Camila
Conozco a mi mejor amiga como conozco mi casa y cada género literario. Sé que maúlla cuando duerme porque su conexión con los gatos es algo más allá de lo normal y todo comenzó cuando encontró a Maurice, su primer gato. Es una lástima que muriera dos semanas después, todos convencimos a Alma de que Maurice murió de exceso de felicidad proporcionada por ella (cosa que tiene más o menos que ver con la realidad). Sé demasiadas cosas sobre Alma.
Pero ahora estoy en ascuas porque no sé qué significa aparecerse en mi apartamento a las..., miro mi reloj en la pared y son ¡Las tres de la mañana! Alguien ha tenido que haber muerto, pero el código para eso es una llamada y a juzgar por el rostro sonriente de Alma descarto lo de la tragedia y sigo retozando en el valle de la incertidumbre.
La dejo pasar y me amarro los cordones del buzo, parece la dieta del limón que me propuse hacer está haciéndome efectos porque este buzo no se deslizaba por mi cintura antes o el elástico ya está dando las ultimas (me da más ilusión la primera opción). No quiero comprar más buzos, es mucho dinero y no quiero gastar, tal vez convenza a mi hermano para que me regale. Pero ahora debo prestarle atención a mi amiga quien me mira sonriente y al mismo tiempo, tenebrosa.
—Alma, deja de verte como una loca psicópata sonriente y dime la razón de estar parada en la puerta de mi casa con semejante vendaval afuera.
Y la sonrisa del rostro de mi mejor amiga solo se ensancha y alza su mano izquierda, dejándola suspendida en el aire; no capté el mensaje hasta que comenzó a mover sus dedos y un brillo procedente del dedo anular llamó mi atención. Coloqué las manos en los bolsillos de mi abrigo por el frio y caminé con rapidez hasta los dedos de mi amiga para tomar su brillante mano y observar el anillo con una gran piedra blanca en el centro.
No podía ser posible, debía ser una buena broma.
—¿Te vas a casar? — Quiero pensar que no es dolor lo que siento, solo asombro de que Armando lo propusiera.
Él prometió no casarse nunca. Ahora duele saber que esa promesa se refiere a que jamás se casaría conmigo, pero parece que con Alma sí. Solo han tenido dos años de relación, conmigo tuvo casi cinco y a duras penas me presentó con sus padres. No, no debo molestarle, ¿verdad?
—¡Sí! ¡Me lo acaba de proponer en una velada a la luz de las velas! — Alma parece drogada. Está dando vueltas por toda mi sala como si fuera una pequeña princesa que ha encontrado a su príncipe azul.
Que era mi príncipe azul hace apenas tres años, cuán rápido e implacable es el tiempo. Ya se va a casar y con mi mejor amiga. Como una ex normal y toxica, como la de mis libros; debería tener a mi mejor amiga para echarme a llorar sobre su hombro por todo el tiempo que invertí en el desgraciado. En cambio, Debo actuar como una amiga, es mi mejor amiga, Alma es mi mejor amiga y ahora prometida de mi ex. No puedo echarme a llorar, solo actuar como una mejor amiga que no tuvo nada que ver con su ahora prometido. No es tan difícil, lo he hecho por años. ¿Por qué se me hace tan difícil y ajeno ahora? No puedo sentirme celosa, se supone que ya había pasado por esta etapa; es más, ni siquiera hubo una etapa. Es como si todos esos sentimientos de ardor, furia, y confusión se han colado en mi mente, es como tener la regla en mi cerebro. Me desgarra y es impredecible con mis sentimientos.
—¿Estás segura de esto, Alma? —Pregunté, tratando de no seguir sonando dolida por la noticia por lo que añadí una pequeña sonrisa cuando ella detuvo sus vueltas — Eres un poco volátil, ¿segura no te vas arrepentir?
Ahora no sonaba dolida, esa fue una declaración de esperanza. ¿Por qué? No es como si yo quisiera a Armando de vuelta, no puedo tener esos pensamientos sobre mi ex que es ahora prometido de mi mejor amiga. ¿Por qué duele tanto? Ahora mi pecho se siente apretado, como si estuviera por resfriarme.
Alma busca mi mirada y consigue una falsa mirada de alegría, jamás me había costado tanto sonreír ni ser cálida. Solo quiero un cojín, un pote de helado, el buzo negro de tristeza, y las películas de Bridget Jones para echarme a llorar con dignidad. ¿Sería grosero decirle a mi mejor amiga que no me siento bien para escucharla hablar sobre lo viento en popa que va su vida con mi ex? Probablemente y haría a Alma sentir incomoda e insegura acerca de todo y daría a saber algo que yo ni siquiera sabía; tal vez, nunca superé a Armando.
Entonces, mientras yo me debatía, Alma soltó la declaración de su vida:
—Jamás había estado tan segura e ilusionada por algo en mi vida. Contaría los segundos si fuera buena en la concentración, Cami, ¡voy a casarme con el amor de mi vida! —Responde con una sonrisa y semblante segura. Ahora siento que una piedra muy grande ha caído en el tabique de mi nariz y me ha afectado en la realidad porque ahora estoy sorbiendo. Y Alma se acerca a mí, preocupada o culpable más bien— ¿Cami, estás bien? ¿Fuimos muy rápidos para ti?
Negué con rapidez. Alma es una chica que cree mucho en las auras de sentimientos y esas basuras, según ella, con un toque en el nervio correcto del brazo puedes sentir toda la energía que perturba a una persona y con uno en la frente, puedes saber cuántas vidas tuvo. Alma es algo extraña, pero es muy creyente de la mala vibra por los sentimientos incorrectos y mis sentimientos podrían serlo. Debería ver a la amiga de ella que se dedica a esto como profesión cuando amanezca porque necesito alinear mis auras antes de cometer una locura o pensar locuras.
Para hacer sentir mejor a Alma decidí que lo mejor era abrazarla, a ella le encantan los abrazos largos, calientes y apretados, mejor conocidos por los adictos a las cursilerías como abrazos de oso, eso la calmó y como parte del ritual, peiné un poco su cabello.
—Estoy feliz por ti, Alma, te mereces toda la felicidad y si Armando es el indicado para dártela; yo voy a estar en primera fila para verlo hacerlo— Dolió decirlo, pero esas son las palabras que Alma quería escuchar y como su mejor amiga es mi deber decirlas.