La cueva de los cristales

Capítulo 5

El destino, en ocasiones, es caprichoso. ¿Quién me iba a decir que la misma persona que había generado en mi interior la ira más descomunal fuera la misma que ahora despertaba la gratitud más inmensa? Arislene se había puesto en peligro salvándome del ataque de aquella cueva. Su mano era la que había sentido arrastrar mi cuerpo por la cueva cuando apenas mi cuerpo contenía un hilo de energía.

Las magas más poderosas de mi pueblo se encontraban sentadas alrededor de una hoguera ceremonial. Esa noche tendría lugar un momento único para nuestro pueblo, las mujeres de mi familia perdíamos el liderazgo en beneficio de la única maga que había conseguido vencer la cueva de los cristales. La cueva había hablado y nosotros debíamos escuchar sus designios. En mi interior ya no había espacio para la ira, simplemente para la gratitud. Esa mujer se había ganado mi respecto, no solo por haber salido victoriosa de la cueva, sino por haber arriesgado su vida para salvarme.

Me encontraba sentada en segunda fila viendo la ceremonia al lado de mi mejor amiga. Cuando mi abuela entró en escena, ella cogió mi mano en silencio. Iba vestida con la túnica de líder de nuestro pueblo, sabiendo que perdería ese título en unos minutos. No se la veía triste al caminar en dirección a la posición que debía ocupar, al contrario, parecía feliz por liberarse de ese gran peso que había cargado sobre sus hombre durante tantos años. Miró en mi dirección y sonrió, no había rencor en esa mirada a pesar de ser la artífice de perder su posición en nuestra sociedad.

Arislene entró en escena y todos las miradas se centraron en ella. Irradiaba más poder que cuando había llegado a nuestro territorio. Su enfrentamiento con la cueva de cristales parecía haberle llevado a otro nivel mágico. Mi abuela tendió su mano en su dirección cuando ella se encontraba a escasos tres metros de su posición. Ella aceptó el gesto y cogidas de la mano cerraron el círculo entorno a la hoguera ceremonial.

—Hoy es un día especial para nuestro pueblo —comenzó mi abuela su discurso—. No debemos sentir tristeza porque nuestra magia sea liderada a partir de hoy por una maga que no ha nacido entre nosotras. La cueva ha hablado y nosotras debemos escucharla. —Mi abuela se quitó la capa que cubría sus hombros y la hizo descansar sobre los de Arislene—. Hemos sido bendecidas con la llegada de la elegida de la profecía.

Tras esas palabras mi abuela hizo una reverencia de respeto en su dirección y las demás procedimos a imitar su gesto. Tenía razón, teníamos mucha suerte de poder conocer en persona a la maga de la que hablaba la profecía. Ella era la única capaz de terminar con las guerras que cíclicamente nacían entre los diferentes reinos. Pero no se nos podía olvidar otra parte de la profecía, bajo su liderazgo todo los reinos lucharían contra una amenaza externa poderosa.

No creo que nunca pudiéramos llegar a ser amigas, pero mi fidelidad por ella era fuerte. Si seguía viva era gracias a su buen corazón y determinación. No dudó en ponerse en peligro por salvarme la vida. La ira que nacía en mi interior, solo hacía unos días al verla, había dado paso a la lealtad más férrea. Mi vida estaba unida a la de ella. Si estaba en mi mano ayudarla, haría lo que estuviera en mi mano para favorecerla.

Es realmente curioso los giros del destino que nos tiene preparados la vida y que no conseguimos ver venir hasta que ya estamos inmersos en ellos.



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En el texto hay: magia, poderes sobrenaturales, cueva magica

Editado: 13.08.2023

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