Después de contarles a las chicas lo que me sucedió, no podía concentrarme en las clases, ahora estamos en la biblioteca, teníamos que buscar cierta información para completar el trabajo.
-¡Ándele! Don Tomás, déjenos sacar los libros…
- No niñas, ya saben el reglamento, trae la tarjetita si no, no hay libro de salida…
- por fis Don Tomás, ya sabe que nosotros somos responsables siempre entregamos a tiempo…- le suplicábamos al bibliotecario, ya que ninguna de las tres había traído sus tarjeta de la biblioteca, y sin ella no podíamos solicitar el libro, era una de las reglas y la sabíamos, no nos quedaba de otra que buscar la ayuda de los chicos…
- ni modo, chicas, ¿Qué haremos a hora?, ya tenemos que regresar al salón y yo no me puedo quedar- dijo Leonor- iré de compras con mamá, y tú Elena- pregunta
- Pues yo, solo un ratito, porque tengo que ir al rancho de los abuelos- ambas me miraron
- okey, yo me quedo, busco la información y saco las copias, pero mañana nos reunimos para terminar el proyecto, así que pidan permiso para quedarse a dormir en casa…
- ¡Ay!, Iris, no podemos ir a casa de Leonor, es que mira con lo que nos contaste la verdad tengo miedo…
- Vamos Elena, no creo que vuelva suceder, además ahora ya estarán ustedes conmigo…
- Bueno pero tenemos que terminar, porque ni loca me quedo a dormir en tu casa- bromeo Leonor, no sé porque la chicas decían tener miedo, si siempre que tenemos un trabajo lo hacíamos lo fin de semana y nos quedábamos a dormir en la casa donde nos reuníamos, no era algo nuevo, bueno generalmente era en la casa de Leonor o en la mía ya que Elena tenia hermanos mayores y nuestro padres casi o nunca nos dejaban dormir en su casa.
Regresamos a tomar la última clase, al finalizar me dirigí de nuevo a la biblioteca, que se encontraba en el edificio de frente al nuestro subiendo las escaleras a mano derecha, subiendo el último escalón choque con un compañero que salía corriendo…
-¡Hola!, pecosa…- era el Idiota de Sergio, se creía todo un galán y siempre me molestaba.
- ¡Hola!, Gandalla- le respondí el saludo
- Ja,jajaja, ya quisieras pecosa…y ahora tu sequito de Barbies no te acompaña- claro que se diría así a mis amigas, ya que decía que eran bonitas pero seca del cerebro, cosa que era mentira ya que tanto Leonor y Elena eran muy guapas pero inteligentes, por eso mantenía el mejor promedio de la escuela, y la mayoría de los compañeros se peleaban para formar equipo de trabaja con nosotras.
- Sergio, apúrate, o te dejamos - grito Beto desde el piso 1
- Adiós mocosa pecosa- me dijo llevando su mano a mi mejilla para estirarme los cachetes…
- adiós Idiota, ojalá te aparezca el Ixtabay o la Dama- le grite, porque ya había corrido bajando las escaleras rápidamente….
-Na, esas, me hacen los mandados- me respondió- ambas están guapísimas…no como tu pecosa.
Baboso, dije en voz off, ya quisiera ver cómo te enfrentarías a esos seres…
-¿Quién?- pregunto el bibliotecario
- ¡Ay! Don tomas me asustó- dije soltando un suspiro muy grande
- Perdón mi hija, no quise, pero escuche una discusión aquí en el pasillo
- si era el tonto del Sergio, como siempre
- Pero escuche que le dijiste que se te aparezca el Ixtabay o la Dama, no debes jugar con eso, mi hija, eso son seres que no te gustaría encontrarte y más en estos tiempos que se acercan las ánimas (espíritus y alma de los difuntos, que por creencia cultura una vez al año vienen de visita al mundo de los vivos).
- No mediga que usted también cree en esos cuentos y leyendas urbanas...
- Hija- me dice don Thomàs, llevandose las manos atrás de su cabeza- en este mundo hay cosas que suceden por algo y si este rumbo se convierte en cuento o leyenda es por que hay algo de verdad en esas historia...a esto hay que tener cierto respeto...
- Entonces usted ha tenido alguna experiencia con fantasmas o desaparecidos- le dije en tono de burla, en mi interior un miedo se apodero de mì, pero yo necesitaba pruebas, lo que me paso en la madrugada quizàs fue el fruto de mi imaginación y cansanción...pero las palabras de don thomas diciendome que No juegue con eso, retumbaba en mi cabeza, a lo que mis oidos llego una rafaga de viento frito y creì escuchar un susurro diciendome "pronto lo creeras"