, pero Zara era una maestra del hackeo. Ella evadió los cortafuegos y envió una sola imagen del tatuaje del ancla, con una pregunta codificada: "¿Siete mares?"
​La respuesta llegó en solo treinta segundos. Era un mensaje cifrado, pero el rostro de Zara se endureció al leerlo.
​—No es un sindicato marítimo. Es una compañía fachada. La organización se llama Hydra Global Group.
​—¿Hydra? Como la criatura mitológica? —preguntó Ethan.
​—Peor. Es el nombre clave de un cártel de energía que opera en el Mediterráneo oriental. Están usando esta fachada para saquear fondos marinos. Y su líder... su líder era el mayor rival de Sterling en la arqueología de la posguerra. Zara leyó el mensaje cifrado de su antigua red del MI6. El rostro se le endureció.
​—La organización es Hydra Global Group, una fachada para el saqueo de recursos en el Mediterráneo oriental. Y el líder...
​—¿Quién es? —preguntó Ethan, acercándose.
​—El Dr. Elias Thorne. Famoso arqueólogo submarino. Hace veinte años, su obsesión con el hundimiento de la Atlántida lo consumió. Se retiró de la academia, convencido de que los secretos del mundo yacían bajo el mar. Se rumoreaba que traficaba con tecnología antigua.
​—¿Thorne? Yo trabajé con él en una conferencia en Malta hace años. Es un genio, pero siempre fue inestable —dijo Ethan, sintiendo un escalofrío—. Si cree que la Corona de Poseidón está vinculada a la Atlántida, la querrá más que Sterling. Él no busca dinero; busca reivindicación histórica y poder para demostrar que tenía razón.
​—Él envió al asesino del ancla a Florencia porque sabe que la Reliquia de Aztlán es la clave para activar la Corona. Él quiere tu mapa y tu conocimiento —dijo Zara, cerrando la tableta.
​[El Próximo Destino]
​—La Corona de Poseidón, según la mitología, se encuentra donde el gran Poseidón golpeó el tridente por primera vez —recordó Ethan—. La leyenda apunta a la Isla de Creta.
​—Creta. El corazón de la civilización minoica. Thorne debe estar buscando los templos submarinos perdidos cerca de la isla —confirmó Zara—. Pero si nos vamos directo a Grecia, Thorne nos esperará.
​—Entonces, necesitamos una escala. Un lugar donde Thorne no nos busque. Un lugar que sea puramente mío.



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En el texto hay: aventura, acción , espionaje

Editado: 11.12.2025

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