La debilidad del Arcángel (bilogía Arcángel - Libro I)

Capítulo 34: Sombras del Pasado

El sol estaba comenzando a ponerse, tiñendo el cielo de una paleta de colores cálidos, pero Azrael no podía disfrutar de la belleza del paisaje. Su mente estaba llena de turbulencias, pensamientos dispersos que se chocaban entre sí, creando una tormenta de dudas. Isabella había notado algo en él, un cambio sutil, una frialdad que no había estado presente antes. Aunque no le había dicho nada directamente, él sentía sus ojos sobre él en cada momento, preguntándose qué ocurriría si descubría la verdad.

¿Qué pasaría si Isabella supiera la verdad? pensó Azrael, su mirada fija en el horizonte. Sabía que la misión de juzgar a la humanidad no era algo que podía compartir con ella, no de la manera en que deseaba. Pero al mismo tiempo, cada conversación con ella parecía deshacer un poco más la distancia que él había intentado crear. Había algo en su naturaleza, algo que no podía explicar, que le atraía con una fuerza que nunca había sentido por otro ser humano.

Su mente divagó hacia Sophie, hacia ese vínculo que compartieron en el pasado. Había sido una conexión profunda, pero todo había cambiado. Sophie ya no estaba en su vida, pero su recuerdo seguía pesando en su alma. Al principio, pensó que su pasado con ella lo haría más fuerte, más preparado para lo que debía hacer en la Tierra, pero ahora se preguntaba si todo eso solo lo había distraído de su verdadera misión.

Fue entonces cuando una sombra se cruzó frente a él, interrumpiendo sus pensamientos. Era Elías, quien lo observaba con una mirada cargada de sabiduría y comprensión.

—Tienes una batalla interna, ¿verdad? —dijo Elías, como si lo hubiera leído en su rostro.

Azrael lo miró, sin decir nada al principio. ¿Cómo podía explicarle lo que sentía? No solo estaba luchando contra sus propios deseos y recuerdos, sino también contra la creciente atracción que sentía por Isabella. No podía permitir que eso lo debilitara, pero cada vez le era más difícil.

—Elías, ¿alguna vez has sentido que tus emociones pueden nublar lo que debes hacer? —preguntó Azrael, finalmente.

Elías asintió lentamente, como si comprendiera perfectamente lo que Azrael estaba viviendo.

—Es natural —respondió Elías—. Incluso para nosotros, los ángeles, la conexión con los humanos es algo que desafía todo lo que hemos aprendido. Pero no todos los vínculos debilitan. Algunos, como los que creas con quienes amas, te ayudan a encontrar la claridad en medio del caos.

Azrael se sintió atraído por las palabras de Elías, pero aún no estaba listo para aceptarlas por completo. En su corazón, algo le decía que su misión no debía ser opacada por esos sentimientos. “¿Y si mi amor por Isabella destruye todo lo que se supone que debo hacer?” pensó, pero la duda persistía.

—Elías, necesito entender cuál es mi propósito aquí. Todo lo que he creído siempre está siendo puesto a prueba. La misión, el juicio... todo lo que se me ha enseñado. —Azrael apretó los puños, como si con eso pudiera aliviar la presión en su pecho. —No sé si estoy listo para seguir adelante.

Elías lo miró con una mezcla de simpatía y comprensión, luego dio un paso atrás, dejando que Azrael tuviera su espacio para reflexionar.

—Entiendo lo que sientes. —Elías suspiró, mirándose las manos. —Nadie tiene todas las respuestas, Azrael. Pero recuerda, el amor no es solo una debilidad. A veces, es lo que te da la fuerza para tomar decisiones difíciles.

En ese momento, algo cambió en Azrael. "Tal vez Elías tiene razón. Tal vez mi relación con Isabella no sea una debilidad, sino una fortaleza. Algo que me ayudará a comprender a la humanidad y lo que realmente debo hacer." Pero la verdad seguía siendo esquiva, y el miedo a perder su misión seguía acechando.

—¿Dónde está Isabella? —preguntó de repente Azrael, cambiando de tema, aunque con un tono que no pudo disimular.

—Está cerca. —Elías sonrió, sabiendo lo que Azrael estaba pensando. —Pero no es solo ella lo que te preocupa, ¿verdad?

Azrael lo miró, sorprendido, pero Elías ya se había alejado, dejando que Azrael procesara sus palabras. En su corazón, una inquietud crecía. Algo le decía que los próximos días serían cruciales, tanto para su misión como para su relación con Isabella.

Al día siguiente, mientras Azrael se acercaba a la ciudad donde Isabella vivía, su mente estaba llena de pensamientos contradictorios. En el fondo, sabía que su misión debía cumplirse, pero también sabía que su conexión con Isabella lo estaba cambiando, y eso lo aterraba. Había algo más en ella, algo que desafiaba su existencia como arcángel. ¿Sería ella el obstáculo o la clave para que él comprendiera la humanidad?




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