Cathia antes de ir a dormir ordenó lo que estaba fuera de su lugar y limpio la mesa para poder dejar la casa limpia como ella acostumbraba, no olvido cargar el lava bajillas y mandar a los niños a ducharse y después a dormir.
Cuando pensó que todo estaba limpio, ordenado y perfectas condiciones como a ella le gustaba, se preparó una taza de café y tomo su ordenador para poder revisar todo lo que requeriría para ese empleo como cocinera en la cafetería.
Tenía un poco de menos ánimos que en la mañana, cuando solo revisaba que opción era a adecuada para poder postularse, pero era muy entendible al ver todas las actividades que había realizado en lo largo del día.
Comparo los documentos que requerían con los documentos que ella tenía y se sintió aliviada de contar con casi todo, lo único que le faltaba era esa carta de recomendación que Marian había dicho que enviaría, por lo cual decidió abrir su correo electrónico y fue justo en ese momento que recordó que le había prometido a su amiga llamarla para pedirle su opinión del empleo al que se postularía, y claro la opciones que le había dicho le enviaría junto con la carta de recomendación, así que tomo su teléfono para realizar esa llamada mientras revisaba en su bandeja de entrada algún correo con su remitente. Y ahí estaba con el asunto marcado como “Carta de recomendación”, al abrirlo estaba ahí su último documento requerido y nada más.
Cathia ya estaba más aliviada de poder tener todos los documentos en orden para poder ir a la cafetería y conseguir ese empleo que, además de querer, necesitaba ella y Manuel, como familia. Reviso que los datos estuvieran en orden y su sonrisa se enancho y hasta una pequeña risa escapo de sus labios; Marian había exagerado las habilidades de su amiga y estaba vanagloriando de más para el puesto que requeriría, y si realmente Cathia sabía hacer todo lo que ahí decía, estaría sobre calificada para ser una simple cocinera y hasta podría pedir empleo de sub chef en un restaurant con mucha mayor categoría que esa simple cafetería.
Pero así era su amiga que trataba de hacer siempre hago mejor de lo que había pedido, y justo por eso reviso el resto de correo y solo estaba esa carta de recomendación, no encontró esos empleos que dijo que le enviaría lo cual hizo que a Cathia le entrara un poco la duda de que podría haber ocurrido como para que su amiga no enviara las cosas que había dicho, que aunque bien que lo que había pedido Cathia era la carta de recomendación, Marian había cumplido esa promesa de enviarla, pero ella siempre se esforzaba más por las personas que quería y siempre lo que decía lo cumplía aunque nadie le hubiera pedido más ayuda, ella lo haría, porque así era ella, siempre dando más por sus personas favoritas.
Cathia arrugo el ceño, esa duda comenzó a entrar más hondo en su cabeza, si bien no era la gran cosa que no enviara los empleos que le había dicho para su búsqueda, algo en su corazón dijo que la llamara urgentemente, y así lo hizo, tomo el teléfono y marco ese número que la conectaría con su mejor amiga.
La línea sonaba, uno, dos, tres tonos y Marian no respondía, a Cathia se le instalo un nudo en la garganta, sabía que algo andaba mal.
Volvió a llamar y por fin el segundo tono escucho a su amiga.
-Hola?.- Respondió Marian con un tono de voz triste que enseguida alarmo a Cathia.
-¿Qué pasa? ¿Porque no contestas? ¿Qué te pasó?.- Cathia pregunto alarmada
Escucho un suspiro del otro lado de la línea y que una puerta se cerraba.
-Termine con Marcus.- Marian se echó a llorar en un volumen muy bajo que solo provoco más dudas en Cathia.
Marcus y Marian llevaban tres años de relación, pero con el cambio de residencia de Marian desde principios del año habían tenido constantes conflictos.
-¿pero qué paso? ¿Él está ahí? ¿Dónde estás? voy a verte ahorita.- Cathia preguntaba un poco alarmada ya que tenía mucho tiempo que no veía a su amiga en ese tipo de situaciones ni con ese sentimiento.
-Si está aquí, vino a verme para terminar conmigo, Cati tengo que hablar con él te llamo mañana y nos vemos para hablar.- Decía Marian con una voz entrecortada y se escuchaba también enojada.
-Estas segura? Si quieres voy ahorita y llevo galletas.- Cathia aun tenia duda si su amiga se encontraba bien.
-Si está todo bien, de verdad no vengas mañana te llamo.- Marian con cada momento que pasaba se escuchaba solo más y más molesta.
-Por favor solo no hagas una locura Marian, te conozco y estas muy enojada relájate y si necesitas algo me llamas enseguida y voy a verte.- Cathia sabía que Marian con su carácter desenfrenado podría destrozar su apartamento en un arranque de ira pero jamás dañaría a nadie.
-Claro ya estoy mejor, te llamo mañana, te quiero Catita.- Marian colgó sin dejar hablar mucho a su amiga.
Cathia solo quedo con más preguntas que respuestas antes de la llamada, pero ya no quiso insistir en hablar con Marian, necesitaba darle su espacio y que resolviera sus asuntos, como le había dicho hablarían mañana para saber cómo estaba y si necesitara ayuda se la brindaría con mucho gusto.
Cathia preparo los últimos detales para poder comenzar el día siguiente con el pie derecho, no olvido tener sus documentos listos para ir a la cafetería después de que los niños se fueran la escuela y también preparo las mochilas y los uniformes escolares para no tardar más de lo necesario en preparar a los niños, como era costumbre.
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Editado: 18.10.2021