La Coroneta

58. Plan

Lyontari escuchó atentamente el relato de Káeli, sintiendo la misma indignación y furia que ella. Después de un momento de silencio, asintió con determinación.

–Ya entiendo porqué actuaste así, Káeli.– Expresó después de un tiempo de silencio.

–Pero si queremos lograr tener una oportunidad de lograr que aquel gobierno caiga, necesitamos un plan bien estructurado, no podemos actuar impulsivamente.– El anciano intervino.

–Exacto.– Kyira se unió a la conversación. –Debemos aprovechar nuestras habilidades y recursos al máximo.– Afirmó y luego se dirigió a Káeli. –Tu armadura zodiacal será crucial en esta misión, hoy en día es muy rara la persona capaz de tener una, pero no podemos confiarnos, el ejército y la policía tienen excelentes defensas igualmente.– Explicó.

Káeli asintió, sintiendo una renovada determinación y el anciano retomó la palabra, comenzando a trazar un plan.

–Primero, necesitamos reunir información sobre los movimientos del presidente: Debemos conocer sus puntos débiles y sus fortalezas.– Explicó.

–Entonces, ¿por dónde empezamos?– Preguntó Káeli.

–Vos continuarás con tu entrenamiento para dominar completamente tu armadura.– Respondió el anciano. –Mañana seguramente se reunirán todos los miembros del grupo, ahí buscaremos repartir la fuerza de todos nuestros miembros en diferentes puntos.– Añadió. –Ahora todos vamos a dormir, necesitamos estar despiertos temprano.– Pidió el anciano.

Todo el mundo entonces se fue a dormir ahí mismo, pues debían evitar ser muy vistos por la zona, ya que no podían permitir que se descubriese su ubicación; por suerte habían suficientes camas en aquel lugar.

Káeli se quedó pronto dormida producto del cansancio, pero Lyontari aún estaba con algo de insomnio. Volteó hacia la cama donde dormía Kyira y esta lo volteó a ver al sentir su mirada.

–¿Qué me ves?– Le preguntó Kyira de manera directa.

–Vos eres una maga de fuego experimentada, ¿no?– Le preguntó Lyontari.

–Pues sí, creo que eso es algo bastante obvio después de la paliza que te metí.– Respondió fanfarronamente.

Lyontari se molestó, pero sabía que no debía dejarse provocar por ella si quería conseguir algo de ella.

–Ya que vas a entrenar a Káeli, ¿podrías…?– Iba a terminar su oración Lyontari.

–¿Entrenarte? No gracias. Káeli al menos tiene un nivel avanzado, vos no tienes esperanza.– Respondió Kyira sin una pizca de condescendencia.

A Lyontari le pareció especialmente doliente aquello, sin siquiera darle la oportunidad y no pensaba quedarse así.

–Estoy seguro que podría avanzar mucho más rápido de lo que vos crees.– Refutó Lyontari.

Kyira alzó la ceja mientras lo observaba con interés.

–¿Quieres apostarlo?– Preguntó Lyontari seguro de sí mismo.

–No gracias, no hace falta que te humilles más.– Lo rechazó Kyira.

–¿Qué sucede? Pensé que estabas segura de que no podría lograrlo.– Se burló Lyontari mientras una sonrisa retadora se dibujaba en su rostro.

Kyira vio esa sonrisa molesta en su rostro y nació en ella un deseo inexplicable de arrebatársela.

–Muy bien, solo espero que no te hagas para atrás.– Respondió Kyira. –Si vos ganas, voy a seguirte entrenando y te enseñaré mis mejores técnicas, pero si, por el contrario, pierdes, entonces te convertirás en mi mozo de los mandados.– Propuso Kyira.

–Me parece bien, puesto que no pienso perder.– Respondió Lyontari.

–Ya lo veremos…– Contestó Kyira incrédula.

Después de eso, ambos quedaron dormidos respectivamente y no despertaron hasta que empezaron a oír fuertes sonidos de metal provinientes de la puerta.

–¿Están tocando la puerta?– Preguntó Káeli.

–Sí, pero algo anda mal.– Respondió Kyira. –Ocultaos por debajo de sus camas, rápido.– Dijo Kyira mientras se levantaba para tender las camas.

El anciano había ido a abrir la puerta y se trataban de algunos policías.

–Buenos días, señor Faċér.– Dijo uno de los policías.

–Buenos días, oficial. ¿En qué puedo servirle?– Preguntó el anciano, devolviendo el saludo.

–Tenemos órdenes de investigar la zona. Nos informaron que por aquí se llegaron a avistar a dos personas corriendo, las cuales fueron catalogados por ser enemigos del pueblo.– Le explicó mientras sacaba unos retratos dibujados. –¿Usted sabe algo de ellos?, ¿los vio?– Le preguntó finalmente.

–Lo siento, pero nunca he visto a nadie con esas máscaras tan ridículas.– Expresó el anciano mientras veía los retratos. –Está bien, posiblemente podamos requerir de su cooperación más adelante, por lo que le pedimos que si ve algo, nos avise cuanto antes.– Respondió uno de los policías.

–Quédese tranquilo, oficial, que así será.– Respondió el anciano.

Y así finalmente los policías se despidieron y dejaron la investigación ahí, de momento. El anciano cerró la puerta y subió sin prisa al piso superior del edificio, donde estaba Káeli, Kyira y Lyontari.

–Tengo buenas noticias.– Dijo el anciano a los chicos. –Parece que ninguno de ellos conoce el rostro de alguna de vosotras, pues sus retratos son con las máscaras.– Respondió el hombre.

–¿Entonces podemos salir?– Preguntó Káeli.

–Yo no estaría tan seguro…– Respondió el anciano.

–Podría ser una trampa, una forma de que nos confiemos.– Respondió Kyira. –No podemos arriesgarnos ni un poco, así que seguiremos saliendo de noche.– Replicó.

Káeli asintió a su pesar, pues no le agradaba la idea de estar encerrada, mientras allá afuera la estaban buscando para matarla.

–Por otro lado…– Volteó a ver a Lyontari. –A ti no te están buscando, así que sería bueno que vos fueses el que saliese de día.– Dijo el anciano.

–¿Yo?– Preguntó Lyontari. –Claro, está bien, ¿pero qué cosas haría?– Preguntó dispuesto.

–Necesitamos, además de comida, avisarle a los demás miembros de que hoy se hará una reunión en la noche, así que tendrás que caminar por la ciudad para avisarle al resto.– Le explicó el anciano.



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En el texto hay: viajes en el tiempo, romance, altafantasia

Editado: 28.11.2024

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