El día siguiente del trabajo fue normal, en muchos sentidos; algo que Káeli notó, fue que su jefa estaba mucho más ausente que el día anterior.
–¿Sería porque ya me “enseñó” el día anterior?– Pensaba Káeli.
Fuera de eso, el tener a la jefa un poco más distante había hecho que Káeli desconfiase menos de ella. Parecía no prestarle tanta atención a Lyontari que antes y no parecía acercárse cuando los dejaba solos.
Fue un día bastante tranquilo, incluso en la tarde. Algo normal en cualquier negocio, pero durante el descanso, fue cuando Káeli notó aún más que el comportamiento de su jefa era más raro.
Ella esta vez se sentó aún más lejos que la otra vez y en un lugar donde claramente ella no podía verlos. Káeli había sentido el otro día una débil mirada, pero pensó que era su imaginación, ¿quizás ella también y por eso se ocultó?
De cualquier modo, ella sabía que estaba ahí, porque estaba cantando. Káeli no podía apreciar correctamente su voz, pues estaba muy lejos y no cantaba exactamente fuerte, sin embargo, no oía nada desagradable en su voz.
El día acabó, se despidieron y tanto Lyontari como Káeli volvieron juntos a casa.
–¿Quizás la juzgué mal?– Se preguntaba Káeli, sin embargo, rápidamente fue interrumpida por Lyontari.
–Káeli, ¿no se supone que deberías estar entrenando para conseguir esas cosas que te dijeron aquellos sujetos?– Preguntó.
–Ah, sí, sí, lo haré los días de descanso… falta algo de tiempo, pero… no creo poder hacer mucho después del trabajo, salgo muy cansada.– Respondió Káeli.
–Más si te desvelas con Elafê.– Añadió Lyontari.
–¿Nos escuchaste?– Preguntó Káeli.
–Algo así… no tengo idea de lo que dijeron. Me desperté porqué pensé que estabas hablándome, pero no, nunca mencionaste mi nombre.– Respondió Lyontari.
–¿Yo estar hablando de ti? Nah, ¿para qué?– Preguntó Káeli.
–Pues… no lo sé, es normal para los novios, ¿no?– Preguntó Lyontari.
–Pues sí…, pero…– En ese momento fue cuando Káeli finalmente terminó de analizar lo que Lyontari acababa de decir.
–¿Pero?– Preguntó Lyontari intrigado esperando que Káeli terminase.
–!No, no, nada! ¡Olvídalo! ¡Sí, sí! ¡Tienes razón, es totalmente normal!– Dijo Káeli nerviosa intentando calmar la curiosidad de Lyontari.
–Bueno…– Lyontari ya notaba que Káeli se estaba comportando muy raro, pero solo lo dejó pasar.
Y es que lo que sucedía es que Káeli estaba conteniendo sus ganas de gritar, tan fuertes, pero no quería que Lyontari supiese que ella lo había dudado.
Por su parte, Ġazi, su jefa, estaba cambiando despacio. No tenía ánimos de llegar a casa y menos después de ayer, que no pudo dormir, estaba buscando en su lugar una cafetería para descansar y distraerse.
El sol aún brillaba con fuerza que la abrazaba reconfortante mente con su calor en su caminata sin rumbo, hasta que se encontró frente a lo que buscaba. Nunca había estado en esa, específicamente, pero algo la impulsó a intentarlo.
El lugar estaba lleno de vida, risas y conversaciones flotaban en el aire junto con el aroma del café recién hecho. Ġazi se acercó al mostrador y pidió un café con leche de almendras, su favorito. Mientras esperaba, su mirada se posó en una chica sentada sola en una mesa cerca de la ventana. Ella estaba absorta en un libro, pero no cualquier libro, era un ejemplar de ‹Hoxi›. Eso le llamó la atención a Ġazi totalmente, por lo que se acercó.
–Hola, ¿te está gustando ese libro?– Preguntó con una sonrisa Ġazi.
–Sí, ya es la segunda vez que lo leo.– Respondió la chica.
–Mira nada más, y yo apenas lo estaba terminando.– Comentó Ġazi.
–Ah, ja, ja, ja, ¿y qué tal te ha parecido?– Preguntó la chica.
–Pues… era bastante bueno al comienzo, pero se tornó bastante triste al final.– Respondió Ġazi.
–Sí…, la parte donde ルナァラ la rechaza ソルガレオ por ぜュなちュ es bastante triste, pero se pone mejor después.– Confirmó la chica.
–¿Te refieres a Mûn con la chica que rechazan?– Preguntó Ġazi.
–Creo…, no sabía que se llamaba así, supongo en arini te refieres.– Supuso la chica.
–Sí, lo estoy leyendo traducido. No soy muy buena con el tesellés…– Dijo con algo de vergüenza Ġazi.
–Debí suponerlo cuando llegaste a hablarme en arini. ¿De dónde eres?– Preguntó la chica.
–Soy del Reino del Trueno, ya sabes, en el polo norte.– Respondió Ġazi.
–Eso queda muy, muy lejos. ¿Qué te trae por aquí?, ¿tan mal están las cosas por allá?– Preguntó la chica.
–No sabría decirte, mi padre nos trajo aquí cuando era muy pequeña. La verdad no recuerdo muchas cosas, aunque mi madre siempre decía que se habían ido porque habían comenzado protestas cada vez más violentas.– Respondió Ġazi.
–Básicamente llevas toda una vida viviendo aquí, ¿y aún no aprendes tesellés?– Le preguntó la chica.
–Lo he intentado muchas veces…, pero siempre me confundo. ¡Son como doscientos caracteres diferentes!– Exclamó con desagrado en su voz, pero con un fuerte sentimiento de conformismo.
La chica solo la vio. –Podría intentar ayudarte algún otro día.–
Ġazi no supo qué decir, pero después de todo, ella estaba en búsqueda de algo en qué distraerse.
–Por supuesto, ¿por qué no?– Respondió Ġazi.
–Genial. Hoy estoy algo ocupada, pero si te veo otro día por aquí, podríamos hablar al respecto.– Respondió la chica.
–No hay problema, a propósito, ¿cuál es tu nombre?– Preguntó Ġazi.
–Mi nombre es , pero me puedes decir Kyira, ¿y el tuyo?– Devolvió la pregunta.
–Ġazi.– Y procedió a retomar de tema. –¿En serio se pone mejor después de eso?– Preguntó Ġazi, quien claramente no había continuado su lectura desde aquel golpe duro.
–¡Claro que sí!, ¿aún no lo has leído?– Preguntó la chica.
–Pues… me he quedado hasta ahí. Pensaba continuarlo después.– Respondió Ġazi.
–Oh…, entiendo. Pues solo puedo recomendarte que lo continúes, algún día.– Dijo levantándose la chica. –Bueno, creo que tengo que retirarme, mi casa está algo lejos y va a obscurecer si no me voy ahora.–