Dormí con la mente inquieta, aún atrapada en las palabras y los encuentros de los últimos días. Solo quería descansar, relajarme, olvidarme un poco de toda esa trama de tiempo, ángeles, reinas y sacerdotisas.
Imaginé estar en un baño termal, rodeada de vapor, con el agua caliente cubriéndome la piel como un cálido abrazo. Me dejé llevar por la sensación. El calor me relajaba profundamente… era como si cada músculo se soltara poco a poco.
De pronto, una voz conocida rompió la calma:
—¿Te gusta que te refriegue la espalda?
Me sobresalté. Sentí cómo alguien me abrazaba por detrás.
—¿¡Silvia!? ¿Qué estás haciendo?
—¿No quieres relajarte después de todo lo que hemos pasado? ¿No te parece genial compartir un baño juntas?
—Sí… es muy lindo, pero… no estás actuando como siempre.
—No tengas vergüenza. Estamos aquí, desnudas, y somos iguales. ¿No es hermoso poder compartir las mismas vivencias, sentir las mismas emociones? —Se levantó de la tina de forma repentina. Su cuerpo, cubierto por el vapor, brillaba tenuemente—. Mírame. Nada nos separa. Eres igual que yo… y podremos estar juntas para siempre.
Sentí un escalofrío. Todo era demasiado extraño. La temperatura del agua subía, o al menos así lo sentía yo. Me mareaba. La intensidad de la escena me sobrepasaba…
—Vamos, Claudia… despierta.
Un destello de luz me cegó por un momento. Me froté los ojos.
Y entonces… otra voz me habló. Una voz más grave:
—¿Estás ahí?
Frente a mí… estaba Marcus.
—¿¡Marcus!? ¿Qué haces en… mi baño termal?
No podía negar que había algo encantador en la escena, aunque también inquietante.
—Te ves tan hermosa… —dijo mientras se incorporaba, el agua deslizándose por su cuerpo—. Mírame. ¿Ves lo maravilloso que es expresarse a través de las diferencias? Los cuerpos se complementan, se unen… El ciclo de la vida. ¿Te gustaría sentir la vida en ti?
—¡¡MARCUS!!
Me puse de pie de un salto y salí corriendo. No tanto por miedo… sino porque, si me quedaba un segundo más, quizás yo…
Corrí al despacho de Drusila. Y justo apareció delante de mí.
—Te has levantado temprano, Claudia. Eso está muy bien.
—¡Drusila! No sabes lo que pasó… Estaba en el baño, y apareció Silvia, pero actuaba raro. Luego Marcus… No sé qué está pasando…
—No te preocupes tanto. Lo importante es que estás aquí.
Debemos purificar los granos de arena violeta. Y para avanzar más rápido… vas a atender a todos ellos.
—¿¡¿¡¿¡AHHHHHH?!?!?!
De pronto, un grupo de hombres y mujeres apareció frente a mí. Todos querían que los abrazara… y algo más.
—¡Drusila! ¡Esto es una locura! —grité, mientras corría por la casa.
Pero me seguían. Iban tras de mí.
Hasta que sentí que me alcanzaban.
Y entonces…
Desperté.
Mis ojos se clavaron en la barra de chocolate. Suspiré.
—Creo que… deberé comerte con moderación.
Sentí un pequeño dolor de cabeza al despertar. Aquel sueño había sido algo extraño. Tal vez deba esconder el chocolate entre mis cosas de maquillaje… así evitaré caer otra vez en la tentación chocolatosa.
Miré alrededor la habitación tenía algo distinto.
Noté que los frascos de vidrio donde guardaba el maquillaje parecían más numerosos que ayer, y el kohl tradicional había sido reemplazado por una pequeña caja con tonos azulados y violetas.
Al vestirme, encontré un corsé curioso y extraño en el guardarropa. Era bonito, aunque algo incómodo.
Me acerqué a la ventana. Aún se veían las construcciones de mármol clásicas, pero a lo lejos, una estructura con cúpula se recortaba en el horizonte. ¿Sería una iglesia? ¿Un templo de algún dios nuevo?
Bajé la vista. Observé a la gente en sus quehaceres. Las personas llevaban peinados que parecían más medievales que clásicos. Espera… ¿desde cuándo me fijo tanto en los estilos de peinado?, pero me encantaría probar , centrada…centrada me dije no es tiempo de analizar ni probar peinados
Una voz me trajo de vuelta al presente:
—Ahhh, ya lo notaste. ¿Fue buena la velada?
Drusila había aparecido detrás de mí.
—Fue muy… explicativa. Tomoe tiene una forma curiosa de interactuar con las personas. Pero... ¿por qué todo se ve diferente?
—Tomoe es un ángel particular. Creo que tuvimos suerte de que fuese ella quien maneje este asunto del tiempo. En otros casos… en fin —dijo, con un dejo sombrío—. La onda luminosa que viste anoche a las 3:34 fue la causa. Por unos segundos, el mundo entero quedó cegado… y como ves, ya empezó a distorsionarse. Calculamos que con dos o tres ondas más, este mundo quedará completamente a merced de la Neo Reina.
—¿Eso significa que incluso Silvia podría estar siendo afectada?
—Sí. Por eso tenemos que actuar. Justamente estaba pensando en una forma de acelerar la purificación.
—¡No! —reaccioné instintivamente. Quizás porque la escena me recordó demasiado al sueño…
Drusila sonrió con picardía.
—Pero si no te he dicho cómo lo haremos… Deberías tener más confianza en mí. ¿O acaso has olvidado quién te transformó? —dijo mientras levantaba la mano. Una pequeña luz roja chispeó en la punta de su dedo índice. Luego se lo llevó a los labios, como aguantando una risa traviesa.
—Perdona, Drusila. Es solo que… tuve una mala noche.
—Tranquila. Lo que pensaba era más simple. Si fortalecemos tu cuerpo, también fortaleceremos tu mente. Silvia te preparará algunas tareas físicas. Además, ahorraremos un poco para el futuro hostal termal.
»Y mira esto —añadió, extendiéndome un papel—. Será una gran forma de avanzar más rápido.
—¿Un papel? Pero se supone que no debiera haberse inventado aun…
—Recuerda que el mundo cambió. Para ti y para mí, sigue habiendo una línea clara. Pero para Silvia y los demás, esto siempre ha sido así. El papel ya forma parte de su realidad. Señalando el anuncio léelo es perfecto para aumentar nuestros ingresos.
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Editado: 08.11.2025