La Dama Celestial: Cuando el alma encuentra a su otra mitad

Prólogo

El amor no es solo un concepto abstracto ni algo que pueda definirse con palabras simples. Todos, de alguna manera, lo buscamos: esa persona que nos hace sentir completos. Pero, ¿qué pasa cuando conocemos a alguien que no solo nos entiende, sino que parece ser nuestro reflejo en el alma? ¿Y si ese amor, en lugar de ser una simple coincidencia, formara parte de un plan más grande, que nos conecta con algo mucho más profundo que nosotros mismos?

Muchos piensan que encontrar a alguien tan similar puede ser aburrido, pero yo creo que es todo lo contrario. Lo he visto en algunos: esa conexión única entre dos almas, de dos personas que piensan, sienten y sueñan de la misma manera.

Las parejas no siempre fracasan por falta de amor, sino por no saber cómo ser lo que el otro necesita. Hay que ser sinceros: las diferencias nos enfrentan, nos separan. Pueden generar conflictos, incomodidad y esa constante sensación de no estar realmente conectados. Pero cuando encontramos a alguien que camina por la vida con valores similares a los nuestros, se construye una relación en armonía.

Y entonces llega el amor. No un amor superficial o pasajero, sino uno profundo, real, un amor con propósito. No se trata de caricias vacías ni de seguir modas o tendencias, como el "poli amor" que hoy se ve por todas partes. El verdadero amor es el que nos transforma desde adentro.

Un beso dado con el corazón es diferente e incomparable a uno dado sin amor (de esos que por ejemplo suelen dar varios jóvenes, que viven vidas mundanas, en lugares como por ejemplo boliches bailables o cuando se lo da a cualquier persona que no se siente amor). En el primer caso, el corazón se acelera, se siente un amor profundo y verdadero que literalmente pone en las nubes a la mente de quienes se besan; mientras que en el segundo caso, simplemente no se siente nada y hasta queda una sensación de vacío en aquellas personas que se lo dieron.

Por eso, el verdadero amor, ese que crece desde la fe y el respeto mutuo, que no ve a las personas como objetos, es el que perdura. Es el que se construye día tras día, en los pequeños momentos y en las grandes decisiones. Es un amor que tiene a Dios en su centro, un amor capaz de sanar las heridas del alma y de transformar una vida vacía en una llena de significado.

Justamente, el verdadero amor de pareja es aquel en el que no se sienten vacíos, sino más bien un amor que te hace sentir pleno y lleno cada día, a pesar de las dificultades que puedan presentarse. Un motivo para amanecer cada día con una sonrisa, en medio de un mundo que por momentos puede ser hostil.

Así comienza nuestra historia. Porque no es solo la historia de dos personas que se encuentran. Es la historia de cómo el verdadero amor, el amor divino, se entrelaza con la vida de cada uno de nosotros.




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