Káeli había continuado el viaje por el bosque, ahora ella sola. El camino era largo, pero no podía abandonar a Lyontari, tenía que encontrarlo, sea donde sea que estuviese.
Durante el transcurso del viaje de Káeli, el cansancio se hizo llegar y mientras caminaba por el bosque encontró un hermoso arroyo, la señorita de cabello azulado como el cobalto se agachó y tomó agua de él.
Káeli se sentó junto al arroyo y mientras descansaba Jadeít se materializó su ánima.
–Necesitas entrenar, ¿recuerdas?– Le dice Jadeít.
–¿Por qué debería? No hay nada que temer.– Preguntó Káeli confundida.
–En realidad sí, no solo es que estés ahora como un blanco fácil de depredadores, también tienes enemigos de este país donde tu linaje fue desterrado. Las leyes no te amparan, cualquiera podría matarte y no sería ilegal... y el Amuleto del Rey no me dejará descansar hasta que puedas valerte por ti sola en cuanto a lo que pueda enseñarte.– Explica Jadeít.
–Sí, lo entiendo... Bueno... ¿Qué sigue?– Pregunta Káeli.
–Te mostraré las bases para obtener tu máscara interior.– Responde Jadeít.
–Muy bien, ¿qué haremos primero?– Pregunta Káeli.
–Tenemos que trabajar un poco con tu mente. Para obtener la máscara debes estar bien contigo mismo, ¿estás de acuerdo con quién eres?, ¿o desearías ser alguien más?– Pregunta Jadeít.
–Eso creo... He salido adelante con fuerza y dedicación.– Responde Káeli.
–¿Hay algo de lo que te arrepientas contigo misma?– Le pregunta Jadeít.
–No lo sé...– Le responde Káeli.
–Debes saberlo, piénsalo un poco.– Le responde Jadeít.
Káeli se mantiene pensativa sobre todo y recuerda todos los problemas que le han dado su magia del tiempo. Todo sería mejor sin ella.
–Creo que... mi magia del tiempo.– Responde Káeli.
–Pero es por ella que de hecho, estoy aquí y no solo eso, por eso saliste del juicio, ¿no? ¿No es esa misma la magia que detuvo el enfrentamiento de aquella ánima que ahora finalmente puede descansar?– Pregunta Jadeít.
–Sí, lo es... pero, no quita lo mucho que ha hecho desagradable mi vida.– Responde Jadeít.
–La vida son como las montañas, a veces estás arriba y a veces abajo, pendientes caóticas y caminos a veces lisos y otras veces son riscos.– Responde Jadeít.
Káeli piensa al respecto y se queda meditando.
–¿Pero no se supone que las personas con magia doble están... malditas?– Pregunta Káeli.
–Sí, eso es verdad, ¿pero vas a dejar que una parte de tu destino defina todo el resto?– Le cuestiona Jadeít a Káeli, pero esta parece seguir confundida. –Mira... La maldición solo trata de que tendrás una muerte horrible y se ha comprobado que conforme más magia reales se posee su suerte en la vida es peor. De hecho, podría decirse que los niños que iban a nacer con las 6 magias pues... mueren, las mujeres simplemente tienen un aborto espontáneo.– Responde Jadeít.
–¿Y eso en qué se supone que debería hacerme sentir mejor? Cargo con una maldición desde mi nacimiento y en cualquier momento podría morir de una forma horrible.– Pregunta Káeli.
–Pues sí, ¿pero qué piensas hacer si ya tu destino es así?, ¿piensas seguir llorando toda tu vida porque tu último momento con vida no será dormir en cama tranquila?– Le pregunta Jadeít a Káeli.
–¡Pues sí, es lo que cualquier persona quisiese!– Exclama Káeli.
–¿Es eso lo que quieres?– Continúa preguntándole Jadeít.
–¡Lo único que quiero es tener las mismas oportunidades de los demás!– Exclama Káeli y después cae al suelo. –Y no solo por eso... Quisiera haber crecido con mis padres...– Dice Káeli entre lágrimas.
–¿Con quién creciste? Dime.– Le pide Jadeít.
–Fui adoptada por una pareja de señores algo grande, murieron dos años después de graduarme de la secundaria.– Responde Káeli.
–¿Fueron malas personas acaso?– Le pregunta Jadeít.
–¡No, en lo absoluto!– Exclama Káeli mientras vuelve a ponerse de pie. –Ellos me dieron todo lo que necesitaba.– Responde Káeli.
–Entonces... ¿por qué anhelas tanto haber crecido con tus padres?, ¿sabes acaso la razón?– Le pregunta Jadeít.
–Porque... fue mi culpa que murieran y me hubiese gustado que no hubiese sido así... ¡Daño a todas las personas que están a mi alrededor!– Dice Káeli mientras unas lágrimas se liberan desde sus ojos.
–Debo suponer que tus padres te protegieron antes de morir, ¿no?– Pregunta Káeli.
–Dieron hasta su último aliento por mí.– Responde Káeli.
–Y ahora estás aquí, cumpliste el deseo de tus padres biológicos, creciste y te has hecho fuerte, ¿crees que cualquier persona podría haber intervenido en una pelea como la que hubo con esa ánima vengativa?– Le dice Jadeít.
–Supongo que... no.– Dice Káeli mientras se seca un poco de las lágrimas.
–Mira, tu situación es muy difícil, tu pasado lo es, pero si algo puedo decirte, es que tus padres estarían orgullosos de ti si te viesen ahora. Tus padres te obsequiaron una maldición, pero te otorgaron hasta su último aliento y todo su amor, todo con tal de que pudieses vivir, lo haces, cumpliste su deseo. No los defraudes ahora y afronta que tienes esta maldición, pero ella no definirá el resto de tu vida, el futuro no está escrito porque estás escribiéndolo en el presente justo ahora.– Le dice Jadeít intentando convencerla.
Káeli asiente con la cabeza y después respira.
–Sí, tiene razón.– Le responde Káeli.
–Ahora busca en tu interior tu animal interior y abrázalo. Ve quién eres, errores y virtudes.– Le manda Jadeít a Káeli.
Káeli cierra los ojos y comienza con una búsqueda interna de quién es. Como es normal, los pensamientos negativos llegaron en primera instancia, son los errores los pesos que más notamos en el alma, pero mientras seguía viendo en su interior le llegaron los recuerdos de sus logros, pues tras las noches de desvelo sin descanso, dieron fruto en múltiples becas que ayudaron a sus padres adoptivos.
–Yo soy... lista..., fuerte..., aunque a veces pueda hacerme para atrás de miedos que me superan, pero... cuando doy un paso atrás, lo usaré para acelerar y saltar hasta el más grande acantilado.– Dice Káeli mentalmente mientras en su rostro una máscara de energía aparecía, finalmente la máscara se materializó en la de un caballo blanquecino con el pelaje más largo de color azul cobalto.