Y así fue como nuestros dos héroes empezaron a viajar con rumbo a alcanzar el sueño que toda persona ha tenido, tener una mejor vida en un lugar nuevo. Aunque el viaje fuese lento, pues iban en una carreta jalada por burros, era un viaje seguro...o eso espera Káeli.
Aún así, el viaje claramente era cansado para ambos viajeros, quienes se estaban muriendo del sueño, pronto se haría de noche y la carreta no era exactamente la definición de «cómoda»...
Mientras se encontraban avanzando, se percató Lyontari de un viejo lugar para él conocido: la ‹Taberna Anarkía›; una taberna propiedad de Anarkyo, quien celebraba la anarquía y la libertad de expresión, así como el reprendimiento libre a quien se pasase de listo.
–Ey, Káeli, creo que encontré un buen lugar para pasar la noche.– Dice Lyontari.
–¿En medio del bosque? ¿Qué clase de lugar podría haber por aquí?– Preguntaría escépticamente Káeli.
–Aunque no lo parezca, yo conozco lugares interesantes por aquí.– Diría presumidamente Lyontari. –Por aquí hay un lugar ideal donde poder relajarse. ¿Qué te parece si vamos y descansamos?–
–Pues..., la verdad es que estoy algo cansada, así que voy a aceptar. ¿Seguro que está cerca?– Le preguntaría Káeli.
–¡Por supuesto que sí! No te preocupes, está a la vuelta de la esquina.– Diría Lyontari redirigiendo a los burros en dirección a la taberna.
–Está bien, intentaré confiar en ti...– Responde Káeli.
Ambos viajeros entraron a la taberna, Káeli no es exactamente una chica que tome mucho, pero en este momento cualquier silla más cómoda que los de la carreta serían mejores que nada.
Por otro lado tenemos a Lyontari, quien está a un pelo de convertirse en alcohólico y ha pasado mucho tiempo sobrio.
El ambiente no era el más agradable para nuestra señorita Káeli, pero Lyontari rápidamente se hizo de amigos entre los clientes y Anarkyo parecía estar feliz de volver a ver a Lyontari.
Káeli pudo divisar al cantinero Anarkyo entonces: Piel blanca, cabello bastante rizado color rubio, carente de barba y bigote, con ojos carentes de melanina color carmesí con nariz recta y puntiaguda, portando una camisa larga fajada igualmente en un pantalón de vestir igualmente junto a un cinturón monocromáticos obscuros, además de tener gran robustez que destacaba sus hombros y sus orejas poseían lóbulos.
–¿Cómo está, mi viejo anarquista favorito?– Diría Lyontari a Anarkyo.
–Muy bien, Qasad. Hace mucho que no te veía.– Respondería Anarkyo a Lyontari con un tono algo serio, pero alegre.
Káeli habría notado el cambio de nombre de su compañero por el que dijo Anarkyo taberna, pero supuso que era o su apodo o su endónimo (su nombre original en su lengua natal).
–Ya sabes, me he estado metiendo en líos y terminé en una revuelta metido con esta tipa que ves.– Diría Lyontari.
–Ya veo…– Diría Anarkyo. –¿Sabes? El chisme por aquí no se hace esperar. Es tu ama, ¿no es cierto?– Preguntaría Anarkyo alzando una ceja.
–Sí…– Respondería Lyontari no muy orgulloso.
–Vaya lío en el que te has metido.– Respondería Anarkyo logrando que Lyontari se encogiese.
Lyontari pidió una cerveza bien fría mientras que Káeli descansaba en los sillones cómodamente. Lyontari quería despejar su mente del hecho que era propiedad de alguien.
–Ey, pero tu amiga no solo puede estar por ahí sentada, si no pide nada, debe quedarse afuera.– Le dice Anarkyo a Lyontari.
–Claro, claro…– Lyontari se voltea en posición a Káeli. –Ey, querida. Necesito que pidas algo o tendrás que irte.– Le dice Lyontari a Káeli quien se levanta para responderle.
–¿Cómo por qué? Con lo alcohólico que eres, tomarías prácticamente la parte que me correspondería.– Responde Káeli.
–Lo siento, querida, políticas del lugar.– Le responde Lyontari con una sonrisa burlona en su rostro alzando los hombros.
–Okay, okay… Que me dé una piña colada.– Dice Káeli.
–No hay.– Responde secamente Anarkyo a Káeli.
–¿Coñac?, ¿cosaco?, ¿vino tinto?– Pregunta Káeli mientras Anarkyo solo sigue respondiendo que no. –Ay, no sé… Una cerveza no es de mi agrado, ¿no tendrá hidromiel?– Le pregunta Káeli a Anarkyo con esperanza de que haya algo que tomar… que no sea cerveza.
–Bueno, tenemos un poco, pero le advierto que es muy cara.– Le advierte Anarkyo a Káeli.
–Mientras no sea cerveza, está bien para mí.– Responde Káeli.
Anarkyo entonces entra con un tarro y vuelve con él lleno de hidromiel. Káeli lo ve no muy bien, pero toma el tarro y comienza a tomarlo de a poco.
Káeli no es que sea muy refinada con el alcohol, simplemente no le gusta, especialmente la cerveza. Pero se acostumbró al sabor de algunas bebidas en específico, como el coñac, el vodka y el vino; aunque cualquier jugo es mil veces mejor para ella
–Y dígame, ¿de dónde viene?– Preguntaría Anarkyo.
–Soy de por aquí, me ofende la duda.– Respondería Káeli.
–Señorita, hasta un sordo lo notaría. Se nota que no es de por aquí, aunque sinceramente, nunca había oído su acento por aquí antes y eso que recibo mucha gente a diario.– Le dice Anarkyo.
–¡Con un demonio! Si sigo sin aprender bien el acento no podré mezclarme con los demás sin ser tratada como una extranjera.– Pensaría Káeli. –Bueno, lo cierto es que vivo un poco lejos de aquí, pero esa es información privada.– Diría Káeli.
–Apuesto a que eres de otro reino que busca refugio. No te preocupes tanto, Lyontari también lo es, estás a salvo aquí.– Diria Anarkyo.
Káeli daría un suspiro. –Lo siento, señor, intento mezclarme aún con el resto de personas…– Contesta Káeli.
–Se nota. Así que dime, ¿de dónde vienes?– Volvería a preguntarle Anarkyo.
–Soy del Reino del Aire, Regnum de d'Aer, de la zona sur, Afrodisyakós.– Contestaría Káeli.
–Conque de Afrodisyakós…, es raro que alguien llame a algún reino por su nombre oficial, intenta evitarlo.– Responde Anarkyo. –¿Y qué te trae por aquí?– Preguntaría ahora Anarkyo.