Káeli no le tomó importancia en su momento a aquel mensaje que leyó y siguió con lo suyo. Tanto Káeli como Βωλυο se encargaron de traer más leños para tener suficiente leña para la noche. Después de ello ambos se sentaron y con unas cucharas que creó Káeli con ayuda de su magia comieron el arroz, por su parte Lyontari se encontraba saliendo de la taberna, finalmente se le había pasado la cruda..., bueno, más o menos.
Lyontari antes de irse bajó al sótano donde había un armario donde en el último cajón encontró una caja rojiza. Anarkyo hace mucho le dijo que en dicha caja había lo que le costó la vida de su esposa, una gema que le arrebató esta misma al virrey Dax Xiró: El Ámbar Estelar; Lyontari tomó la caja, la abrió y admiró la gema... Tenía un color amarillo como nuestra estrella. Lyontari la vuelve a guardar en la caja y se la lleva consigo ya que sabía que no pasaría mucho para que alguien viniese a robarse cosas de la taberna y la parte de la casa.
Lyontari partió hacia al Norte nuevamente, aunque evitaría pasar directamente por Poli de Emeralda para evitar a la policía, por lo que iría por pueblos colindantes.
Likán por su parte fue citado con su jefe quien le descontó la hamburguesa de lujo que pidió Gǒguma, aproximadamente el 34 % de su sueldo... en una simple hamburguesa.
Likán estaba consciente que con dicho recorte tendría problemas para pagar el gas y el agua, aún así Likán no dice nada y solo se va al parque para reflexionar un poco.
Likán veía el cielo violeta obscuro con cian cerca de su estrella producto del atardecer. Su azulada estrella lo hacía reflexionar sobre cómo su vida ya no era la misma: ¿Cómo pasó de ser tan feliz a no tener nada?; aunque, de ninguna manera parecía estar dispuesto a aceptar que era su culpa
Likán ve a Liflï más tarde llegar y posarse al lado de un árbol, por lo que recuerda lo que le comentó de su trabajo el otro día. Likán vuelve a pensar al respecto y decide levantarse y acercarse a Liflï.
–Eh, ¿qué paso, Likán?– Lo saluda Liflï.
–Quería pedirte un favor...– Se acerca más Likán.
–Ajá, ¿qué necesitabas?– Pregunta Liflï.
–Quería saber si habrá algún lugar en donde vos trabajas... Necesito un mejor empleo.– Responde Likán.
–En realidad, sí, últimamente hace falta personal y por tu historial como guardaespaldas probablemente conseguirás fácilmente el empleo.– Dice Liflï. –Ven, sígueme.– Le dice Liflï haciendo su mano hacia él y comenzando a caminar.
Regresando con nuestra protagonista, esta consigue dos piedras adecuadas para poder generar chispas y con ayuda de Βωλυο logran prender fuego a la leña.
Káeli ve a Βωλυο y piensa en si sería correcto preguntarle qué es lo que busca con aquella persona y cómo es que consiguió la ropa que trae puesta, pero decide guardárselo de momento.
Ella conforme pasa el tiempo y el silencio se apodera del lugar se queda dormida.
Por otro lado, Liflï lleva a Likán con sus jefes, especialmente con Ámirra ya que es ella quien decidirá si se queda o no.
Liflï llega junto a Likán con Ámirra en un callejón donde se encontraba esta. Ámirra voltea a ver a Liflï y luego a Likán confundida por su presencia, mientras que Likán queda maravillado ante la belleza de la chica.
–⸘Quién es él‽ ¡Sabes que no puedes traer amigos tuyos por aquí!– Exclama Ámirra.
–No es un amigo, bueno sí, pero no lo traje por eso. Me dijiste que necesitábamos personal, especialmente en el área de "defensa" y "vigilancia", y él es bastante bueno en eso.– Responde Liflï dice señalando con el dedo a Likán.
–Oh, ¿en serio?– Se sorprende Ámirra por un momento. –¿En qué trabajas antes?– Le pregunta Ámirra a Likán.
–Yo antes fui el guardaespaldas de la princesa Jadeít.– Responde Likán.
–¿Esa princesa que recientemente fue asesinada? No creo que hayas hecho bien tu trabajo...– Responde Ámirra a Likán.
–Tuve un pequeño inconveniente ya que ella no quería que la protegiese más... Básicamente ella misma fue quien provocó su propia muerte.– Responde Likán. –Yo hice todo lo que pude.– Agrega Likán.
–Sí, sí, mira... Eres un excelente héroe y tal, pero eso no te servirá de nada aquí; buscamos eficiencia, no gente que busca ser reconocido por hacerse el héroe.– Responde Ámirra. –¿Crees tener lo necesario o no?– Añade viéndolo fijamente.
–¡Por supuesto!– Likán voltea hacia Ámirra algo molesto por su comentario, pero al verla directamente a los ojos después de responder mira hacia otro lado por no soportarla. –Pienso esforzarme hasta el máximo.– Agrega Likán.
–Muy bien, eso es lo mínimo que espero.– Responde Ámirra. –Ahora sígueme, te presentaré al jefe.– Dice Ámirra para caminar lejos de ahí hacia un barrio a algunas cuadras y metiéndose a una casa común y corriente.
Likán seguía a Ámirra con cautela, en la casa bajaron al sótano donde había una oficina iluminada con antorchas. Ámirra tocó a la puerta y una voz desde dentro le avisó que podían pasar.
Estando adentro Likán pudo identificar a su nuevo jefe, se trataba de un hombre que padecía de albinismo total en su piel, cabello y ojos, usaba una bata negra con alas de águila pintadas en el centro de color blanco.
–Te presento al señor Infinidá.– Le dice Ámirra a Likán.
–Supongo eres otra persona que quiere trabajar con nosotros, te aviso de una que yo no me ando con juegos, pero créeme, la paga hará valerlo.– Le dice Infinidá a Likán.
–Sí, estoy aquí para trabajar como alguien de seguridad.– Responde Likán.
–Muy bien. Ámirra te enseñará más al respecto de tu trabajo.– Le dice Infinidá a Likán.
–Okay, muchas gracias.– Responde Likán para después seguir a Ámirra. –¿Qué estoy haciendo aquí?– Se preguntaba Likán dándose cuenta en qué se estaba convirtiendo.
–Eh, no estés tan distraído, así cualquiera podría tirarte.– Le dice Ámirra a Likán ondeando su mano enfrente de él.
–Lo siento, solo estaba pensando unas cosas.– Responde Likán avergonzado tras volver de sus pensamientos.