" Frenesí ".
- Me da mucho gusto verte de regreso aquí Aiden, Landrrow se sentía muy solitario sin ti aquí, puedes preguntárselo a Juliette incluso.- Habló Mamá sin disimular la extraña emoción que de repente se plantaba en su mirada mientras conducía al pequeño centro de convenciones. ¿Por qué estaba tratando de que fluyera una conversación entre ambos con ella aquí presente? Creo que mamá no estaba entendiendo el hecho de lo incomodo que era volver a verlo después de tantos años.
Creo que sería mas fácil de asimilar si me trajeran al adolescente de 15 años que yo conocía, no a esta... extraña mutación. ¿Qué carajos hicieron con mi Aiden?
- Es melancólico estar aquí.- hablo el nuevo, aún sin poder acostumbrarme a la ronca voz. - Fueron pocos años pero siento que todo ha cambiado demasiado.-
¿Sientes que la ciudad cambió demasiado? Definitivamente estas monumentalmente ciego, el único cambio que destaca aquí eres tu. Incluso tengo que hacer un esfuerzo enorme por no estar ojeando tu mandíbula, o tus ojos...
¡Basta ya, juliette!. Por favor sáquenme de aquí, estoy a punto de tirarme encima de él.
- Algunas cosas, si.- admitió Mamá, para soltar un suspiro cansado después.- me gustaría decirte que también la situación con respecto al gobierno cambió también, pero estaría mintiendo.
Aiden suspiró conmigo casi al mismo tiempo en cuanto recordamos como es que estaba todo esto detrás del pequeño infarto cardíaco que me dio en cuanto nos volvimos a ver. Mamá tenía mucha razón, nada había cambiado por aquí realmente.
Landrrow fue una unión de varias ciudades vecinas pequeñas para poder fortalecerse, dividiéndose obviamente en pequeños sectores, nuestro país en general sufría problemas de seguridad y control a la comunidad, los precios comerciales se disparaban y para quienes no tenían un trabajo con una paga asegurada, les era difícil conseguir algo tan esencial como agua o comida.
Vivíamos en penumbras a veces, sin embargo al gobierno no le hacía falta absolutamente nada. Era triste pero, no había nada que hacer.
En los últimos años hubo amenaza de una tercera guerra mundial, y como se había hecho antes, el dinero desapareció de nuestros bolsillos para financiar la construcción de armamento para quienes lucharían en nuestro nombre.
Pero hasta el día de hoy nada ha estallado. Y creo que es bueno, no estoy segura como es que enfrentaríamos una guerra. Por otro lado, el dinero quizá fue botado a la basura.
- Veo que Juliette está utilizando zapatos de tacón alto.- Escuché decir a Aiden, en cuanto dirigí mis ojos hacia él, estaban mirándome fijamente, carcomiendome con la penetrante y profunda mirada que se cargaba desde hace minutos que llevaba compartiendo asientos traseros conmigo en el automóvil.
- De repente le dio por usarlos. Pero, ¿Verdad que se ve bien?.- preguntó Mamá, mientras sentía los ojos de ella pegados al retrovisor para observar la posible reacción y respuesta de Aiden, capté su voz que insinuaba la oración en una de doble sentido.
Mamá. ¿Por qué ahora mismo?
Expectante, regresé la misma mirada penetrante y sin temor a mi compañero de asiento, aún cuando sus ojos estaban quemándome por dentro y emanaba ese cosquilleo desde mi interior. No se inmutó, y tampoco desvió sus ojos de los míos, en lugar de eso los mantuvo aún mas quietos, oscurecidos. Tuve la sensación que algo perverso estaba pasando por su cabeza, y el simple pensamiento me produjo un escalofrío por la columna vertebral.
Sin aviso, una sonrisa matadora brotó de sus labios mientras se recostaba con calma y tranquilidad sobre el asiento de piel. Fue cuando me di cuenta que tenía la boca abierta.
- No se ve nada mal.- dijo.- Creo que algunas cosas si cambiaron desde que me fui, o quizá no.-
Y me cayó todo como balde de agua fría.
¿Hizo todo eso a propósito?.
Me estuvo matando de nerviosismo y descontrol durante casi minuto y medio solamente por que conocía lo que provocaba en mi. Le acabo de confirmar que sigo igual de estúpida por él y que nada de lo que había antes ha cambiado.
Excelente Juliette, lo estas haciendo estupendamente.
Mientras la rabia crecía desde lo mas profundo de mis entrañas, me limité a cruzar los brazos sobre mi pecho y no volver a dirigir palabra o mirada con el desconocido que estaba sentado junto a mi. De repente la ventana era tan interesante en esos momentos que no pude evitar observarla durante todo el recorrido.
¿Desde cuando Aiden se había vuelto tan descarado? Por lo menos el de 15 años tendría compasión de mi y evitaría lo más posible cualquier tipo de reacción que me provocara una convulsión de mariposas. Igualmente, se supone que ya nada había entre nosotros dos, o al menos por mi parte se supone que ya no quedaba ningún sentimiento por Aiden.