La Costa

CAPITULO VIII

CAPITULO VIII

 

 

UNA ESTRELLA FUGAZ CAE EN MI VENTANA

 

Corrí, corrí tanto y tan rápido como me lo permitieron mis pies. Me detuve un momento al llegar a la costanera, me agaché tomando mis rodillas me faltaba el aire, pero no podía dejar de llorar, comenzó a llover, miré a mi alrededor buscando un lugar donde resguardarme, pero de que serviría por lo que empecé caminar por la costa, me senté en nuestro banco mirando el mar perdido por la intensidad de la lluvia. Me mire y el vestido estaba arruinado, los zapatos n hablar de mi maquillaje, estaba todo corrido. Era un desastre, mi vida lo era, mi corazón también.

Yo fui la torpe que se creyó que con todo esto él se fijaría de mí. Comencé a sacarme los aretes, a despeinarme y a refregar mi rostro para sacar todo el resto de lo que me quedaba de maquillaje.  

Quizás solo deba quedarme sola, no soportaría tenerle solo como amigo, quizás yo muera por no tenerlo conmigo. ¿Porque? dije entre sollozos, ¿porque me enamoré de vos? ¿cómo pude fijarme en mi amigo? Nunca me sentí tan fuera de lugar como hoy.  Temblaba por el frio, al estar casi en cueros, mi vestido se pegó más a mí ya que me encontraba toda mojada. Tengo que contar esto como una ruptura sin vueltas atrás. Por más que nunca haya existido nada entre nosotros, nada referido al amor puramente dicho. Y ya no volver a verlo, y ya no volverlo a soñar, guardar todo lo que siento en un cajón en un cofre bajo llave; tratar de salvar mi cada día, dejando de vivir en el ayer. Me abrace tratando de cubrirme del frio calador. Como desee irme lejos y nunca más volver.

Seguí el camino hasta mi casa, para por fin enfrentar la realidad, el rechazo, enfrentar a mi hermano… que seguro me esperaba ansioso por saber que había pasado porque me había retirado tan pronto de la fiesta. Que diría al verme así, hecha un harapo.

Al llegar a casa me encontraba sola, por lo visto Anghelo lo estaba pasando espectacular en la fiesta que ni se había dado cuenta que yo ya no me encontraba allí. Las luces estaban todas apagadas, y las puertas cerradas con llave por lo que me senté en la escalinata de la entrada dejando que el agua me siguiera mojando, como si la lluvia pudiera borrar alguna cicatriz que me haya quedado grabada.

_estas acá. Escuche esa vos tan familiar, que me saco del limbo donde me encontraba sumergida, mire hacia arriba y ahí lo vi igual de mojado que yo, su camisa fuera de su pantalón, con su pelo todo mojado dejando caer un mechón rebelde sobre sus ojos, su saco arruinado y con sus zapatos llenos de barro, ahí frente de mí.

_a que viniste…le pregunte agachando mi cabeza _a decirme que!

_vine… porque eres mi mejor amiga y me preocupo la manera en la que abandonaste el baile. dijo Caleb mientras llovía copiosamente sobre nosotros
_solo para eso, bueno ya me viste ya puedes irte. Le dije poniéndome de pie, levanté una maseta que se encontraban al pie de la escalinata de entrada, fui al otro extremo y levante otra buscando la llave para entrar a la casa

_no… no fue solo por eso.se acerco a mi tomo mi brazo con fuerza y como un imán nos enfrentamos su frente con la mía _creo me enamore de vos. Me lo dijo casi escupiendo la frase de sus labios, con su respiración acelerada y su aliento caliente casi sobre mis labios.

_crees… solo lo crees. no estás seguro. Sonríe irónicamente tratando de zafarme de su agarre

_pote en mi lugar, solo por un momento. tengo de un lado a mi mejor amiga y del otro a una muchacha que es mi novia, y si te soy sincero… no quiero lastimar a ninguna de las dos. Tomo mi rostro empapado por la lluvia que aun caía a baldes llenos sobre nosotros. _si me quedo con ella te perderé no solo como amiga, sino que jamás lograre saber que sentía en realidad por vos y estere con la intriga el resto de mi vida de lo que pudo ser y no fue. No lo ves, no te das cuenta…dijo casi a susurros enfrentado nuestras narices _Esto, esto lo que siento cuando estoy junto vos, no lo siento con nadie más.  Y si me quedo contigo…tomo con su mano mi barbilla para ubicar mi mirada junto la de él.  La lastimare a ella. Y no quiero.

 Mi corazón se aceleraba cada vez más, con cada roce, con cada caricia que hacia sobre mi piel, mi aliento se volvió espeso, haciendo que tragara profundo para acomodar mis pensamientos y elaborar las palabras correctas _ ¿entonces? vienes hasta aquí para que yo te libere de esa cruz…pase mi mano sobre mi rostro intentando limpiarme de tanta lagrimas mezcladas con lluvia _Ahórrate el trabajo Caleb, acabo de hacerlo en el baile. Me alejé de él y subí los escalones de mi casa

_no! No, es lo que quiero… se acercó a donde me encontraba

_entonces, no lose. Yo te libero de esta carga, despreocúpate por mí. Yo estaré bien…siempre lo estoy.

_no seas así!! Me retruco.

_ ¿así como?¡Sincera! ¡Despreocúpate! ve con ella y se terminó tu problema. Todo volverá a estar igual en tu vida como si esta noche jamás hubiera sucedido. Yo no te dije nada Caleb…has como si no te hubiera dicho nada.

Me tomo con fuerza los brazos acercándose de repente hacia mí, enfrentando nuestros rostros. Conté varias veces, uno dos tres… así hasta diez una y otra vez mientras nos mirábamos en un pequeño silencio. Pero mis fuerzas estaban acabadas, me sentía derrotada. Rodeo mi cintura con sus manos y me acerco a él lo más cerca que pudo, no rechacé el contacto con su piel, ya estaba entregada _no sabes cuantas veces soñé con estar así… tan cerca de vos. Puse mi mano sobre su pecho sintiendo el calor que emanaba su cuerpo, sonreí al sentir su corazón acelerado igual que el mío _Tan cerca, que, con un pequeño impulso, besarte.

_y entonces… porque no lo haces? Respondí rozando suavemente nuestras narices.

Mientras la lluvia nos mojaba más y más cerré de a poco mis ojos cuando el con sus labios sellaba los míos con un tierno beso. Fue dulce, sus labios eran miel pura. Todo parecía mágico, hasta que luego, de darme ese hermoso beso nos miramos y con la ternura que lo caracterizaba volvió a besarme, esta vez no fue un beso cauto, fue como si ambos lo deseáramos por años, una necesidad contenida y que por fin era puesta en libertad. Me alejo muy lentamente para lograr respirar, saboree sus labios y el los míos _me tengo que ir. Le dije. _ Perdóname. Y entre corriendo a mi casa.




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