Capítulo 4
Ya estoy en el trabajo, la verdad hoy espero que sea el día productivo.
Huy creo que hoy mi jefe viene de malos humos. Me llama para ir a una reunión a su despacho.
- Aurora, sube a la oficina de la planta doce el señor Orlando quiere hablar con usted. - Que querrá el jefe de mi jefe. Espero que no me despidan.
- ¿Me va despedir? - La pregunta que le hago es un tanto con miedo.
- Aurora, no lo sé, yo estoy tan impresionado como tú. - Hay dios. Voy subiendo el ascensor temblando la verdad tengo mucho miedo. Ahora que recién me mudado no me interesa perder el puesto de trabajo.
Andrea me sonríe, es la secretaria del señor Orlando, su sonrisa me da miedo.
- Hola Andrea. El señor Orlando ha solicitado mi presencia.
- Si, Aurora. Lleva diez minutos esperándola.
- ¿Cómo? Me acaban de avisar ahora mismo, he subido lo más rápido posible.
- Lo sé. Ha sido culpa mía. El señor ya lo sabe. - Asiento, se dirige a la puerta, llama y tras un "pasa" que espeta el señor Orlando, le informa que ya he llegado.
Paso a la oficina del señor Orlando, es grande y espaciosa. Espero de pie frente a él, con un gesto con la mano me pide que me siente. Está muy serio y temo lo peor. Orlando es un hombre mayor de unos cuarenta y cinco años. Con algunas canas en la parte delantera de su pelo castaño, ojos cansados y grises. Sus rasgos están castigados por el paso de los años. Pero tiene una sensación de ser un hombre bueno y amable.
- Señorita... - Mira unas hojas que tiene frente a él y luego me mira a mí. - Señorita Aurora Monte.- Asiento. - Ha sido una gran trabajadora para nuestra empresa Latín Daily. Durante 4 años, dos de ellos los pasó trabajando para nosotros desde España, fue un honor tener una chica como usted sin ninguna formación siendo tan puntual y eficiente en sus publicaciones desde la red. Las cosas que nosotros no podemos ver desde aquí en América, usted las vio por nosotros y ese detalle nos hizo innovar en nuevas ideas. E de agradecerle todo su esfuerzo en esta empresa y pedirle disculpas, por no valorar su trabajo para nosotros por más tiempo.
- Señor yo... - Me pide que me calle. Pero me está despidiendo. Hay dios, peor no podían salir mis días.
- No voy a despedirla, si es lo que piensa. Solo voy a despedirla de esta sucursal joven. Quiero que se traslade a la sucursal de Latín Daily en Brasil. Le voy a dar un contrato de un año en esa sucursal y volverá aquí, si allí no está a gusto. Lo de despedirla... tiene que suceder algo muy grave para ello. Sabe usted las normas de esta empresa mejor que yo mismo señorita.
- Hay señor que alivio. Por un momento pensé que me estaba despidiendo.
- Joven. ¿Acepta ir a la sucursal de Brasil he hacer allí informes de los famosos latinos que visitan y están en Brasil? - Esto no hay que ni pensarlo si, si, si.
Tras preparar el informe para administración, recoger mis objetos. Me despido de los pocos amigos que tenía en la empresa. Para seros sinceros ninguno. Solo me despido de mi jefe Marcus y me voy. Con unos recuerdos enormes de esta sucursal central de México D.F.
Os quiero amores.