Yuia.
Ese era mi nombre.
O...al menos...era lo único que podía asegurar...creo.
Hace años que dejé de ser yo, que dejé de ser una Na'vi, todo para ser una esclava.
Apenas tenía uso de razón cuando aquello pasó, por eso podría decir que esta es la única forma de vida que conozco.
- ¡Vamos, escoria! - me empujó uno de los tripulantes dentro de la que era mi habitación.
Si, tripulantes... Vivía en un barco de Na'vis piratas, desertores de un clan lejano y muy poco conocido de las montañas, separados de los suyos por ideales diferentes que solo perjudicaban a su comunidad. Por lo que escuché, fueron desterrados de su clan. Al principio eran pocos, pero fueron reclutando Na'vis que fueron encontrando en su camino.
Nuestro trabajo solo se basaba en saquear clanes y pequeños poblados.
Y ahí es donde entro yo: me secuestraron cuando tenía unos cinco años aproximadamente... Pero eso es una historia aparte.
- Mañana vendré a por ti a primera hora, te toca limpiar la cubierta - escupió aquel Na'vi antes de irse.
Yo me quedé callada, como siempre acostumbraba a hacer.
Mi "habitación" era, básicamente, una celda muy pequeña, con un colchón roto en el suelo, una sábana mugrienta y un váter... Nada mas. A pesar de todo, me encantaba estar ahí encerrada, pues era mi momento de paz y tranquilidad, un momento en el que solo estaba yo y mis pensamientos.
Me hice una bola en mi "cama" y me cubrí con aquella manta. Estuve pensando y meditando hasta que caí completamente dormida.
*****
- ¡Arriba, mocosa! - gritaron a la vez que abrían mi puerta con total brusquedad haciendo que el metal chirriara estrepitosamente.
Asustada me desperté y me puse en pie. Me agarró del brazo y tiró de mi para acompañarle. Una vez en cubierta, me lanzó al suelo y me tiró al lado un pequeño cepillo de mano y un cubo.
Sin decir nada mas, ni por su parte ni por la mia, comencé a limpiar el suelo.
Podría quejarme o revelarme, pero eso sería mi muerte inmediata... aunque no me importaba morir, me había acostumbrado tanto a eso que simplemente fluía con lo que sucedía a mi alrededor. Probablemente algún día, sea el último.
Mientras limpiaba, a las horas, pude escuchar una conversación con la cual llegué a una conclusión: hoy habría un ataque, un saqueo.
Aquello me ponía increiblemente nerviosa, odiaba los saqueos más que nada en ese barco.
Las horas pasaron, me dieron mi comida: las sobras de la tripulación, y me devolvieron a mi celda cuando la noche empezó a caer.
- Cuando comencemos, volveremos a por ti - habló antes de irse.
No entendía cuál era la razón de sacarme en los saqueos... ¿era para que viera lo que sucedía? ¿Para darme miedo? No creo...pero nunca entenderé el motivo.
Me ataron las muñecas con cuerdas y estas a otra cuerda que llevaba uno de ellos, para que no me escapara.
- ¿Que pueblo es esta vez, mi capitán? - preguntó.
Hubo una pausa por parte del nombrado.
- El Arrecife de los Metkayina.
¿Arrecife? ¿Acaso es un clan de Na'vis marinos?
Mi cuerpo comenzó a temblar.
Mi corazón a golpear con fuerza.
Me faltaba el aire.
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Hasta aquí el capítulo de hoy.
¡Nueva historia!
Espero que os guste esta nueva aventura. Es mi primer fanfic de Avatar y el mundo de Pandora.
Esta está basada en la segunda película de Avatar: El camino del agua.
¡Espero que os guste!
Muchas gracias.
Hasta pronto❤