Bueno estoy en San Paulo.
Sí, mis corazones llegué sana y salva, pero... No vine sola.
Al parecer una amiga mía, encontró a su supuesto novio con su querida esposa. Yo sabía que ese inquilino no era de fiar. Tomo lo más preciso y salió como alma que lleva el diablo. No sé la verdad pero cuando la encontré.
Fue algo así:
Doce horas antes...
Voy de camino a los servicios del avión y me tocan el culo. Veo un chico justo a mi derecha y paff. No sé pero tras de mi unas risas muy conocidas me dijeron que el pobre muchacho no tenia culpa de nada. Pasé de tener cara de pocos amigos, a estar colorada, colorada. Vamos que ni un tomate toma ese color.
Tamara no dejaba de reírse y yo de pedir disculpas al chico. Para seros sincera estaba buenísimo. Pelo castaño claro, ojos chocolate, piel bronceada... Un adonis para mis vistas. << Aurora, ese chico nunca será tuyo>> Tiene tatuajes en un brazo, al parecer es un chico que le gusta la música. Tras soltarle una parrafada de disculpas en mil maneras. Tamara sigue riéndose y yo más desesperada por qué no sé si me perdonará. Me giro y empiezo a gritarle a Tamara.
Me giro para pedirle disculpas, pero en ese momento me habla en un idioma que apenas logro captar. - Ambas, meninas são raras.
Le hago un gesto al chico con la mano para despedirme de él, y regreso a mí asiento.
Doce horas después.
Aquí estoy con mi portátil contando lo sucedido. No volví a ver el chico ni sé su nombre. La vergüenza me impide volver a mirarle a la cara. Era muy guapo, pero todas sabemos que los chicos guapos siempre están ocupados.
Pues amores os tengo que dejar. Estamos preparando el piso, mañana a primera hora tengo que estar lista y en la oficina.
Os quiero amores.
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Editado: 28.10.2018