La criatura del armario

La criatura del armario

            Capítulo 1

           

          El sol había salido tras las montañas hace un par de horas, pero Tomy aprovechaba el día completamente, por lo que sus ojos se abrieron al recibir los primeros rayos que se colaban a través del estrecho espacio entre las cortinas. Inmediatamente se puso de pie, se calzó sus pantuflas, se acercó a la ventana para contemplar el cielo unos segundos y luego bajó a desayunar junto a su abuelo Joe, que ya preparaba los huevos con jamón que tanto le gustaban.

          Durante el desayuno, ambos conversaron acerca de cómo pasaron la noche, de las cosas que harían durante el día, algunas noticias del periódico y otras cosas que hacían un grato momento cada vez que ambos compartían la mesa. Ya desayunados, ambos descansaban en la sala de estar: el viejo en la mecedora observando la TV y el pequeño Tomy jugando con sus autos favoritos: el Ferrari a escala de tono azulado que recibió de su abuelo la navidad pasada, cuyas ruedas ya habían recorridos muchos metros en las manos del niño a través de las paredes, la alfombra, y todos los muebles de la casa; un Porshe de 2 puertas color rojo fuego con llamativos logos de marcas y una ambulancia que con cada movimiento de sus ruedas emitía una ruidosa pero atractiva sirena y una brillante y llamativa luz roja en su parte superior.

          El niño, de tan sólo 7 años, fue criado por sus abuelos. Hace aproximadamente 3 años sus padres murieron en un accidente automovilístico al salir de casa, mientras el pequeño estaba con sus abuelos paseando por el parque. Aunque la versión que el niño tenía sobre aquello era muy distinta, ya que sus padres “tuvieron que ir a salvar al sol”. Al niño sus abuelos le comentaron que sus padres eran unos superhéroes, y que tenían una misión muy importante: salvar al sol para que no se apagara. Todos los días, al despertar, Tomy hacía el intento de mirarlo a través de su ventana, pero le era imposible, le dolían los ojos, sin embargo, él se sentía muy feliz porque sus padres deberían estar haciendo un estupendo trabajo al mantenerlo encendido con tanta fuerza.

          Cuando su abuela murió, hace tan sólo algunas semanas, ambos quedaron solos en esa casa. En el funeral, asistieron un puñado de personas, principalmente vecinos del pueblo, y su abuelo estaba en la parte central de la casa, junto al féretro. Su nieto, sentado a un par de metros, se para y se acerca a él, diciéndole que no debería tener pena, porque la abuela iría al cielo a ayudar a sus papas y todos los días él podría mirarla junto a él a través de su ventana.

            Al día siguiente a la muerte de su abuela, Tomy le pregunta al anciano:

-  ¿La abuela estaba enferma?

-  Más que nada estaba cansada, y muchas veces la energía del sol los ayuda a mantenerse vivos por siempre, por eso decidió viajar hasta allá arriba, al igual que tus papis – aclaró su abuelo para darle tranquilidad al niño.

-  Qué extraño… - comentó Tomy – anoche soñé con ella. Estaba cocinando, y de repente le dolía tanto el pecho que cayó al suelo y se durmió.

          Su abuelo le sonrió con pesar, le revolvió el cabello y le dijo que fuera a jugar a la terraza con sus autos. Mientras el niño caminaba para salir de la casa, las lágrimas comenzaron a correr por las mejillas del anciano. Sin embargo, su mirada jamás dejó de centrarse en el pequeño, más que nada por una cosa: su esposa murió exactamente en las circunstancias que mencionó el niño en su sueño.

          Desde aquella vez, durante todos los días hasta el día de hoy, Joe pensaba sobre la extraña situación, pero sobre todo recordaba a su amada esposa.

 

Capítulo 2

          Luego de terminar su café, Joe caminó cansadamente hacia la puerta, la abrió y salió al agradable clima que abundaba en el exterior. Su nieto estaba recostado sobre el suelo jugando, se percata de la presencia de su abuelo y lo mira alegremente.

-  Tomy, estaba recordando aquella vez que me contaste el sueño que tuviste sobre la abuela, ¿ella te decía algo?

-  No abuelo – respondió – sólo me miraba. Estaba triste, como si estuviera cansada. Yo creo que por eso se puso a dormir.

-  Puede ser, ¿y cuándo dices que soñaste con ella?

-  La noche anterior que ella viajó al cielo. – aclaró Tomy.

          Joe, aún sorprendido con la información que le entregaba su nieto, siempre terminaba por quitarle importancia al asunto, después de todo era un niño, podría estar inventando todo. Además, si bien el pequeño no estaba en casa cuando su abuela tuvo el infarto en la cocina, bien podría haber creado toda esa situación en su cabeza relacionándolo con lo ocurrido a sus padres. “La increíble imaginación de un niño”, pensó el hombre.

          Durante la tarde, después de la comida, ambos salieron a recorrer el sendero, recolectando leña, bellotas y las pocas hojas secas que estaban esparcidas en el área. Juntos se entretenían tanto que la tarde les pasaba volando. Volvían con el saco lleno, y el niño, exhausto de tanto caminar y correr, buscando animalitos y bichos raros.

          A eso de las 8 de la noche, Joe le secó el pelo a su nieto para meterlo a la cama. El niño lo abrazó acaloradamente, como siempre lo hacía, y se introdujo entre las sábanas. Su abuelo besó la frente del pequeño, le recordó como cada noche lo mucho que lo quería, y le deseó dulces sueños. El anciano atravesó el dormitorio, dejó la puerta abierta y se fue a descansar. El niño observó durante algunos segundos hacia la ventana, tratando de ver entre las cortinas, comprobando que sus padres y su abuela se hubieran ido a dormir junto con el sol.



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En el texto hay: miedo, seres sobrenaturales, terror

Editado: 20.09.2022

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