El sábado alrededor de las 6:00 pm, las chicas llegaban a mi casa...
- ¡Iris!, te buscan las chicas- grito mi hermana al abrir la puerta, según ellas no se quedarían a dormir, pero habían llegado con dos horas de retraso, así que teníamos dos opciones avanzar lo más que pudiéramos y terminar antes que cayera la noche para que se pudieran ir a casa, o quedarse a dormir, como siempre lo hacíamos cada que se acercaba los exámenes y "estudiamos toda la noche”, aunque en realidad era un pretexto porque nos hacíamos pato y nos quedábamos viendo series o películas.
- Entonces que hacemos primero- dije aun con las manos metidas en mis bolsillos de mi short.
- ¡Que te parece, si primero comemos algo! - exclamo Elena - ¡vengo muerta de hambre!
- ¡Santo Dios!, Elena, si sigues así engordarás- se burló Leonor - ¡Acaso tu abuela no te dio de comer!…
Todas nos dirigimos a la cocina, y como prácticamente mi madre había adoptado a las chicas como otras hijas más, conocían perfectamente el orden de las cosas…
- Mamá dejo estofado- dije, viendo cómo se apoderaban de la nevera….
- ¡Sí!, dame - dijo tomando Leonor un plato de la alacena…
- ¡Mírala la que me regañaba!, y ahora hasta pide- comentó Elena cruzándose de brazos en señal de protesta.
- Dirás lo que quieras, pero es que este estofado vale la pena engordar unos kilitos.
Terminando de comer, ahora si a trabajar, nos dividimos las tareas y comenzamos nuestro proyecto escolar…
Minutos después…(el teléfono sonó)
- ¡Hola!, Bueno, diga…un momento por favor - contestó Elena, ya que era la que se encontraba cerca del teléfono- ¡Elsa, Te llaman! - gritó, y mi hermana bajo de la habitación, y tomo el teléfono de las manos de Elena…
- ¡Hola!, okey, si entiendo, en 20 minutos estoy- dijo terminando la llamada
-¡Iris!- me llamo mi hermana, y en el momento vi que se dirigía al perchero, tomaba su bolso y sus llaves.- Tendrás que quedarte solas con las chicas, cierra la puerta y no le abras a nadie…¡A nadie!- replicó- Tratare de regresar lo más pronto posible.
-¡wow!, Espera ¿a dónde vas?- cuando vi que tomo su bolsa y su chamarra…
- ¡Mira flaca!, me hablaron del trabajo, tengo que suplir a Mónica, se le presentó una emergencia…
- Elsa, espera… eso significa que trabajas en el horario nocturno…
- Así es…ya sabes…que esto sucede de vez en cuando…es compañerismo
- Entonces, nos dejas solas, recuerda que papá y mamá se fueron a ver a la abuela
- Bueno sola no estás, aquí están las chicas, por eso cierra bien y no le abras a nadie…
- Elsa, las chicas se irán en un rato…
- ¿Acaso tienes miedo?
- No, pero las chicas si…- no podía decirle a mi hermana lo que me había sucedido días atrás.
- Bueno, estarán bien, al rato regreso, si te preguntan coméntales que tuve que ir a la tienda y que no tardaré.- y Elsa, salió de la casa.
Y ahora, como les digo a las miedosas de mis amigas, que estamos totalmente solas…
Horas después, las chicas aún no notaban que Elsa había salido, miré el reloj ya pronto marcaría la media noche…
- ¡Chicas!, porque no paramos y vamos a dormir, ya es tarde…- Ambas me miraron, y mostraron su cara de pocos amigos.
– Bueno…yo decía, pero si quieren seguimos…- yo no tenía miedo, pero no quisiera que mis amigas experimentaran lo que vi, ambas siguieron trabajando en el proyecto….
Me dirigí a la cocina, cuando de pronto, sentí que alguien me observaba, por lo que una sensación eléctrica recorrió todo mi cuerpo, las chicas ya habían subido a la habitación, ya estamos agotadas así que decidimos ir a dormir…Al salir de la cocina apague la luz, y entonces escuche un lamento muy quedito y desesperado…como pensé que había escuchado mal me lleve mi dedo índice a los oídos…al tercer escalón de la escalera, el lamento se escuchó otra vez, pero en esta ocasión mis amigas que salían de la habitación también lo oyeron….
- ¡Iriiis!- susurro Leonor- ¡si lo escuchaste verdad!
- ¡Yo! También lo escuché- afirmo Elena, quién temblaba como gelatina, casi al borde del llanto…
- ¡Calma!, no tengan miedo, y guardemos silencio…
Ambas chicas, se reunieron conmigo, y cada una se apoderó de mis brazos, guardamos todo el silencio posible.
De pronto la luz de pasillo se apagó y prendió nuevamente, a lo que las chicas gritaron de miedo y cerraron sus ojos, ambas me abrazaron fuertemente.
- Niñas, me hacen daño, solo fue un apagón- le dije
- Creo que debemos irnos a la habitación-sugirió Leo, a lo que Elena afirmo con la cabeza, íbamos subiendo las escaleras lentamente, cuando de la nada otro lamento se hizo presente, pero esta vez más cerca y más fuerte.
-¡Ayyyyyyyy!, ¡miiiiis hijoooooooos!- se escuchó el largo lamento….que nos hizo enchinar la piel.