Antonio y yo estuvimos vigilando la entrada de la cueva por toda la noche.Y durante todo ese tiempo las criaturas no se asercaron al interior de la cueva.
Cuando ya estaba amaneciendo y comenzaba a verse los primeros rayos de luz poco a poco esas criaturas pequeñas comenzaron a desaparecer de la vista. Cuando ya todas las criaturas se habían ido Antonio se levantó y comenzó a salir de la cueva sigilosamente.
Miró al rededor en busca de algo extraño pero no encontró nada.
-Parece que es seguro-dijo Antonio volviéndo asia donde estaba yo.
Me levante y empeze a salir de la cueva.
Luego de un rato examinando el lugar con Antonio comenzamos a caminar.
No dejábamos de mirar a todos lados por sí esas criaturas volvían a aparecer, esta vez no olvidaríamos estar armados si reaperecian.
Estábamos ambrientos, después de huir estos últimos días no nos animabamos a parar para comer en medio del bosque.
De pronto Antonio paro se sacó su mochila para sacar las dos botellas de agua que tenía dentro de su mochila.
Una me la dio a mi y la otra se la quedó él. Continuamos caminando después de eso sin detenernos.
Cuando ya los dos habíamos acabado de beber el agua de las botellas Antonio tomó otra vez su mochila y sacó dos manzanas.
-Toma,-me dijo Antonio mientras me entregaba una manzana- esto será lo último que comeremos por hoy o se nos acabaran los alimentos rápidamente.
Estaba ambriento pero no objete nada ya que sabía si no era de esta manera la comida se nos acabaría rápido.
Continuamos caminando sin encontrar algo que nos ayudara a volver a casa.
Paramos cuando empezamos a escuchar agua, empezamos a ir en dirección a aquel sonido donde encontramos una pequeña cascada que caía sobre un lago.
Cuando nos asercamos a la playa pudimos ver que el agua era muy turvia. Paresia cómo si fuera la de un pantano.
No nos asercamos mucho porque podría haber algo que se escondiese para atacarnos. Esperamos ahí por un rato pero paresia que nk había nada.
Depronto desde el cielo se oyeron un fuerte batir de alas, cuando mire al cielo pude como un ave gigante se posaba en medio del lago.
Era un ave monstruosa ya que no posia pico en vez de eso tenía una boca como de dinosaurio lleno de muchos dientes afilados, también en sus patas poseía garras muy afiladas y en las puntas de sus alas y cola poseía una espesie de espinas que sobresalían de su cuerpo.
De pronto equella ave empezó a bajar en picada directo al lago, un momento después se undio completamente creando pequeñas olas por todo el lago.
De repente el agua se comenzó a estremecer y agitar. Desde donde estaba pude ver como en el fondo se comenzaba a notar como es que se movían sientas de pequeñas cosas que comenzaban a salir del agua.
Lo que salía del agua eran unos insectos de unos treinta centímetros de altura, en el final de su abdomen tenían dos aguijónes muy notorios, sus patas eran largas como las de las arañas y en sus dos patas delanteras tenían dos patas que en su final poseían garras que eran delgados y oscuros.
Luego de que empezarán a salir un grupo de aves llegó de la nada y se comenzaron a sumerguir dentro del agua, esas aves eran iguales al que primero vimos sumergirse.
Cuando aquellos insectos comenzaron asercarse a nosotros Antonio y yo empezamos a clavarles nuestras lanzas y a algunos los arrojamos pateandolos. Eran muchos y continuaban saliendo del agua sin parar, comenzamos a retroceder y cuando ya no podíamos frenar su avance comenzamos a correr.
Cuando ya estábamos lejos de ellos y no se los podía oír paramos para descansar.
Mientras descansabamos sobre nosotros pasaron las aves que vimos en el lago y cada uno de ellos traía en sus patas varios de los insectos paresidos a los que salían del agua.
Antonio y yo decidimos que no podríamos avanzar más si ese lago estaba allí asi que por el momento concluimos que seria mejor volver a la cueva en la que pasamos la noche ya que ese sería se mejor lugar para refugiarnos por el momento.
Cuando regresamos a la cueva nos metimos al fondo para poder descansar lo que no pudimos en estos últimos días, estábamos los dos muy cansados y sin preocuparnos los dos cedímos al sueño sin quedar nadie para vigilar hasta la mañana del día siguiente.
Editado: 09.02.2020