14. El dragón que perdió a su amo

Jadeít, Lyontari, Káeli y Likán decidieron continuar su viaje en carroza hacia la siguiente ciudad, el viaje era largo y tardarían aproximadamente 3 días, por lo que debían apresurarse lo más posible, pero no siempre lo más rápido es lo más seguro.

–Eh, Likán, ¿no había por aquí un atajo?– Le preguntó Jadeít.

–Sí, hay uno, aunque no sea si sea conveniente tomarlo, sabe que está cerca de la cueva del antiguo Dragón de Tierra.– Responde Likán.

–Ya lo sé, pero no creo que esté despierto, es pleno día, los dragones de su tipo cazan en la noche.– Refuta Jadeít.

–Bueno, tienes algo de razón en ello, pero aún así no creo que sea buena idea.– Responde Likán.

–Bueno, pero estén atentos, si llega aparecer, saldremos corriendo sin ver atrás. Un dragón que ha perdido a su dueño es impacible.– Dice Likán.

–¿De qué tipo de dragón estamos hablando?– Pregunta Lyontari nervioso.

–Dragón oriental.– Responde Likán.

–¿No se supone que ese tipo de dragones son razonables?– Respondió Lyontari.

–¿Hay acaso una buena razón por la que tendríamos que invadir su nido? Son dragones extremadamente listos y recelosos de su territorio, saben cuando mientes y son terriblemente poderosos.– Explica Likán.

–Al menos no es una hidra.– Responde Jadeít.

Likán seguiría avanzando hasta desviarse en cierto punto del bosque donde se veía un camino a medias. Seguiría avanzando por la profundidad de los árboles hasta divisar un túnel que atravesaba el bosque, si pasaban por él, ahorrarían 1 día entero de viaje.

–¿Ya llegamos?– Preguntó Lyontari.

–¿Acaso ya viste que salimos del túnel?– Le preguntó Jadeít.

–Pues no..., pero...– Decía Lyontari.

–Entonces no preguntes burradas.– Dijo Jadeít.

–Solo me aburro de estar en esta carroza...; parece que el viaje es infinito.– Responde Lyontari.

–Pues entonces no lo hagas insufriblemente eterno con tus tonterías.– Responde Jadeít.

–¿Yo? ¡Pero si la que es insufrible eres tú buscando pelea por todo!– Responde Lyontari.

–Sh, sh, sh, ¿por qué no te callas?– Pregunta molesta Jadeít.

–Pero..., pero...– Decía dudando de qué decir Lyontari.

–¡Dios! ¡Cállate, cállate, cállate!– Responde Jadeít a Liontari.

–Por favor, no hagáis tanto ruido, estamos a punto de llegar, lo que menos quiero es que lo despertéis con su alboroto.– Les dice Likána los 2.

–Ya, no te preocupes tanto, seguro estará tan dormido que aunque el cielo se cayera seguiría igual de dormido.– Refuta Jadeít.

En ese momento un terremoto natural parece comenzar agitando a los caballos y la tierra, provocando una avalancha que haría que la ruta por la que pensaban atajar quedase completamente bloqueada.

–¡Con un demonio, lo que faltaba! ¿Acaso no puede ponerse peor?– Pregunta Jadeít fastidiada por la situación.

Entonces como si sus quejas se hubiesen convertido en plegarias de la cima de la montaña furioso aparece. Se trataba de un dragón azul como el cobalto de cuerpo serpentino tan largo como para abrazar desde la falda una montaña.

Solo al verlos esté se encaminó volando hacia ellos con prontitud. Risko hizo que los caballos tomarán camino atrás y halando la carroza intentaron escapar de las garras del dragón, hasta que este llegó y de un placaje rompió la carroza y los caballos corrieron sin nadie que los manejase, el dragón preparaba su siguiente ataque.

–¡Corran todos por su vida!– Grita Likán quien comienza a correr.

Todos lo siguen mientras que el dragón se alzaba hacia el cielo para comenzar a caer en picada hacia ellos. La majestuosa bestia arremetió contra el piso cercano a ellos, causando un fuerte temblor, temblor el cual hizo tropezarse a Jadeít.

–¡Princesa, Jadeít!– Grita Likán regresando por Jadeít mientras la bestia se acercaba como una serpiente gigante.

Káeli ve como Likán y Jadeít iban a ser tragados por el dragón, por lo que decide dar paso atrás y se encarrera hacia el dragón.

–⸘Káeli, qué demonios haces‽– Le pregunta Lyontari al ver como ella parecía estar a punto de cometer suicidio.

–そュぉけ㆟！– Exclamaría Káeli con fuerza mientras se acercaba al dragón donde generaría un muro impenetrable de una roca obscura con la que el dragón chocaría y retrocedería un momento. –Váyanse ahora, no hay tiempo que perder.– Impera Káeli.

Jadeít empieza a correr junto a Likán cuando el dragón rodeando el muro se acerca hacia ellos rápidamente, a lo que Káeli parece responder rápidamente con un hechizo que le permite volar por el aire a máxima velocidad llevándoselos a ambos junto a Lyontari.

–El dragón no creo que deje de seguirnos, váyanse rápido, yo los alcanzaré después.– Dice Káeli para volver con el dragón para servir como distracción.

–¿Desde cuándo ella puede hacer eso? Ese fue el hechizo máximo de defensa de la Magia de Metal. ¿Acaso se ha estado conteniendo todo este tiempo?– Se pregunta Jadeít viendo como Káeli se acerca con mucha velocidad hacia el dragón.

–たぁンげ！– Diría Káeli lanzando otro hechizo en este caso un hechizo de tierra en el que pasaba las vibraciones de un metal pesado que golpease su cuerpo para hacerlo retroceder.

El dragón enfurecido arremetió contra Káeli cuando un muro impenetrable de piedra negra detuvo el impacto, dicho hechizo fue realizado por Jadeít.

–¿No pensarás en serio que te voy a dejar sola con este monstruo?– Preguntaba retóricamente.

–Gracias.– Le sonríe Káeli.

–¿Tienes alguna idea para detenerlo?– Le pregunta Jadeít.

–La única forma de detener a un dragón así es hablarles en su idioma una vez que te ganes su respeto.– Responde Káeli.

–¿Te sirve esto?– Dice Jadeít sacando un pequeño libro con un dragón en la portada y entregándoselo.

–¿Es acaso?...– Diría Káeli para ser interrumpida por el dragón que había rodeado la muralla y se acercaba rápidamente cual serpiente hacia ellas.

–Busca algo útil, yo me encargo.– Diría Jadeít activando su armadura de Géminis y empuñando su espada haría retroceder al dragón con una estocada.