Káeli y Βωλυο se encontraban viajando a través del mar flotando como si estuviesen siendo impulsados como en una lancha. Este hechizo no era tan raro y era frecuente de aprender, ya que el Reino del Agua, especialmente antaño cuando era el Imperio de Hielo comprendía territorios demasiado lejanos entre sí.
Káeli durante el viaje sigue intentando recordar sobre la escuela que aparentemente tenía el símbolo en su túnica su compañero Βωλυο; de lo poco que recordaba es que fue una escuela dirigida hacia los varones para explotar sus capacidades mágicas al máximo y poder crear futuros guerreros ejemplares, sin embargo sus métodos aunque incluían diversos recursos pedagógicos que hoy en día serían cuestionables, en su momento tenían resultados bastante buenos.
Káeli sin embargo estaba segura que dicha escuela fue destruida en la Gran Guerra cuando el Imperio del Agua intentó apoderó de los territorios que hoy son del Reino del Aire, lo más sorprendente de esto, es que el soldado que hizo esto era mujer, ¿acaso ella tiene que ver con esto?, ¿no debió haber muerto hace varios años ya?
–Ελδρε, δεργρά προβλω δεστως, μαερ βερ διγρως σονστονω ενερ θυτρερ ητραγατυς δατχ διτατρωξκύιγομ; Ερ αιλτοματως οξιω δατχ υτρογος ρο ενερ βεχολω ανδερ ηξυρογομ δεστωρ φροφρονως γωθφρωμ ενερ διτατρωξκώ.– Káeli le pregunta en el idioma antiguo a su nuevo compañero, Βωλυο, cuánto tardarían en llegar, puesto que la última vez fueron trece días.
–Σταπερ χέαλωμ χωρ ραγος θωιθί δερχελλορ, μαερ βερ ερ δατχ δεργρά, podría φικούιβ δατχ θασθύιβω γοφροφρονωμ οξγιωθφρωρ.– Responde Βωλυο.
–Guau, ¿en serio en tan solo 19 horas podríamos estar ya allá? Es una cantidad de diferencia muy grande..., ya entiendo porque el Reino del Agua es principalmente insular, no tienen problemas para moverse en el mar.– Piensa Káeli mientras se sostiene del bote y ve lo lejos que habían ido durante esas 6 horas, era incapaz de divisar el continente del que venían ya o alguna isla cercana. –Realmente son muy impresionantes.– Piensa Káeli.
Mientras el viaje de Káeli y Βωλυο continuaba, Likán salía de su primer día de trabajo en aquel restaurante de hamburguesas. Había conseguido trabajo como cajero y aún así estaba realmente cansado, pero ya no tenía nada qué hacer.
Likán por lo menos aún tenía su casa, la cual seguía siendo ligeramente lujosa, aunque estaba pensando en qué quizás tendría que venderla porque los impuestos que tendría que pagar por ella serían muchos.
Likán se acerca a un parque que estaba cerca de su casa y se sienta sobre una banca. Observaba como comienza a anochecerse poco a poco y mientras la Luna se posa en el cielo con más fuerza, las piedras de luna comenzaban a brillar estando en contacto con la Luna.
La electricidad aún no se había desarrollado del todo, aunque se podía aprovechar de gemas mágicas, o de personas de magia de rayo, con artefactos que tengan cables de cobre u oro para crear lámparas; no estaban muy vendidas porque era muy difícil conseguir las gemas que pudiesen crear electricidad y no toda la gente podía manipularla por sí misma, por lo que era más barato poner en las ciudad más grandes piedras de luna que se conseguían de los dragones de luna, unos pequeños e inofensivos dragones que eran nocturnos. Sus gemas brillaban al estar en contacto con la luz lunar.
Likán está consciente que también podría vender las piedras de rayo que este tenía en su casa para alumbrarla artificialmente. Mira hacia la Luna fijamente por un rato.
–¿Qué se supone que haga ahora? Sé que me pagarán poco, pero al menos tendré dinero y podré gastarlo en lo que quiera...supongo...¿pero realmente alcanzará para pagar las deudas?– Likán piensa mientras ve perdidamente, entonces baja la mirada por un segundo y ve a una persona conocida a lo lejos. –¿Ese no es Liflï?– Dice Likán para levantarse y comenzar a caminar sin hacer mucho ruido.
Eskáy Liflï se encontraba con un sujeto hablando; Liflï estaba cobrándole "la mercancía" que le había comprado hace algunos días. El sujeto en cuestión de pedía unos días más para poder pagar, Liflï se le acerca al oído izquierdo de él.
–No es por ser mala persona, en serio, si por mi fuese te esperaría, pero si no pagas pronto va a terminar muy mal, créeme, te recomiendo mejor pedir un préstamo al banco y pagarnos primero.– Le susurra.
Likán no escucha bien lo ocurrido, pero se queda bastante confundido por su forma de actuar. Se levanta un momento y comienza a caminar hacia ellos.
Liflï solo pone su mano en el hombre del sujeto y después le pide que se retire.
–Solo piensa en lo que hablamos, por favor.– Le dice Liflï con un tono algo preocupado.
Arryesgo una vez estando cerca, Liflï voltea al sentir su presencia; inicialmente se sorprende, pero después le sonríe.
–Oh, vaya, pero si es Likán. ¿Qué te trae por aquí?– Le pregunta Liflï mientras lo saluda.
–Trabajo por aquí y decidí descansar ahora que ya había terminado mi turno. ¿Qué hacías con ese sujeto de allá?– Le pregunta Likán.
–Oh, nada de nada, solo...negocios.– Le responde nervioso mientras le sonríe.
Likán se le queda viendo dudoso de lo acontecido, así que guiándose por su instinto, le hace una nueva pregunta.
–¿Qué pasó con los sujetos de los que te ayudó Jadeít?– Le pregunta a Liflï.
–Ah, ellos. Pude pagarles todo lo que les debía, realmente estoy agradecido con ella, ¿podrías agradecerle por mí?– Le pregunta Liflï a Likán, ignorante de lo que había pasado.
–¿Es que acaso no has leído el periódico estos últimos días?– Le devuelve la pregunta extrañado de que no supiese nada al respecto de lo sucedido.
–¿Ah? La verdad que no, ¿acaso le pasó algo a la señorita?– Pregunta Liflï con un tono preocupado en su voz.
–Falleció. Hace unos días ocurrió un incidente con una tipa y la policía: En medio de toda la conmoción fue herida por una flecha antimágica; murió por los efectos de la flecha por haberle dado en el estómago.– Responde.