La Coroneta

5. Solo haces esto más fácil

–¿No dan escalofríos esas palabras? ¡Una persona que con solo por nacer haga caer un reino entero! Como reina, obviamente no puedo dejar que eso pase.– Dice Jadeít.

–Sí, es muy escalofriante... Aunque, ¿sabe, vuestra merced Jade? Si yo estuviese en su lugar, probablemente habría querido estar muerta.– Dijo Káeli.

–Tal vez... es un destino cruel el de la joven hija de esos dos reyes, tiene que vivir con la desgracia de la maldición de la Gran Bruja y además tiene que esconderse porque podrían matarla por querer destruir un reino. Yo la verdad también me habría dejado matar en su lugar, eso no suena a una linda vida.– Responde Jadeít.

–No, no lo es.– Respondió Káeli.

–En fin, cambiando de tema... ¿Adónde os dirigís ahora?– Preguntó Jadeít.

–Estamos camino al norte de esta península, queremos encontrar trabajo en algún lugar un poco menos saturado de migrantes que este puerto.– Respondió Káeli.

–Comprensible. ¿Arryesgo, conoces algún lugar al que podrían ir?– Pregunta Jadeít.

–Quizás podrían ir a un lugar, se llama «Poli de Emeralda», es una hermosa ciudad y tiene pocos migrantes de momento; podríais buscar mezclarse.– Respondió Arryesgo.

–Creo haber oído de esa ciudad, ¿podrían decirnos hacia dónde está?– Pregunta Lyontari.

–Podríamos hacerlo, pero si queréis, también podríamos llevaros allá.– Responde Jadeít.

–⸘De verdad‽ ¿Pero por qué alguien como vuestra merced nos ayudaría de esa manera?– Pregunta Káeli.

–Casi los matamos por error, es lo menos que puedo hacer por vosotros, ¿no creéis?– Pregunta Jadeít.

–Pero creo que sería demasiado, ya hemos abusado un poco de su hospitalidad y...– Dice Káeli siendo interrumpida por Jadeít.

–Vamos, dejadme hacer esto por vosotros, de paso podré visitar el observatorio de esa ciudad, extraño mucho ver las estrellas con la calidad que hay cerca de ahí.– Responde Jadeít.

–¡Káeli, ya cállate y acepta por favor, no quiero ir más en esa carreta horrible!– Pensaría Lyontari desesperado a causa de la “culpa” que sentía Káeli.

–Bueno... Me parece bien, muchísimas gracias, vuestra merced.– Respondería Káeli.

–Es un gusto. Mañana podríamos salir si así lo queréis.– Diría Jadeít.

–Cuando sea que desee salir estaremos conformes, vuestra merced, tómese su tiempo.– Responde Káeli.

–Muy bien, entonces saldremos mañana. Le diré a Arriesgo que prepare la carroza para salir.– Responde Jadeít.

–Vuestra merced, ¿por qué debo hacerlo yo? Soy su caballero, no su sirviente.– Responde Arryesgo.

–Soy tu reina, así que sigues estando sujeto a hacer lo que te diga. Además... no tenemos personal y yo no lo haré.– Responde Jadeít.

–Muy bien, como ordene.– Responde Arryesgo, pero en sus pensamientos... –¡Demonios, ¿por qué todo yo‽ Se burla de mí como si fuese su bufón, me golpea con un palo como si fuese una especie de pared para practicar esgrima, me usa para su protección, ¡soy casi que su ejecutivo v! Cuando acepté este trabajo no me imaginaba convertirme en su sirviente, se supone que solo sería su caballero, su guardián…– Gritando internamente por explotación laboral. –Aunque, todo lo vale por ella, por mi reina.– Se decía Arryesgo internamente para calmarse.

–Muchas gracias por todo, vuestra merced Jadeít.– Diría Káeli.

–No os preocupéis por nada.– Responde Jadeít.

Todos en la habitación habrían terminado el té y Jadeít habría subido a guiar a sus invitados a sus recámaras.

–Una duda, vosotros no sois novios, ¿o sí?– Pregunta Jadeít.

–¡Claro que no!– Respondieron Lyontari y Káeli.

–Solo quería estar segura de que no quisiesen compartir cuarto, quiero decir, todo este tiempo han estado durmiendo juntos en esa carreta, ¿no?.– Responde Jadeít.

–Sí, pero no hace falta.– Dijeron Lyontari y Káeli ruborizados.

Lyontari tiene el cuarto de la derecha mientras Káeli tiene el cuarto de la izquierda. Ambos se fueron a sus respectivos cuartos a dormir de tan agotador día.

–Buenas noches.– Dijo Lyontari desde el otro cuarto.

Las pupilas en ese momento de Káeli se habrían dilatado un poco. –Buenas noches.– Respondió con una sonrisa en su rostro.

Jade por su parte a lo largo del castillo, se encontraba caminando por ahí, hasta encontrarse con Arryesgo.

–¿Vuestra merced está realmente segura de esto?– Preguntó Arriesgo a Jadeít.

–Por supuesto, si nos ganamos su confianza podremos saber con certeza si realmente son ellos o no. De cualquier forma, solo necesitaríamos muerta a la chica.– Responde Jadeít. –Además, en serio quiero ir a ver las estrellas.–

–Vuestra merced siempre ha amado el espacio exterior, ¿no es cierto?– Preguntó Arryesgo.

–Por supuesto que sí, es un mar lleno de posibilidades que quizás algún día seamos capaces de alcanzar.– Responde Jadeít.

Ella se habría volteado hacia una ventana donde se asomaba la Luna.

–Nuestra tecnología siempre ha sido potenciada por nuestra magia, por eso es casi imposible crear un vehículo capaz de llegar a la Luna siquiera, cualquier persona se cansaría a mitad de camino.– Diría Jadeít mientras admira la belleza celeste. –Pero creo firmemente que si logramos explotar los recursos de nuestro planeta, quizás podríamos llegar y volver sanos y salvos.– Añade.

–Me encanta cuando se pone así de soñadora, parece una niña pequeña llena de sueños cada que habla del espacio.– Pensó Arryesgo.

Jadeít habría apartado la vista por un momento de la ventana. –Lo siento, creo que comencé nuevamente a divagar sobre el cosmos.– Dijo.

–Vuestra merced no tiene de qué avergonzarse, es un sueño bastante admirable.– Dijo Arryesgo.

Él se acercó también hacia la ventana y mientras miraba el fulgor de la Luna, recordó una historia de su infancia.

–Cuando era niño, mis padres me contaban que la Luna realmente estaba hecha de jade, un jade blanquecino que era capaz de reflejar la luz del Sol.– Dijo Arryesgo.



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En el texto hay: viajes en el tiempo, romance, altafantasia

Editado: 25.11.2024

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