Escena: Carretera. Ethan y Zara conducen a máxima velocidad hacia el norte de Italia para tomar un vuelo a Reino Unido.
—Es demasiado arriesgado, Ethan. Oxford está vigilada. Si Alistair Davies es un tirador, Thorne tendrá sus propios recursos en inteligencia —advirtió Zara.
—Pero solo en Oxford, en la Biblioteca Bodleiana, está el mapa que necesito —explicó Ethan—. Es una copia de los archivos de Knossos, que muestra los rituales de ofrenda a Poseidón. Esos rituales, según la leyenda, se hacían en una ubicación fuera de la isla, un templo submarino que no está en ningún mapa turístico.
—Si el mapa existe, Sterling también lo buscó. ¿Por qué no lo encontró?
—Porque Sterling buscaba poder. Yo busco la verdad. Y la verdad está en el margen de un viejo volumen que solo yo tuve permiso de estudiar.
[El Regreso a la Guarida]
Dos horas más tarde, Ethan y Zara aterrizaron en un aeródromo privado cerca de Cambridge. Viajar a Oxford de inmediato era demasiado obvio. Usaron la noche para adquirir ropa diferente y un vehículo discreto.
Llegaron a Oxford al amanecer. El campus era tranquilo, pero Ethan sentía una presión palpable.
—La sala de archivos de manuscritos minoicos está en el subsuelo. Hay tres niveles de seguridad: digital, físico, y el bibliotecario jefe, que es más difícil de engañar que un agente doble.
—Yo me encargo del bibliotecario —dijo Zara con una sonrisa fría.
[El Encuentro con el Guardián]
El Dr. Charles Beaumont, el bibliotecario jefe, era un hombre pequeño y nervioso, con una aversión bien conocida a cualquier persona que no fuera un académico acreditado.
Zara se acercó a su oficina mientras Ethan esperaba. Ella usó su encanto y una historia fabricada con una precisión aterradora.
—Dr. Beaumont. Soy la Dra. Elena Petrova. Vengo de la Comisión Europea con una orden de emergencia para catalogar ciertos manuscritos minoicos. Es un asunto de la UNESCO.
Beaumont, impresionado por la elegancia de Zara y el sello falso de la UNESCO, dudó.
—Pero, señorita Petrova, los archivos de Knossos están restringidos. Especialmente el Volumen Beta-Siete.
—Lo sé. Y por eso mi comisión es urgente. ¿Podría, por favor, desactivar el escáner de la puerta de los Archivos por cinco minutos? Necesito copiar una sola página.
Beaumont, incapaz de resistirse a la autoridad percibida, suspiró y entregó una llave magnética.
—Solo cinco minutos. Y no toque el Volumen Gamma-Nueve. Está en cuarentena. Ethan entró en la sala de archivos de manuscritos restringidos. El lugar olía a polvo, cuero viejo y secretos olvidados. Apenas tuvo cinco minutos. Localizó rápidamente la sección minoica.
El Volumen Beta-Siete estaba allí. Era un tomo grueso, envuelto en un paño de lino.
Ethan abrió el libro. El mapa estaba allí, marginalizado en una página de un ritual, mostrando una ubicación fuera de Creta, marcada con un antiguo símbolo de tridente. Era la pista que necesitaban.
[El Engaño Tecnológico]
Mientras Ethan fotografiaba frenéticamente la página con su teléfono cifrado, no sintió nada. Pero al cerrar el volumen, un imperceptible clic resonó.
Ethan observó el lomo del libro. Había un brillo diminuto, casi invisible, del color de la fibra de papel.
—Maldita sea... —susurró.
El Dr. Elias Thorne había anticipado que alguien buscaría este volumen. Había insertado un microsensor de fibra óptica en el lomo. Al abrirse y cerrarse, el sensor envió una señal de corto alcance.
En ese instante, a miles de kilómetros, Thorne recibió la alerta: la ubicación de Ethan Hayes y la confirmación de que la pista había sido descubierta.
[La Alarma de Zara]
Justo cuando Ethan terminaba la foto, su teléfono vibró: un mensaje de alerta de Zara.
—Código CIANO. Seguridad local. ¡Vienen por ti!
—¡Hora de irse! —murmuró Ethan, volviendo a poner el volumen en su lugar.
Salió corriendo del archivo. En el pasillo, Zara lo esperaba, su rostro pálido.
—No fue Beaumont. Fue la unidad de respuesta rápida de Hydra Global. Desembarcaron un equipo en el campus. Tenemos treinta segundos antes de que sellen las puertas.
—Tengo el mapa. Creta. ¿Tienes la salida?
—Sí. Pero es arriesgado.
(Clímax)
Ethan salió corriendo del archivo. En el pasillo, Zara lo esperaba.
—Código CIANO. Unidad de respuesta de Hydra Global. Están asegurando el perímetro —dijo Zara—. No podemos ir a la calle.
—¿El tejado? —preguntó Ethan, mirando hacia la parte superior de la biblioteca.
—Es nuestra única oportunidad. El campanario de la Capilla Merton. Es el punto más alto del campus.
Corrieron por las escaleras de servicio, evadiendo por poco a un par de agentes de Hydra que entraban por la puerta principal. El equipo de Thorne era rápido y letal, pero no conocían los viejos atajos del campus como Ethan.
Llegaron a la base del campanario.
—Tú primero —dijo Ethan—. Yo vigilo.
[La Escalada del Campanario]
Zara no dudó. Con su experiencia de agente de campo, localizó los agarres en el ladrillo viejo. Subió como un fantasma, ágil y silenciosa. Ethan la siguió, confiando en la adrenalina para compensar su falta de entrenamiento.
Al llegar a la cima, el aire frío y la vista panorámica de Oxford al amanecer les dio una ventaja crucial.
—Mira —dijo Zara, señalando el patio.
Abajo, vieron a cuatro hombres de Hydra con equipo táctico, convergiendo en la biblioteca. Parecían mercenarios altamente coordinados.
—El coche está a tres tejados de distancia, cerca del río. Tendremos que saltar —dijo Ethan, señalando una línea de techos bajos conectados.
—Es un riesgo. Pero si él tiene agentes aquí, nos estarán esperando en el aeropuerto. Necesitamos cambiar el plan.
—¿El tren a Dover?
—No. Demasiado lento. Si el Dr. Elias Thorne sabe que estamos buscando la Corona de Poseidón cerca de Creta, él ya estará preparando sus equipos de buceo. Tenemos que ir por el camino más rápido, sin pasar por los puertos conocidos.
Editado: 11.12.2025