La dama de sangre

1. 13 de Agosto

1-‘13 de Agosto’

 

Lilith

Cuando la adrenalina se apodera de tu cuerpo en una situación de vida o muerte solo piensas en sobrevivir, corres por tu vida como yo lo estoy haciendo en estos momentos, corro del fuego que incendia mi casa pero estoy comenzando a perder las esperanzas de salir de aquí viva, todas las salidas están bloqueadas tanto ventanas como puertas,  no tengo la menor oportunidad de salir.

No, no puedo morir aquí, vamos piensa. Mi cerebro trabaja a toda velocidad hasta que se  le ocurre una idea.

Subo corriendo los escalones que están  estables ya que gracias al fuego hay  varios que se están incinerados e inestables. Termino de subir las escasas escaleras y abro la primera puerta de la derecha ya que es lo más cercano hay.

La imagen me deja en shock, dos cuerpos completamente incinerados en la cama de mis padres. Pero esto es imposible, un cuerpo no se puede incinerar en 30 minutos, es imposible.

Un fragmento de escombro que cae detrás mío me hace reaccionar, si no salgo de aquí terminare igual.

Me apresuro a abrir la ventana, me siento en el marco, inhalo profundo y doy un salto.

Unos arbustos amortiguan mi caída, logro levantarme y comienzo a caminar por la fría acera -correría pero no tengo la suficiente energía  para hacerlo- un poco más aliviada.

Después de varios pasos la adrenalina empieza a desaparecer y comienzo a sentir un gran dolor en toda la espalda, mi cuerpo pesa y caigo de rodillas en la acera, intento levantarme otra vez. Doy un par de pasos antes de volverá caer al suelo, no puedo caminar más, mi cuerpo cae al suelo y mis ojos pesan, lentamente comienzo a cerrarlos.

-¡Lilith!- escucho el grito de una voz familiar –Vamos quédate conmigo, vamos nena quédate conmigo- dice la voz agitada de Damian  agarrando mi débil cuerpo entre sus brazos –La ambulancia y los bomberos ya vienen en camino, todo va a estar, vas a estar bien- dice un poco angustiado.

Intento mantenerme despierta pero se me imposible estarlo, no siento el cuerpo y mis ojos pesan.

-¡Hey! no cierres los ojos- dice dando golpecitos en mi mejilla –No, no, no, no los cierres, quédate con migo, por favor- pero no pude aguantar más, los termine cerrándolos.

Damian

Un paramédico se me acerca y me quita a Lilith de los brazos, en seguida la pone en una camilla y la comienza a dirigirse a la ambulancia.

Busco a mi madre con la mirada, ella está hablando con  un oficial de policía, posiblemente le esté dando su declaración de lo sucedido.

Al llegar a la ambulancia el paramédico sube la camilla con cuidado y instantáneamente otro paramédico comienza a conectar cosas al cuerpo de Lilith.

Uno de ellos me hace una seña para que suba, subo al vehículo y agarro  la mano de ella, aun esta tibia.

Estará bien.

Eso espero.

Me parece una eternidad el trayecto hacia el hospital, cuando llegamos rápidamente los paramédicos bajan a  Lilith  y comienzan a llevarla al interior. Unas enfermeras toman la camilla y yo voy detrás de ellas.

-¡Quiero una cama  en la unidad de quemados, el residente de turno y el doctor de turno!- grita una enfermera hacia un grupo de residentes mientras sigue la camilla -¡AHORA!

Los residentes se estremecen  y comienzan a moverse a toda velocidad.

Esa mujer da miedo.

Las enfermeras y los médicos entran por una puerta con dos ventanas grandes de cristal, intento atravesarla pero la enfermera que dio las órdenes me impidió pasar.

-No puedes pasar- me detiene con una voz suave y calmada –Sé que estas preocupado por ella, pero en estos momentos tienes que estar calmado y darme toda la información que sepas de ella para poder darle la mejor atención.

Asiento lentamente, la enfermera me toma suavemente de los hombros y me dirigió a una silla.

-¿Cómo te llamas?- pregunta, su voz es suave y calmada, me daba cierta tranquilidad escucharla.

-Damian.

-Bueno Damian, yo soy Paola- hace una pequeña pausa antes de hacer su primera pregunta -¿La sangre que está en tus manos es tuya?

Miro mis manos y efectivamente estaban manchadas, no me había dado cuenta seguramente era de Lilith.

-No…

-¿Estas herido?

-No…

Lilith

Abro lentamente  los ojos y una luz blanca hace que los vuelva a cerrar con fuerza, giro mi cabeza a los lados y hay varios aparatos de hospital conectados a mí, intento moverme pero un corrientazo pasa por mi espalda el cual hace que suelte un quejido de dolor.

Desde la camilla puedo ver que el pasillo está solo, me levanto lentamente  de la camilla soportando el dolor de mi cuerpo, comienzo a desconectar los cables de mi cuerpo hasta que uno comienza a hacer  un sonido alarmante. Me levanto de golpe de la camilla ignorando el dolor que atraviesan por mi espalda.

Agarro los cables de los tomacorrientes y los desconecto, estos al instante dejan de hacer ruido.

Suspiro aliviada.

Entro al baño y me miro al espejo, Me cabello ondulado de color castaño el cual suele ser rebelde,  en este caso parece que nunca lo hubiera peinado, mis ojos de color ámbar se veían agotados y mi piel oscura llena de varios rasguños. Y ni hablar del ardor casi insoportable de mi espalda.

Conclusión: das asco.

Me doy la vuelta y dejo caer la bata que me cubre el cuerpo. Observo mi espalda y veo una quemadura supongo yo que de tercer grado

Saco la punta de una  garra de mi dedo índice y hago un pequeño corte en la palma de la otra mano, mi palma comienza a sangrar y la pongo en la mitad de la espalda, siento un hormigueo por la zona y sé que esta sanando lentamente. Agradezco al cielo no ser humana.




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