La Coroneta

50. Tenemos que hablar

Káeli abrió la puerta y lo primero que vio fue a Lyontari sentado en el sillón con la tenue luz de las velas apenas iluminando la sala; nada más él la reconoció, se levantó rápidamente y fue a abrazarla.

-Hola, Káeli, ¿cómo te fue?- Dijo Lyontari.

-Bien, nada a destacar.- Respondió Káeli mientras moría de la ternura por dentro, mas su tiempo estaba contado. -Oye, ¿qué fue lo que te pasó? Elafê me dijo que tú me dirías.- Agregó.

-La noche anterior... vi a alguien por la ventana, nos había estado vigilando desde la noche anterior a esa... Pensé que podría enfrentarla solo, alejarla, pero no pude. No recuerdo mucho, solo que llevaba un vestido rojo y que me dejó noqueado cuando menos me di cuenta.- Relató Lyontari.

Káeli se quedó aterrada ante aquellas palabras y un miedo profundo de no volver a ser perseguida la volvió a invadir.

-⸘Tenemos una acosadora‽, ⸘por qué no me dijiste nada al respecto‽- Preguntó disgustada.

-La primera vez vi la situación como una coincidencia y en la segunda noche no quería despertarte, era muy de madrugada.- Respondió apenado.

-Ay, tontito...- Dijo mientras intentaba asimilar la noticia. -¿Crees que aparezca hoy también?- Retomó.

-Lo dudo... y si lo hace, no será en el mismo lugar.- Respondió Lyontari.

-Quizás tengas razón.- Concordó. -Oye, necesitamos hablar de un tema aparte también.- Añadió.

Lyontari subió la ceja sorprendido por aquellas palabras.

-¿De qué?- Preguntó Lyontari.

-Solo es una pequeña duda...- Decía Káeli mientras movía la pierna horizontalmente por la ansiedad.

-¿Y bien?- Preguntó Lyontari esperando su respuesta, mas ella se tardó un rato más.

-En el Reino del Fuego los hombres acostumbran tener varias mujeres, ¿no?- Preguntó.

-Algo así, ¿por?- Quiso saber Lyontari.

-¿Tú estarías interesado en eso? No digo ahora, sino en el que caso que llegare, ¿te gustaría?- Preguntó.

-Káeli...- Dijo Lyontari mientras una pequeña sonrisa de ternura se formaba en su rostro. -No todos en el Reino del Fuego lo hacen, de hecho, solo he oído que lo hacen los políticos.- Respondió Lyontari.

-Entonces..., ¿a ti no...?- Quiso confirmar.

-No, Káeli.- Le aclaró Lyonhari para después mirarla fijamente. -La única que está en mi mente eres vos y nadie más puede tomar ese lugar.- Declaró.

A Káeli le empezaron a brillar los ojos mientras sentía que su corazón era incapaz de aguantar la paz y felicidad que le habían dado aquellas palabras.

-Gracias.- Respondió.

-¿Por qué la pregunta?- Retomó la conversación Lyonhari.

-Una tontería...- Respondió, menospreciando sus inseguridades.

-Dilo; si una tontería te hace sentir así, entonces no lo es.- Afirmó Lyontari.

Káeli se quedó pensando un momento mientras intentaba sacar bizarría de algún lugar para hablar con honestidad.

-Sucede que Ġazi sacó la conversación y, bueno..., me llegó a la mente la duda.- Confesó.

Lyontari vio a Káeli antes de dar una respuesta, parecía finalmente atar los hilos.

-No estarás pensando que me fijaría en la jefa, ¿verdad?- Le cuestionó Lyontari.

Káeli volteó a ver a Lyontari y aunque su cuerpo le gritaba mentir, logró romper el nudo en su garganta que le impedía expresarse.

-Tal vez...- Dijo, no rompiendo del todo esa barrera.

Lyontari suspiró hondo y volteó a verla mientras se veía en sus ojos la lástima que sentía.

-Eso no va a pasar, Káeli.- La calmó Lyontari.

Káeli sonrió mientras sus dudas finalmente terminaban. Se acercó más a su novio y se recargó en su hombro.

Poco después de eso, Elafê entró al departamento y le agradó ver a ambos chicos juntos. Les sonrió y se fue directo a su cuarto.

-Buenas noches.- Les deseó.

-¿No ibas a volver quizá hasta el lunes?- Le preguntó Lyontari.

-Los planes cambiaron un poco, saldré mañana..., quizá vuelva el lunes en la tarde.- Respondió Ġazi.

-¿No vas a cenar? Te estábamos esperando.- Le preguntó Káeli.

-Estoy llena, no se preocupen por mí.- Respondió y entró a su cuarto.

Káeli se quedó con la duda de si Elafê realmente estaría bien, pero el calor de su novio la hizo olvidarse rápidamente de todo y se quedó dormida en poco tiempo por el cansancio.

La noche la pasaron relativamente con normalidad, sin embargo, por la nueva preocupación Káeli se levantó a medianoche y se asomó por la ventana; efectivamente no vio a nadie.

A la mañana siguiente ambos tenían el día libre, pero no podían desaprovecharlo, Káeli tenía que dominar la magia del aire cuanto antes y había estado perdiendo mucho tiempo.

Káeli tomó la iniciativa de levantarse temprano junto a Lyontari para tomar un tren y llegar a una gran zona verde poblada por una inmensa cantidad de olmos que había en la ciudad: D'Alameda; un lugar ideal para poder entrenar los hechizos. Habían empacado algunos emparedados también, salieron sin despertar a Elafê.

Cuando llegaron Káeli invocó a su padre, hacia mucho tiempo que no lo veía.

-Buenos días, Káeli. ¿Lista para entrenar?- Preguntó su padre.

-Claro, he estado perdiendo mucho valioso tiempo todos estos días, así que no temas en ponerme ejercicios difíciles.- Pidió Káeli.

Su padre solo sonrió y Káeli se quedó extrañada por esa respuesta.

-¿Por qué te ríes?- Preguntó.

-Porque piensas que entrenando más duro un día puedes compensar varios días de entrenamiento normal. El entrenamiento constante es la clave, no castigarte por no hacerlo toda la semana.- Le explicó su padre.

-Pero... el trabajo me arrebata mucho tiempo como para entrenar.- Respondió.

-Tienes las noches, pues si realmente quieres mejorar, tendrás que comprometerte y entrenar al menos una hora cada noche.- Respondió su padre.

Káeli suspiró profundamente entendiendo que debía hacerlo, aun si no quisiese.

-Okay, me comprometeré de verdad a esto.- Declaró Káeli mientras se mentalizaba el tener que hacerlo.



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En el texto hay: viajes en el tiempo, romance, altafantasia

Editado: 28.11.2024

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