Teníamos alrededor de una hora de haber salido del cenote, la preocupación rondaba en nuestras caras y las esperanzas se habían acabado, algo o alguien nos había dejado aislados en aquella cueva.
- Sigo sin entender como fue que paso.
- Te lo he explicado muchas veces Andrés, Miguel solo fue a la casa de campaña a buscar su reloj de pulso que había dejado en un lado de la almohada, yo estaba viendo el monitor, observando que dos animales como el de la mañana habían aparecido, simplemente flotaban sobre la cámara, cuando de pronto se escucho un fuerte golpe y todo oscureció, Miguel tiene algo de claustrofobia, así que salio disparado y se lanzo sobre lo que hasta ahora sabemos es una piedra gigantesca.
- Tenemos que encontrar la manera de salir de aquí.
- Andrés, creo que tengo la solución, recuerdas el motivo por el que habíamos regresado?, bueno pues ahí esta, solo debemos llegar al final y ver si aquello era alguna salida.
- No es mala idea, además aquí no hay forma de que podamos salir.
Miguel, que siempre estaba prevenido, había traído de la sub ocho repuestos de tanques con oxigeno, desafortunadamente no había alcanzado a traer mas comida, de hecho la ultima comida que nos quedaba, después de eso tendríamos que bajar al pueblo y conseguir mas.
El asunto había dejado de ser una expedición para convertirse en una misión de vida o muerte, nosotros, los buzos, llegaríamos al final, si encontrábamos la salida, buscaríamos la forma de llegar mas rápido al pueblo mas cercano y dar aviso a las autoridades y cuerpos de rescate, para que se nos diera auxilio, así, Miguel, Marco y toda la información recopilada saldrían a salvo de la cueva.
Aunque no era mucho, habían quedado algunos panes de dulce, cereal y galletas de trigo en una bolsa que Mayra había bajado en la mañana de la camioneta, lo poco que quedaba lo racionamos y los consumimos a partes iguales, habíamos hecho un plan, habíamos comido y además teníamos el equipo para salir de ahí, solo era cuestión de que decidiremos cuando hacerlo.