CAPITULO XIII
DEJAR IR A UN AMIGO…
SE PUEDE MORIR DE DISTINTAS MANERAS…
De regreso a casa luego de unos hermosos días en las montañas junto con Caleb, hacia días que no veía a Facu, quería contarle todo sobre mi viaje, quería agradecerle todos sus consejos y decirle lo feliz que había sido en esos días. Debía contarle a alguien lo que había sucedido, pecado o no lo hecho, hecho estaba y solo pensé en mi mejor amigo para dar la noticia.
Llegue casa y note al ingresar un terrible silencio, vi a mi hermano sentado en la cocina, tomando su café de la mañana y un escalofrió me recorrió el cuerpo ya que cada vez que hay malas noticias lo suelo encontrar así. _que sucede? Le pregunte con un miedo terrible. Al escuchar sus palabras fue, como si mi alma fuera un espejo cayendo al piso rompiéndose en miles de pedazos, sin demora Salí de la casa me subí a nuestra vieja camioneta para ir al hospital, pero, no arrancaba intente varias veces, pero, mis nervios no me dejaban pensar correctamente, Anghelo se asomó por la ventanilla del cacharro de vehículo y me dijo tranquilo _respira Lizz… tomo mis manos y las retiro del volante _yo te llevo
_No puedo creer que este tan mal, solo me fui unos días… no puede estar peor. dije desconcertada por lo que sucedía.
_la leucemia es así, sabes cómo funciona esto lo pasamos con mama.
Solo cerré mis ojos y suspire profundo, intentando tranquilizarme, me puse a rezar, pidiéndole a Dios que todo sea una falsa alarma.
Fue el trayecto más largo que tuve en mi vida, siendo que todo quedaba cerca en nuestro pueblo parecía como que no llegábamos nunca al hospital
Al ingresar encontramos en la sala de espera a Angélica, Alma y Selena, las tres tenían una cara de falta de sueño, se notaba que hacía días que no podían dormir. Lo primero que hice fue abrazar a Lena.
_como esta todo? pregunte en vos baja
_estable… me contesto Selena a punto de romper llanto.
_se pondrá bien, lo sé. Vas a ver que dentro de unos días el estará con el ánimo de siempre.
_no lo creo, sus ojos, su vos sus indirectas… el, no deja de despedirse. Lizz? Que voy hacer. Apreté con fuerza sus manos para que de alguna sintiera mi apoyo. Salude a los demás que se encontraban igual de angustiados.
_puedo entrar a verlo? Pregunte
_claro, quizás este descansando, pero, seguro. Me contesto Angélica
_él ha preguntado por ti. Me dijo Alma.
Me dirigí a la habitación, coloque mi mano sobre la puerta y mirando al cielo busque valor y la abrí, fue una imagen que nunca hubiera querido ver en mi vida, se encontraba conectado a miles de cables, el marcapasos era lento, mire sus latidos toque el aparato y volví la mirada hacia él, acomode la silla acercándola más a la cama y despacio me senté, le tome la mano que tenía sobre su pecho, unas pequeñas lagrimas comenzaron a caer de mis ojos.
_eh! ¿Qué pasa quien se murió? Pregunto con su humor negro tan característico.
_pensé que dormías? Conteste, colocando mi otra mano sobre su frente
_como? ¿Dormir?… amiga, estoy muy sedado, pero me doy cuenta, aquí todos los que entran lo hacen llorando.
_mmm…se! Complicado ¿no?
_ya no quiero que lo hagan, no aun, aún sigo aquí…
_están tristes, no creas que la imagen al entrar es muy linda
se miró a sí mismo y volvió a verme, trago amargo y sus ojos se cristalizaron _ni se te ocurra. Le reproche _no digas nada…todo va a salir bien. Le sonreí levemente, la verdad no sabía que palabras podían darle fuerza o consuelo. Pero haría mi mejor esfuerzo.
_tienes que hacer algo por mí. Lo mire con dudas ya que a él se le ocurrían ideas locas.
_en que puedo ayudarte. Le conteste.
_ya no quiero estar entre estas cuatro paredes. Señalo con su mano extendida el lugar con dificultad _quiero estar en mi cuarto… mi casa. Aquí solo se huele a muerte.
_y tiene que huir de ella amigo… le sonreí.
_si, pues siento que me pisa los talones.
_veré si puedo convencerlos de llevarte a casa, pero no te prometo nada, ya sabes cómo son tus padres de difíciles.
_ni que lo digas. Suspiro.
_que piensas hacer con Lena? mi pregunta quizás no sea la mejor, pero, debes hablar con ella.
_sí, es cierto. No ha querido ir a dormir. Pasa las noches en el sillón de la sala de espera, las enfermeras le han tomado cariño, por las mañanas les regala el desayuno y así ya no la echan.
_ no me sorprende, yo haría lo mismo. Ella te ama… que esperas. Su mirada se perdió por un momento en el techo de la inmensa habitación _ ¿Que te han dicho los médicos? Le pregunte sé que muchos tratarían de evadir la realidad, pero entre él y yo no había esas cosas, siempre íbamos por la verdad, por más difícil que esta resultara ser. Nuestro lema siempre había sido “fuerte, siempre enfrenta a tus problemas…o te perseguirán”.
_ya lo sabes… no son precisamente buenas noticias.
_y…como piensas decírselo.
_he estado pensando, pero no tengo nada concreto.
Comenzaron florecer lágrimas de mis ojos, apreté con mucha fuerza su mano y reposé mi cara sobre la cama. _lo siento. Ya sé que todos lloran. Pero juro que no volveré hacerlo. El poso su mano en mi cabeza y me sonrió.
_necesito que me ayudes… eres. Se detuvo al notar que yo aún seguía con mi rostro escondido _ ¡Mírame Liz! Eres muy importante para mí, lo sabes ¿verdad?
_no, no digas nada. Por favor. No te despidas, no de mí.
_mírame! ¡Mírame! Me dijo con un intento forzoso de Grito. Lo mire aun llorando _me ayudaras, tu no vas a dejarla sola. La acompañaras en todo momento, le aconsejaras que empiece de cero, que encuentre alguien que la haga feliz.
_no, no me pidas eso. No puedo hacerlo
_si… lo harás por mí, porque sé que me quieres y sé que quieres que ella sea feliz, por esa simple razón lo harás.
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Editado: 11.06.2020