La culpa es tuya! Marlon Alves

Capítulo 36

 

 

  • Te odio Marlon Alves.
  • No Aurora Monte, usted me ama.
  • Es culpa tuya, Marlon Alves.
  • ¿Mía? Pero si yo no he hecho nada.
  • Si señor Marlon, enamorarme – abracé a Marlon y le di un gran beso, aun que aun seguía muy enojada por la tormenta que había provocado - Y lo que pase después de lo que has hecho, será tu culpa y sólo tuya.
  • Lo sé, y pagaré con las consecuencias,  - mira a su amigo, enojado aun – pero entenderás, debía hacerlo.

Si le entendía, pero debía haber aceptado también los deseos de Tamara y no hacer las cosas sin consultarlas. Ahora una gran tormenta se colombiana y española se iban a juntar, y a saber qué consecuencias traería esto.

Pasaron unas horas, donde intenté calmar a Sergio, creo que el chico se había enamorado de mi amiga, pero era necesario decirle que Tamara estaba enamorada de Juan Luis, aunque ella se negara a estar con él, ella deseaba con todas sus fuerzas que Juan Luis la agarrase y se la llevara con él, y después de esta noticia, Juan Luis no solo se la llevaría, si no que se casaría con ella en Las Vegas, si fuese necesario.

  • Quédate aquí, te conviene, vamos a dejar que esto pase, y  mientras tú te entretienes, yo me vuelvo fanático de lo que haces.

Las voces de alguien cantado me levantaron. De nuevo en la habitación de Marlon y Sergio, algo ocurría.

Pero si se oía música, era buena señal, seguramente estarían cantando o escuchando música.

Tomé el móvil de la mesilla, comprobando que eran las doce de la mañana. Me levanté de mi cama y Tamara no se encontraba en ella, fui al baño pero tampoco estaba. Seguramente por la hora estaría desayunando en el bar del hotel.

  • Aquel día te vi y tu energía sentí, desde eso no te quiero lejos de mí, sé que no sabes de mí y no te puedo mentir lo que dicen en la calle sobre mí. Y no te voy a negar, estamos claros y ya
  • No te lo voy a negar, estamos claros y ya.

Eso ya no parecía música, porque si no el ritmo lo escucharía, pero se oye a capela.

Mi corazón me gritaba que fuera a la habitación y averiguara que sucedía en ella, o quienes cantaban, pero mi conciencia me pedía a gritos que fuera en busca de Tamara. Así que negando lo que mi corazón me pedía, ver a mi amor y besarlo, tome fuerzas y caminé por el pasillo hasta el ascensor, necesitaba ver como se encontraba mi amiga.

Llegando al Bar, busco a mi amiga, realmente está lleno, siendo un hotel tan pequeño.

Un grupo de chicas estaba formando un coro en una esquina del bar, alejada de la barra. No le puse importancia, y me giré para buscar a mi amiga en otro lado.

  • Que pare de sufrir, eso todo el mundo dice, lloro porque tengo cicatrices y dolores en el alma.
    Sí que me has hecho falta – la nueva canción de Juan Luis se oía en una gran televisión de cincuenta y seis pulgadas - Hablo de mis entrañas para ser sincero. Sé que fui el culpable, por eso te pierdo, hablabas, no te escuchaba, sólo desnuda era que me gustabas.

Hoy sé, llegó el momento, sólo hay ruido en nuestra habitación, y silencios que gritan "Adiós" – miré al fondo y vi un pelo rizado, dándome la corazonada de que mi mejor amiga estaba allí.

Me fui acercando lentamente, para ver qué pasaba allí, porque tanto murmullo.

  • Mientras me dabas tu corazón, yo era un marinero buscando amor. Iba por cada puerto como si nada, entre más olas, más naufragaba.
  • Deja de cantar, no voy a perdonarte -  oí a mi amiga decir a gritos.

Vi como con lo pequeñita que es, pasaba por encima de todas las chicas, sin importarles, si estas se caían o chocaban con las sillas, ella se aferraba a su vientre y pasaba de un lado a otro.

En menos de un minuto se encontraba frente a mí, con cara seria, enfadada y yo con una picazón en la cara.

  • Eres la peor amiga del mundo, ¿porqué lo has llamado? Te dije que no quería que supiera nada, que se quede con sus amigas, míralas, todas hay alrededor de él.
  • Lo siento.
  • ¿Qué lo sientes, Aurora? – Tamara estaba llorando, dolida, sabía que esto traería consecuencias.
  • Vamos al cuarto – abracé a mi amiga por el hombro, y Juan Luis no seguía a una distancia prudente.

Desde donde me encontraba, había visto como él apartaba a las chicas y les decía que no quería fotos, se puso tras ella, una de las chicas intentó besarle pero este lo aparto diciéndole bien claro, que Tamara era su novia.

Pero claro Tamara no oía nada, tan solo lloraba, gritaba y estaba eufórica.

Cuando llegamos al ascensor una mano tiro de mi hacia atrás, dejando a Tamara dentro del ascensor sola con Juan Luis.




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