Lyontari había vuelto una vez más y ahí estaba Káeli dando saltos a la mitad de la azotea con los que caía delicadamente, pero sin lograr dar el salto que tanto buscaba.
–¿Has conseguido algo?– Preguntó Lyontari colocando las cosas al lado.
–Aún no.– Refunfuñaba Káeli.
Lyontari solo suspiró mientras se sentaba en el piso para mirar a su novia tan terca como siempre.
Káeli siguió intentándolo una y otra vez sin éxito alguno. Finalmente en uno de tantos saltos, Káeli terminó tropezándose, por lo que Lyontari se levantó rápidamente para ayudarla a levantarse.
Káeli alzó la mirada y ya estaba ahí Lyontari buscando levantarla y estirándole sus manos.
–No es un lugar apropiado para hacer estas cosas.– Le dijo Lyontari ayudando a levantarla.
–No, está bien. Solo fue un pequeño desliz, literalmente.– Dijo Káeli quitándose el polvo.
–Si sigues así, lo único que lograrás aprender es a lastimarte.– Declaró.
–Tranquilo, ¿alguna vez te he decepcionado?– Respondió Káeli.
–Muy bien…– Dijo suspirando Lyontari, para nada de acuerdo.
Káeli estaba a punto de hacer otro intento más, sin embargo, se detuvo y comenzó a analizar la situación.
–Genial, tal vez finalmente se dio cuenta.– Dijo Lyontari para sus adentros para después levantarse y aproximarle algo de agua y un emparedado. –Ten, necesitas hidratarte si quieres seguir así.– Le extendió las cosas.
–Gracias, eres un amor.– Dijo Káeli tomando las cosas mientras continuaba analizando algo.
Lyontari solo la miraba, no entendía que era lo que tanto miraba, no había nada, literalmente era una azotea vacía que solo tenía un edificio al lado tras una gran caída. Lyontari finalmente regresó hacia donde estaba sentado inicialmente.
Káeli comenzó a revisar la distancia que había entre sus pies y el suelo mientras saltaba.
–Es muy poca…– Susurraba.
–¿Pero qué dice?– Pensaba Lyontari mientras buscaba adivinar en qué tanto pensaba. –¿Debería interrumpirla y preguntarle?–
Káeli vio hacia el frente y comenzó a estirar sus piernas mientras se enfocaba en algo.
–Parece que lo va a intentar una vez más, espero sea la última, independientemente de si lo logra o no.– Pensaba Lyontari ya algo cansado de esa situación.
Pero Lyonhari no estaba preparado para ver a una Káeli decidida corriendo hacia el frente, pero sin ningún tipo de indicio de detenerse.
–⸘Pero adónde vas‽– Exclamó Lyonhari mientras temía lo peor.
Al acabar el edificio había un agujero al que le seguía un edificio; la mente de Lyontari ató los hilos y pensó que Káeli buscando algún tipo presión iba a intentar saltar hasta el otro edificio para forzarse a lograrlo. Su corazón se estremeció de sobremanera mientras esperaba que se detuviese en algún momento, sin embargo, cuando ella saltó, su ansiedad explotó.
–¡Káeli!– Gritó mientras se levantaba y después corría hacia la inminente caída en la que pensaba Lyontari que Káeli iba a terminar.
Sin embargo, no fue así, Káeli lo que hizo fue saltar justo en el borde del pretil, impulsándose hacia atrás y saltando más alto de lo que podría normalmente. Lyontari se paró en seco y observó cómo comenzó a dar los giros en dirección hacia él, pero no chocó, pues justo saltó en el aire frente a él, cayendo justo detrás.
Lyontari volteó y observó que su novia estaba completamente sana y salva. Káeli se percató al voltear que su novio estaba bastante nervioso, se le notaba la cara pálida.
–Muy bien, lo lograste, ahora volvamos al departamento.– Insistió mientras calmaba su ansiedad.
–¿Por qué gritaste?– Dijo Káeli acercándose a Lyontari y tocándole la cara. –Estás helado…–
–No es nada, solo pensé que ibas a saltar al otro edificio o algo así.– Dijo Lyontari mientras miraba a otro lado.
–Pues no es mala idea.– Decía Káeli mirando la distancia que había entre ambos edificios.
–¡Tienes que estar bromeando!, ¡incluso ahora estabas a un pequeño desliz de caer!– Quitó la mano de Káeli
–Sí, tranquilo.– Dijo Káeli buscando calmar a Lyontari. Nunca lo hubiese hecho si no estaba segura de que funcionaría.– Dijo sonriéndole de forma burlona. –Vamos, volvamos adentro.– Dijo tomando su mano.
–Está bien.– Dijo calmadamente.
Lyontari recogió los trastes que habían llevado para la comida y ahora sí estaban en casa nuevamente. Káeli cayó rendida de una en el sillón y Lyontari no tardó mucho en también acurrucarse al lado mientras se quedaban dormidos.
–Estoy muerta…– Expresó Káeli.
–Yo igual…– Dijo Lyontari mientras veía el techo, entonces al voltear por un segundo al calendario, lo notó, aquella fecha anotada en rojo remarcada del último día del año.
Lyontari entonces finalmente lo recordó y vio el reloj, faltaban unos cuantos minutos para la medianoche, pero seguro que podría mantener a Káeli un tiempo más despierta.
–Amor, antes de dormir, ¿puedo decirte algo?– Le preguntó Lyontari sembrando la incertidumbre en ella.
Káeli se levantó, algo preocupada del tono tan repentino con el que se lo había dicho.
–Por supuesto.– Respondió.
–Verás…– Dijo Lyontari hacía tiempo, mas sin embargo, el tiempo repentinamente se volvió eterno en aquel momento.
–¿Pasa algo malo?– Dijo Káeli comenzando a preocuparse más.
–No exactamente…– Respondió Lyontari y volteando a ver cómo la ansiedad estaba matando a su novia. –Tranquila, no es nada malo, solo no encuentro las palabras adecuadas.– Dijo, buscando calmarla.
–Bueno…– Respondió Káeli intentando no pensar tanto en ello. –Ya, anda, dime, así, como sea.– Respondió Káeli.
Lyontari miró desesperadamente el reloj, esperando que el reloj marcase las doce, pero casi podía jurar que la flecha de había detenido, o como mínimo, se había comenzado a mover tan lento como para no poder apreciar su avance.
Finalmente Lyontari se rindió y decidió decirlo antes de que fuese el momento justo.
–¡Feliz cumpleaños!– Expresó Lyontari, mientras justo en eso el reloj justo comenzó a sonar.