–¿Viajar al pasado? ¡Pero si eso está prohibido!– Respondió Káeli ante aquella respuesta.
–Bueno, no exactamente…– Interrumpió el anciano. –Lo que está prohibido es cambiar el pasado per se.– Explicó el anciano.
–Por eso solo te pediremos que viajes al pasado, de lo contrario, cambiaríamos la tontería que hiciste hoy.– Agregó Kyira.
Káeli seguía indecisa respecto a lo que le decían: ¿Realmente estaría bien que viajase al pasado siendo algo prohibido por el propio Koney?
–¿Y cómo están seguros de qué podré lograrlo?– Les preguntó Káeli.
–Porque eres la única capaz de hacerlo.– Respondió el anciano.
Káeli lo miró dudosa, pero lo que tenía claro, es que debía al menos intentarlo, pues de otra forma sería imposible.
–Muy bien, lo intentaré.– Respondió Káeli.
–Lo harás.– La corrigió Kyira. –Ahora, mi concepción sobre la magia del tiempo es muy poca, pero el rey Jikán nos dejó algunas instrucciones por si algo así llegaba a pasar.– Agregó Kyira sacando un pergamino. –Según nos cuenta Jikán, debes primero estar consciente de que no puedes intervenir una vez que hayas viajado, por lo que, cualquier pequeño contratiempo que hayas tenido, intenta minimizarlo al máximo, además, agrega que si algo llegaste a olvidarlo en el pasado, como una prenda u objeto, lo abandones.– Explica Kyira.
Káeli asiente y después voltea hacia varios de los objetos que rodeaban la sala.
–¿Para eso preparaste entonces esos objetos?– Preguntó Káeli.
–Nah, esos son para probar la armadura y ver sus propiedades una vez que regreses: No conozco cada una de las que existen, así que necesito saber para que está diseñada.– Respondió Kyira.
–¿Cómo empiezo?– Preguntó impaciente.
–Primero, debes concentrarte profundamente en el momento exacto al que deseas regresar, puede estar ligado ese momento a algún sentimiento fuerte de aquel día.– Explicó Kyira. –¿Recuerdas alguno?– Le preguntó.
–Claro, cómo olvidarlo…– Respondió.
–Muy bien, entonces ahora siéntate en el círculo que te preparé, intenta no salir de ahí, pues nadie con magia puede estar en el mismo lugar que vos al volver.– Respondió Kyira.
Káeli asintió y se sentó en el centro del círculo que Kyira había preparado. Cerró los ojos y comenzó a respirar profundamente, tratando de calmar su mente; indagando en sus recuerdos, rápidamente pudo sentir aquellas fuertes emociones de aquel día: Recordó la persecusión con Lyontari, pero no parecía funcionar.
–Piensa en algo que realmente te haya lastimado, algo que incluso hoy te haga recordarlo.– Explica Kyira.
Káeli entonces comienza a recordar la declaración de Ġazi, provocando que el aura de su magia de tiempo finalmente se hiciese presente. Káeli continuó pensando en ello, pero nada sucedía.
–¡No es suficiente!, ¡algo un poco más personal!– Exige Kyira.
Entonces Káeli finalmente recuerda aquel mar de emociones que sintió al regresar a casa: La persecusión hecha por parte de Kyira y la declaración de Ġazi le estaban pegando fuerte; sin embargo, la cereza del pastel fue lo dicho por Lyontari: «¿Por qué no puedes confiar en mí?»
Káeli entonces finalmente brilló con gran fuerza y abrió sus ojos tras la luz que emanaba iluminar sus párpados.
–¿Y ahora qué?– Preguntó ansiosa.
–Sella el hechizo con una frase.– Respondió Kyira.
–Claro, ¿cómo pude olvidar algo tan obvio?– Pensó Káeli y pensó un segundo en su frase. –ゴゥ え ハンサめ。– Pronunció y entonces Káeli desapareció.
Káeli sintió en ese momento sentir una fuerte energía recorrer todo su cuerpo, tras eso, un profundo silencio al cual reaccionó abriendo los ojos, mas no encontró a nadie.
–Parece que funcionó…– Pensó Káeli mientras volteaba hacia todos lados. –Muy bien, ahora solo necesito liberar mi armadura… Espera un segundo, ¿cómo haré eso?– Se preguntó Káeli al darse cuenta que no le habían dado ningún tipo de instrucción.
Káeli comenzó a rascarse la cabeza mientras pensaba si estaba olvidando algo que le hubiese dicho Kyira y no hubiese prestado atención, pero no recordaba nada particularmente importante, entonces recordó que había dicho que olvidase «de momento» a su padre, por lo que pensó que quizá era el momento de sí tomarlo en cuenta. Rápidamente Káeli sacó su amuleto y se lo puso, invocando a su padre.
–Ni siquiera lo pienses, esto ni siquiera lo debiste hacer en primer lugar.– Le respondió el espíritu de su padre nada más salir, notándose su molestia en su voz.
–Pero… ellos me dijeron que…– Decía Káeli sin saber qué decir.
–Entonces que ellos te ayuden, porque yo no ayudaré a una pecadora como vos.– Le respondió con desdén.
–Pero no pueden, ¡estoy sola aquí!, ⸘qué se supone que haga‽– Respondió Káeli alterada.
–Debiste pensar eso antes de actuar tan imprudentemente.– Respondió y regresó por su cuenta al amuleto.
Káeli se quedó paralizada ante aquellas palabras, sin embargo, el hecho que se lo fuese dicho su propio padre, fue algo que simplemente le tocó una parte sensible en ella que, entre lágrimas, la hizo enfurecer y tomar el amuleto con furia y lanzarlo al suelo.
–¡Está bien!, ¡lo haré yo sola!– Gritó Káeli, harta de toda esta situación y volteó hacia las estrellas. –Tienes que darte prisa, no debe faltar mucho para que den las doce…– Se dijo a sí misma, buscando tranquilizarse y pensar cómo lograrlo. –Kyira dijo algo de «aceptar tu destino» y Jadeít también, quizá deba hacer un hechizo así.– Pensó.
Káeli entonces comenzó a pensar la manera correcta de orarle a su constelación y entonces comenzó a hacer varios intentos.
–みゎらぃ メゎ メ ギザみみピチュいル ムゎ!– Exclamó Káeli en el idioma que le habían enseñado sus padres adoptivos, mirando con decisión su constelación, sin embargo, solo consiguió un pequeño destello de magia. –Ραχεγο Χικραξτωςύ!– Exclamó después, en la lengua “sagrada” que había aprendido de sus padres, pero tampoco consiguió mucho.