La Cripta

#4 "Hermoso"

LA CRIPTA - ANHELADOS TEMORES -

Capítulo 4.

 

 

—S-Santo cielo...— Fred observó el cuarto. 

—Que mierda es esto... — Theodoro observó el cuarto.

—Esto es ...— Benedict observó el cuarto.

—Yace frente a nuestros ojos... la escena del crimen— Slash volteó a verlos.

Benedict no podía creer lo que veía. Era algo tan extraordinario que no estaba muy seguro sobre como sentirse. Podía distinguir colores. Azul. Le recordó al estrellado cielo que veía todas las noches, sentimiento neutral. Rojo. Le recordó a la muerte misma. Posiblemente era sangre. Gris. Le recordó a su techo, a su hogar. Verde. Le recordó a su hermano, era su color favorito. Amarillo. Le recordó a la felicidad, lo que su cerebro quería dejar salir pero él se negaba a aceptar debido a la discordancia respecto a la cruda escena.

—E-El es el hombre asesinado...—tragó saliva Fred observando aquello que se encontraba estático en el suelo.

—Ya no es esa persona. Ahora es un cráneo, tripas y... parte de una obra de arte, creo—respondió confundido Theodoro.

—Esto es muy... —Benedict se preguntó si sentir eso era correcto, pero acabó diciéndolo, aunque en voz baja—...hermoso.

La escena revelaba un destrozado cadáver en el centro, un suelo de madera teñido de un rojo intenso, una paredes pintadas de azul, rojo, verde, y amarillo, todo de una pintura fresca, y un montón de símbolos y palabras escondidas subliminalmente entre la increíble escena del crímen de brutalidad y colores. Parecía algo sacado de uno de esos extraños sueños que las personas olvidan apenas despiertan. No parecía haber explicación aparente. Solo una oscura, extravagante y desconocida intentencion en el causante.

Los ojos de Benedict lo notaron de nuevo, y con la paciencia colmada, reaccionó al instante: 

—¿¡Que pasa contigo, hombre!?—le grito a Slash.

—¿Que pasa conmigo? ¿A qué te refieres, investigador Vett?—Jacob Slash volteó a verlo, con total inocencia.

—¡No te hagas el estúpido!—Benedict presionaba sus músculos y apretaba sus dientes— ¡Los tres notamos cómo actúas como si todo fuera normal aquí! ¡Te vimos reaccionar sin sorpresa en el cuarto con Van Strike, y te seguimos viendo sin sorpresa ahora, cuando lo que se encuentran frente a nosotros es algo... a-aterrador! ¿¡Acaso eres humano!?

Los otros dos solo observaban. No tuvieron el valor de meterse en la discusión, aunque internamente apoyaban a Benedict. De un momento a otro, agobiado por todo, uno de ellos desapareció.

—Benedict Vett... —comenzó Slash dirigiendole toda su atención anteriormente negada— ¿qué opinas de todo esto?

—¿Q-Qué opino?—Benedict dudó— ¡Oh, no! ¡No harás tus análisis psicológicos conmigo como hiciste con Theodoro antes!

—Descuida. Después de todo, ya lo dijiste, ¿no es así?—dijo Slash riendo por alguna razón.

—¿Qué? 

—¡Si, lo dijiste! Te oí decir "esto es muy hermoso" hace unos instantes. Tengo buen oído, joven...

Benedict estaba molesto. No solo por el tono sarcástico del investigador privado superior hacia su reclamo serio, sino también porque le molestaba opinar eso de la escena del crimen. No era un pensamiento del que se sintiera orgulloso.

Derrepente, Slash se acercó violentamente a la cara de Benedict. Su voz se tornó ronca y agresiva, sin previo aviso...

—Eres una persona triste. No estás feliz con tu trabajo, careces de motivación verdadera, y encuentras emocionante este desgarrador y peculiar asesinato, además de dejarme ver que hay una parte de ti que ignoras conscientemente pues tu expresión facial no es coherente con tus palabras...—un silencio absoluto tras su palabras— ¿Lo ves? Fue muy sencillo analizarte si sabes hacerlo, solamente... bastó una reacción a un estímulo—llevó su mano derecha a su cabeza, señalando su frente— ahora intenta analizarme tú. No puedes. Porque ningún estímulo reveló ni una pizca de mí...

Mientras Slash se regresaba a su posición anterior, lejos de la paralizada cara del investigador Benedict, habló: —Quedense aquí. No toquen nada que pueda modificar potencialmente la escena del crimen. Ya regreso... 

Se rascó el bigote, estiró su espalda, y salió de la habitación como si el notorio ataque a su compañero no hubiera ocurrido. Parecía no importarle, como todo. 

Theodoro dejó a su corazón hablar intentando luchar contra el atemorizante silencio dejado por el hombre que ya no se encontraba en el cuarto.

—B-Ben... 

—Déjame, Theodoro. 

—Yo... lamento haberte dicho aquello sobre tu motivación hace unos minutos. N-No sabía que estuvieras triste. Yo... 

—Suficiente, Theodoro —Benedict se sentía extraño—Yo no estoy triste y no creo que esta monstruosidad sea hermosa. Quien sea que hizo esto está loco como una cabra. Hizo ver este lugar como un sueño con alucinógenos... pobre persona.

—S-Si. Sobre Fred... —comentó Theodoro para evadir el tema que Benedict estaba evadiendo, a pesar de no querer hacerlo.

—¿Qué? ¿Donde está él? 

—Salió corriendo apenas vio este desastre. 

—Supongo que es normal, este sitio es un asco—afirmó Benedict. 

—B-Ben... No tienes que mentir conmigo. No tienes que mentirte cuando hables conmigo... —dijo Theodoro, algo perturbado, al ver como su amigo parecía querer huir a toda costa de la humillante situación que acababa de vivir. 

Benedict volteó lentamente. Sus ojos comenzaron a dejar salir algunas lágrimas, a un ritmo lento. Vió directo a los ojos de Theodoro sin poder controlar sus emociones. La puerta de sus verdaderos sentimientos se había abierto. Sus malas decisiones en la vida lo habían guiado hacia este sentimiento que Slash y finalmente las palabras de Theodoro liberaron...

—¡ES HERMOSO, THEODORO!—rompió en llanto gritando— ¡LA PASIÓN PUESTA EN ESTE CUARTO ES INCOMPARABLE! ¡PUEDO SENTIR EL PLACER DE SU AUTOR, VIVO! ¡LOS COLORES ESTÁN ARMÓNICAMENTE PINTADOS, EL CUERPO DE LA VÍCTIMA ESTÁ DESPEDAZADO CON UNA DELICADEZA INCOMPARABLE! ¡SEA QUIEN SEA LA PERSONA QUE HIZO ESTO, ES... 




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