La culpa es tuya! Marlon Alves

Capítulo 37

 

  • ¿Qué coño haces? – grité fuera de mi.

Al girarme J Balvin, tapado con una capucha negra, me pedía silencio. Iba con el pelo teñido de azul, sudadera negra, jeans negros desgastados, unas deportivas blancas y una sonrisa.

  • No grites, que sino el torbellino de fans vendrán aquí – tiró de mi mano hacia las escaleras – subamos con cautela. Tu amiga está en buenas manos.
  • Donde esta Marlon.
  • Tu novio, está cantando en la habitación con Nicky.

Íbamos por la segunda planta y decidí no hablar más, para no hacer un interrogatorio.

  • Aurora – dijo J Balvin, rompiendo el hielo, antes de llegar a la tercera planta – Leí los artículos que escribiste sobre, Yankee y Nicky, me gustaría formar parte de tus artículos.
  • ¿El soltero más codiciado, me respondería a todas mis preguntas sin poner peros?
  • Si es lo que debo hacer para que me entrevistes, responderé encantado, ojazos.

Faltaban cuatro escalones para llegar a la tercera planta, cuando oímos las voces de un grupo de chicas.

J Balvin, tomó la capucha de su sudadera y tapo parte de su rostro con ella.

  • ¿Vamos a quedar esta noche chicas?

Las voces indicaban que las chicas estaban al lado de las escaleras, así que permanecimos en ellas a la espera que estas se marchasen o entrasen en la habitación.

  • Yo he quedado para pasar una noche loca.
  • Angy siempre igual tía – se quejaba una de las chicas.
  • Joder, Angy. Has venido a pasar una semana a Madrid, que mínimo que salgas con nosotras el primer día.
  • Pero es que he quedado en el bar, ya sabéis como soy.
  • Una golfa.
  • Una loca, Shasa, es una loca.
  • Si follar, tener sexo y jugar en un local swinger es ser una golfa, soy la golfa más grande de este hotel.

J Balvin estaba atónito a lo que ambos escuchábamos. Sus ojos estaban muy abiertos, su cara palidecía a cada palabra que oía en el grupo de chicas, tal vez vergüenza al escuchar una intimidad sexual de una chica o miedo a que nos descubrieran.

  • Tenemos que ir a la habitación ya – dijo bajito, para que no fuéramos escuchados.

Acepté su propuesta no podíamos permanecer allí más tiempo y menos descubriendo la intimidad de aquella chica.

Al subir las escaleras nos topamos con las cuatro chicas de frente. J Balvin choco con una de ellas, una chica de ojos verde agua, que transmitían frescura, su pelo era de un marrón oscuro, lo llevaba en un moño en lo alto de la cabeza, se parecía a los míos cuando me disponía a hacer una entrevista.

Las chicas se quedaron mirándonos, J Balvin no dijo nada, tan sólo se separó de ella como si quemase.

 

 




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