Lyontari se levantó temprano, antes del amanecer, y se dirigió hacia el centro de la ciudad. El aire fresco de la mañana le ayudaba a despejar la mente y concentrarse en la misión que tenía por delante. Sabía que cualquier error podría costar muy caro.
Al llegar al edificio gubernamental, donde ya se veía movimiento de oficiales y empleados. Observó los alrededores buscando a su objetivo, encontrando así a un oficial que parecía estar vigilando una de las entradas laterales solo.
–Disculpe, señor. ¿Podría ayudarme? Estoy buscando la oficina de registros.,– Le pidió Lyontari fingiendo estar perdido.
–Claro, está del otro lado del edificio. Déjame acompañarte.– Respondió el oficial amablemente.
–Es un día bastante agitado, ¿no?– Preguntó Lyontari, sacando conversación mientras caminaban al lugar.
–Sí…– Respondió el oficial algo decaído.
Lyontari podía detectar que el ánimo del oficial no era el mejor del mundo, lo cual era raro viniendo de alguien tan amable.
–¿Le sucede algo?– Le preguntó Lyontari.
–No es nada.– El hombre le respondió.
Lyontari sabía bien que eso significaba que había algo, por lo que se aprovechó de ello.
–Hoy hace más calor de lo habitual, ¿no?– Le preguntó Lyontari.
–Sí, comienza a notarse que la primavera está entrando.– Respondió.
–¿Quiere un poco?– Dijo Lyontari sacando de un morral que llevaba consigo una botella de cocuy, ofreciéndosela.
–No creo que sea correcto.– Respondió el oficial.
–Solo será un trago, además, necesita tener un buen humor en un día tan atareado.– Insistió Lyontari.
El oficial, sin sospechar nada, aceptó la botella y bebió un largo trago sin sentir nada extraño al instante, hasta que segundos mas tarde comenzó a sentirse cansado y finalmente se desplomó. Lyontari actuó rápidamente, arrastrando al oficial a una orilla donde nadie lo viese y poniéndose su ropa y luego asegurándose de que quedase bien escondido.
Lyontari se dirigió a la entrada principal del edifici teniendo su nueva facha, pasando sin problemas por el edificio hasta que se topó con una serie de sujetos en una sala de cámaras: Básicamente habían gemas gemelas en las que una funcionaba como una cámara y la otra como un monitor que recibía la transmisión de su gema gemela.
Lyontari estaba consciente que eso sería un problema, así que cubrió un trapo que traía consigo con la pócima mágica y luego se acercó lentamente para neutralizar a los individuos.
Mientras tanto, Káeli y los demás estaban comenzando a aproximarse por la ciudad también, habían tomado rutas poco transitadas para pasar inadvertidos hasta acercarse lo suficiente al centro.
–¿Cómo lograremos acercarnos?– Preguntó Káeli.
–Iremos por los edificios a partir de ahora.– Dijo comenzando a trepar uno de los edificios aledaños.
Káeli miró con atención cada movimiento que hizo Kyira y buscó replicarlo, aunque sin duda no tenía tanta habilidad.
–Date prisa, necesitamos llegar rápido.– La apuró Kyira comenzando a correr y saltar entre edificios.
Káeli le siguió el paso haciendo uso de su doble salto en el aire, incluso tuvo que hacer un triple en una ocasión. Din duda, la distancia que estaban cruzando era impresionante.
Una vez que Lyontari había logrado limpiar el perímetro, se acercó a las ventanas buscando a Káeli y Kyira, las cuales comenzaban a acercarse por los tejados de una casa cercana.
–Muy bien, ahora tendremos que correr lo más rápido posible después de que Lyontari nos confirme.– Dijo Kyira sacando una gema que funcionaba igual que un radio. –Probando, Lyontari, ¿estás ahí?– Le preguntó.
–Sí, aquí estoy. Todo está libre, pasad por el lado oriental.– Respondió Lyontari.
–Ya lo oíste, así que corre como nunca.– Dijo Kyira bajando con gracia de la casa y comenzado a correr.
Káeli le siguió el paso a Kyira y se escondieron pegadas a las paredes del edificio. Voltearon hacia arriba buscando la ventana abierta que Lyontari les iba a proporcionar, pero no veían que la abriese.
–Lyontari, ya estamos aquí, abre la ventana.– Le pidió Kyira a traves de la gema y entonces la ventana se abrió sin que Lyontari dijese nada.
Kyira y Káeli sabían que esa era la señal, así que Kyira ayudó a Káeli a subir y luego Kyira subió por sí sola, lastimosamente era una trampa y rápidamente fue neutralizada Kyira colocándole un trapo con la pócima que había usado antes Lyontari.
El tiempo pasó y finalmente los tres despertaron, estaban en lo que parecía ser una celda. El guardia que tenían enfrente de ellos se dirigió a la puerta, sin dirigirles la palabra mientras recuperaban la consciencia, regresando después con más personas, entre ellas, el mismo presidente.
–Finalmente despiertan, sin duda era una pócima de gran calidad, una lástima que no fue de suficiente utilidad.– Afirmó el presidente, burlándose y luego fijó su mirada en Kyira. –Nunca imaginé que la siguiente vez que nos volviésemos a ver, sería buscando matarme, pequeña Kyira.– Mirándola hacia abajo.
–Muérete, Negans.– Respondió Kyira sin pensarlo.
El presidente solo comenzó a reírse ante el comentario de Kyira.
–Los únicos que van a morir aquí, sois vosotros.– Le afirmó a Kyira. –En cuanto a ti.– Se agachó para estar al nivel de Káeli. –Tienes coraje, niña, estuviste a punto de lograr tu cometido. ¿Qué se siente que el destino te haya jugado tan sucio y tu tiro estuviese ligeramente desviado?– Le preguntó con una sonrisa de mejilla a mejilla.
Káeli no hizo más que verlo con desprecio mientras guardaba silencio.
–En fin.– Dijo levantándose. –En unas horas estará lista vuestra ejecución. He preparado un gran evento mientras estabais dormidos, el suficiente para que la gente pueda admirar el espectáculo de sangre que haremos con cualquiera que se atreva a oponérsenos.– Declaró el presidente retirándose.
Tras eso, los tres chicos se quedaron solos. Notaron que estaban esposados de tal forma que no pudiese realizar ningún hechizo y seguramente estaban encantadas para igualmente neutralizar el uso de magia.