Se llevó a la corte a tanto a Káeli como Lyontari, Likán también fue llevado, sin embargo, no estaba puesto como sospechoso, sino que iba más como testigo. Káeli se moría de rabia internamente mientras veía cómo a ellos los veían como criminales, mientras que el verdadero culpable era visto como la víctima.
Una vez que tanto Káeli como Lyontari estuvieron sentados ante la corte, comenzó el juicio declarado por la jueza en turno levantándose para recibir a la jueza.
–Muchas gracias. Pueden sentarse todos ustedes.– Pide la jueza a todos aquellos encontrados en la sala. –Ahora bien, necesito que se presenten los abogados de cada uno de tanto el testigo como del acusado.– Pide ahora la jueza.
Se levantan los abogados respectivos de ambas partes.
–Muy bien, ahora por favor que el abogado del testigo explique la situación.– Dice la jueza.
–Su señoría, el caso aquí presente es claro. Aquí mi cliente quien era el guardaespaldas de la que era la princesa Jadeít, se encontraba con los acusados a quienes los llevaban hacia Poli de Emeralda en el carruaje real, les estaban dando lo que se le conoce coloquialmente como raite, autoestop o aventón, pero conforme fue pasando el transcurso del trayecto, mi cliente comenzó a sospechar que las intenciones de los acusados no eran benévolas y como parte de su deber, este simplemente se encargó de destapar sus malas intenciones, descubriendo que la acusada, Káeli Xyovka era una inmigrante del Reino del Aire, por lo que decidió alejar a dichas personas de la princesa avisando a las autoridades de migración para deportar a ambos acusado, además de presentar intenciones de atacar a la princesa en más de una ocasión, pero tras esto, la princesa Jadeít comenzó a presentar un comportamiento errático, dirigiéndose casi hipnotizada para proteger a Káeli y Lyontari, cosa que logró, a costa de su vida al confrontar a las autoridades que iban a llevarlos a interrogatorio de manera pacífica.– Declara el abogado de Likán.
–Muy bien, ahora puede pasar enfrente el abogado de los acusados.– Pide su señoría.
–Gracias, su señoría.– Dice el abogado en cuestión pasando hacia adelante. –El caso en cuestión de tanto de mi cliente Lyontari como de mi cliente Káeli es una falsa acusación. Según lo dicho por mis clientes, la princesa Jadeít supo desde el principio que ambos eran inmigrantes, además que Lyontari presenta un contrato de esclavitud para reducir su condena en la cárcel.– Declara el abogado para después continuar. –Tanto Lyontari como Káeli fueron atacados por Likán y Jadeít a causa de que ambos fueron acusados de venir a asesinar a la princesa Jadeít, siendo su fundamento de realizar tal acción la predicción hecha por el rey Jikán a la familia real hace muchas generaciones.– Dice el abogado prosiguiendo mientras da un pequeño respiro. –Dicha predicción es algo que la mayoría de los presentes debemos conocer como parte de nuestra cultura general, una profecía del rey Jikán, rey del Reino del Aire en aquel entonces y la encarnación de la magia del tiempo más poderosa que jamás se ha visto, él predijo cómo petición a la familia real de nuestro reino el fin de su linaje; la predicción decía que aquella niña nacida de alguien de la familia real del Reino del Aire y el Reino de la Tierra, llegaría un día en una carreta jalada por burros y a partir de ese día, la familia real del Reino de la Tierra tendría sus días contados, donde a causa de ella, la familia real quedaría sin ningún legado. Está claro que esta predicción fue usada en múltiples ocasiones en el pasado por la familia real para cometer varios homicidios, siendo hasta la última generación donde se le dio un alto por parte del gobierno, sin embargo, al sucitarse la situación, ambos fueron atacados y la princesa Jadeít al percatarse que no eran parte de la profecía, como una disculpa a ellos y a todos los anteriormente atacados como ellos, se ofreció a llevarlos hasta Poli de Emeralda. Todo fue bien, hasta que en un momento dado, debido a tensión causada según mi cliente Jadeít, por el caballero Likán, se separaron del grupo, pero no contento con eso, Likán los reportó con la policía, la princesa al enterarse salió corriendo para evitar el error tan grande según su perspectiva que había cometido el caballero en turno y cuando iba a terminar todo de manera pacífica, el caballero Likán, provocó a los oficiales con un hechizo de gravedad para aparentar que ellos habían atacado.– Declara finalmente el abogado.
–Por lo que puedo entender, ¿me está diciendo que el caballero encargado de proteger a la princesa es el verdadero culpable del asesinato de la princesa?– Pregunta la jueza.
–Sí, así es, su señoría.– Responde el abogado. –Todo esto fue a causa de la credibilidad que tenía la profecía hecha por el rey Jikán por parte del caballero Likán. La princesa Jadeít no hizo más que defenderlos por saber que eran inocentes.– Afirma el abogado.
–Muy bien, mas sin ningún tipo de prueba aparte del testimonio de los acusados, no podemos dar fe de lo que se afirma; no tienen bases más allá de querer cambiar la culpa del asesinato de la princesa Jadeít al caballero Likán.– Responde la jueza.
–Su señoría, si me permite, la argumentación del abogado carece de sentido: ¿Por qué la señorita Jadeít daría su vida por gente inmigrante que conoció en tan poco tiempo?; ¡Es inaudito!– Alega el abogado de Likán.
–Ya llegaremos a eso, de momento pasaremos a la declaración de los hechos por parte del testigo y los acusados.– Anuncia la jueza.
Tras esto Likán se levanta de su asiento y presentándose ante la corte, con un tono deprimente y muy apagada comienza a testificar.
–En efecto, nosotros atacamos inicialmente a tanto Káeli como a Lyontari, al verlos a ambos venir en una carreta jalada por burros, ambos en su momento, nos llenamos de temor, ya que como todos deben saber, Jadeít era la última del linaje real, sin embargo cuando los interrogamos ambos parecían completamente inocentes, pero entre más pasó el tiempo, más convencidos estábamos que eran ellos, aquellos descritos en la profecía y debíamos acabar con ellos antes de que se hiciese verdad, que como pueden observar, fallamos intentándolo.– Declara Likán.