Danza dulce rey de hierro, danza en el ojo de la tormenta y que los vientos violentos de esta no te detengan, sigue danzando en el amor de las olas y canta los sonetos de los vendavales, se el viento helado del norte y que en tus pasos la tierra tiemble en el calor del sur, que eres el huracán que se desata en corazones inocentes del pacifico. Rey de hierro danza en la cúspide del cielo, donde las nubes no cubran tu hermosa visión, enséñale al sol tu brillo y la majestuosidad de tu sonrisa.
La muerte nos espera a todos con una sonrisa y un abrazo amigable, pero que eso no detenga vuestra danza, que con las fuerzas del semental es hora de alzar el vuelo del ángel y que caigan los demonios de su mirar. Demos inicios al tifón de emociones contrarias, que nacen en un corazón necio y así tu baile será visto por los dioses de las estrellas. Demuestra la fragilidad del acero que compone tus ojos que no quieren llorar, quiebra tus labios de hierro y grita al cielo, que el silencio sea callado con el dolor de tu alma, sigue el baile en las piezas del rencor y que sea la orqueta la que determine el final de tu danza.
Siga su danza que el ángel de la muerte viene por usted. Danza el rey en las abrazaderas de la vida, mientras que su cuello está condenado por la espada candente. Que las llamas de un volcán incandescente no detengan su sendero, que nadie ciegue su mirar, es hora de bailar y en las emociones de las musas se encuentre el dolor de sus pesados pies.
Danza el rey en el huracán de su vida, danza el rey, danza el rey. Muere el Rey en la danza de los demonios soberbios, pero sigue danzando en su propio ego.
Kayn Skogr